martes, 19 de enero de 2010

¡SOMOS LOS INTELIGENTES DEL CAUCASO!

Vuelvo a aquel tema urticante de “Libre e Independiente” refiriéndome a Armenia. ¿Es acaso un anhelo de un divorcio formal, un suicidio disimulado, una alevosa toma de pelo? Porque… que yo sepa, nadie está en condición de considerarse libre e independiente, menos aún las naciones y las republiquitas. Si Armenia, en verdad, se creyera Libre e Independiente, sus dirigentes estarían sufriendo un severo desgaste cerebral irreparable. Estaría olvidando que desde la diáspora hay millones de ojos dirigidos hacia ellos, esperando a que dejen de errar caminos y lleven, de una vez por todas su política a buen puerto. Armenia no está sola en medio del cosmos con sus apenas un millón de habitantes o tal vez algo más. La diáspora multiplica esa cifra y está en condición de tomar partido en bien de Armenia.
Con todo el respeto que me merecen mis parientes lejanos de la lejana armenia, en la diáspora, nosotros, los huérfanos de la Milenaria Haiastán, hemos aprendido la lección, rendido dolorosos exámenes recorriendo las veredas del mundo. Sabemos cuando alguien nos sonríe, cuánto debemos retribuir en intereses por esa aparente amabilidad. El hecho de haber sido arrojados por el mundo nos resultó una gran enseñanza y todo aquello que hemos experimentado serviría, siendo necesario, como un valioso aporte incondicional para el desarrollo humano de nuestra pequeña y querida Madre Tierra. Armenia, Republiquita, debería pensar dos veces antes de tratar de tomar por sí sola, las riendas de su destino, porque estaría comprometiendo al mismo tiempo la armenidad de la diáspora. Un divorcio con sus parientes occidentales sería prácticamente su ruina y su desaparición como nación en el mapa del mundo. Si Armenia existe y es reconocida internacionalmente es gracias a los hermanos de la diáspora que a su manera se solidarizan con ella ante la opinión mundial.
Me atrevería a decir que Armenia, República Libre e Independiente en la era capitalista no es nada, ni nadie, sin el constante respaldo de los armenios de la otrora Haiastán Milenaria. Lo que no me cuaja es que ese pueblo tan admirado, habiendo conocido en carne propia las virtudes de la era soviética de pronto entra incomprensiblemente en un letargo, en una decadencia moral sin precedente.
Está bien; sabemos que el dinero es el opio de la conciencia, pero no a tal grado de pobreza espiritual…marginando a la población, expulsándola del país o ubicándola entre la espada y la pared. Tampoco me asombraría que los jerarcas presidenciales, autoridades de la pequeña República Armenia estén tramando planes de vender el resto del territorio por treinta monedas de infamia. Nada menos que a sus amados verdugos, porque ocultamente y con discreción, estuvieron rifando parte de Armenia hipotecándola con préstamos leoninos a los norteamericanos.
Cae de maduro que a los Yanky’s, Armenia no les resulta un negocio como lo es Azerbaidjan o Mongolia. También se sobre entiende, que Armenia es rescatable tan sólo por encontrarse a pasos de Rusia. Si los Yanky’s tendrían alguna consideración por Armenia ya estaría cuestionando a Turquía por el genocidio, prometido solemnemente a los armenios de los Estados Unidos durante las elecciones presidenciales. Total, los Yanky’s alcanzaron su propósito, se han establecido en Armenia rozando las narices de Rusia, del mismo modo que en Turquía y sólo se expresan diciendo: “Los armenios y los turcos deben resolver sus propios problemas entre ellos”.
En la política todo vale a favor de la democracia: el cinismo, la traición, el engaño y la hipocresía. Armenia no debería caer en esas redes, debería, de aquí en más, medir cada paso y si es necesario, refugiarse en las diásporas para que las mismas puedan contar con ella, volcar su caudal de experiencias y energía creadora en sus dominios.


16/Junio/2009
-26- Leído 26 de Septiembre 2009
Rupén

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