jueves, 17 de junio de 2010

LA PATRIA DEL ODIO

Querido, Erdogan Efendi.
Comprendo que no eres responsable del genocidio que tus padres y abuelos perpetraron contra la comunidad armenia, acaso, el mayor de todos los genocidios; pero de no reconocer los hechos, tu prestigio cae en la volteada. Si hubieses sido más realista o sea, más humano y hubieras contemplado las razones y el por qué el pueblo armenio de la diáspora se opuso a la colocación del busto de tu héroe nacional en la ciudad de Buenos Aires, comprenderías que eso habría sido una tomada de pelo, un insulto a la moral y a la dignidad de quienes tuvieron que sortear la muerte y esquivar el odio racial con que tu pueblo actuó durante los años 15 al 23 de nuestra era. Tú sabes bien lo ocurrido, porque no creo que seas tan ignorante y tan descuidado de desconocerlo. ¿Te tomas la molestia de condenar a tus aliados sionistas por abordar tu barco enviado con ayuda humanitaria a los palestinos de la franja de Gaza y niegas reconocer los crímenes de lesa humanidad cometidos por tu nación? No por nada, ni tampoco por gusto, los armenios que lograron sobrevivir al genocidio se encuentran diseminados por el mundo. Yo mismo soy nieto de las familias armenias masacradas en Diarbekir. Yo podría perdonarte por representar a quienes fueron nuestros verdugos, tus queridos padres y abuelos; pero con la mano en el corazón, dime cómo olvidar que ambas familias de mis padres fueron degolladas sobre sus terruños ancestrales por tu soldadesca. Dime, ¿qué culpa tengo yo de encontrarme bajo otros cielos, representando otras nacionalidades? ¿Qué tengo que hacer yo fuera de mis raíces si no es culpa de tus mandamases…y encima, y encima te enojas y pateas el cielo eludiendo nuestra existencia, como que fuéramos desubicados? ¿Qué quieres, que nos pongamos de rodillas porque nos traes frescos recuerdos de nuestra aniquilación con tu Kemal, el Mustafá Atatürk? Por fortuna, hemos encontrado hermanos en todas las naciones del mundo que comprendieron nuestro dolor y curaron nuestras heridas, pero dime… ¿qué hago con mis cicatrices empotradas en la memoria? Un millón y medio de mis hermanos fueron ultimados por turcos; turcos, de tu propia familia; un millón y medio de seres humanos… Tus abuelos se equivocaron y temo que tú también estés errando el camino por la particular tozudez de tu origen, cargado de ignorancias y prepotencias hereditarias. No se hace patriotismo asesinando mujeres y niños al igual que tus hermanos sionistas de Israel. Ya ves, incluso y pese a todo te trato como hermano, del mismo modo que mis abuelos trataron a los de tus raíces mongoloides y tátaras, edificaron tu país y les enseñaron cultura a tus “Sultanes”.
Te das cuenta querido hermano; ni el Sagrado Corán pudo humanizarte. Si eres musulmán como afirmas, pues actúa como tal. No entremezcles patria con religión, ni el odio con la razón. El Islam es una doctrina noble y humana. No te ampares tras tus delirios de un negacionismo estúpido. Es un consejo que te doy, y no soy un usurero de sacarte provecho como son tus aliados sionistas.
Este rechazo no es contra ti, Erdogan. No es algo personal. Tampoco es en contra de tu pueblo, es contra la política racista que ejerce tu gobierno. ¡Ah; para que sepas, Armenia y los armenios de la diáspora son partes inseparables; tenlo en cuenta! Si te diriges a Armenia, somos millones en responder por ella. Cuánto más te armes de sobriedad, más piedras hallarás por tu camino.
Te aconsejaría, por tu bien y el de tu nación, que des el ejemplo y abras tu corazón. Ya es hora de reconocer el genocidio y con ello Turquía renacerá de nuevo como todos queremos, porque aunque te parezca mentira, nosotros, los armenios, la amamos más allá de cómo se llame, porque la quisimos desde mucho antes que fuese invadida por tus parientes. Acuérdate, Erdogan, nosotros somos originarios del Paraíso Terrenal señalado en la Biblia. ¡Somos Haiastán! y ustedes no son más que ladrones de glorias ajenas que aparecieron en nuestra casa como langostas barridas por una escoba, al igual que tus parientes sionistas europeos con el cuento de La Tierra Prometida y el visto bueno del Mundo Capitalista, así llamado Civilizado, que se adueñan de Palestina.
Humildemente,

Rupén Berberian
12 de junio de 2010

MADRE TIERRA

Han transcurrido cien años de exilio pidiendo justicia para lograr conmover a los dueños de la batuta de nuestra era usurera y capitalista a reconocer el genocidio perpetrado contra el pueblo armenio por Turquía. Me imagino, con viento a favor, dentro de otros cien años, si subsistimos, nuestra diáspora habrá conquistado la sensibilidad de “los próximos mandamases sionistas y amos del Universo Prometido” arrancándoles la promesa de intervenir a favor de nuestro regreso a casa.

Hay quienes alzan hoy la voz de indignación debido a la escasez de alumnos en los colegios de enseñanza Armenia; con que poca gente concurre a las iglesias, que las misas son largas y tediosas, que el único arte reconocido de nuestra comunidad es la cultura culinaria del Medio Oriente.
Algunos me preguntarán: ¿Cuál es su principal miedo? Y yo contestaría: “Desaparecer como armenio sin pena ni gloria”. Y agregaría: “Me hubiera sentido más reconfortado, incentivado, si las autoridades de Armenia Libre Independiente se hubiesen tomado la molestia de proporcionar a todos los de la diáspora, una suerte de credencial donde se nos reconoce oficialmente procedentes de tal o cual región, sin que por ello faltásemos el respeto a nuestra Madre Tierra.
Tú y yo no pertenecemos más que simbólicamente a Armenia de Yerevan. Nuestra procedencia es otra. Nuestro idioma es otro. Nuestras necesidades también son otras y no creo que Armenia Libre e Independiente sienta alguna preocupación por nuestro destino incierto. No se conmueve ni siquiera por aquellos que huyen abandonando sus raíces y su historia. Yereván tan solo, no es Armenia, mis queridos hermanos. La Torre Eiffel o París no es Francia.
Alguien me reprochó haber aventurado opiniones sobre Armenia sin conocerla de cerca y porque me haya expresado por referencias de las malas lenguas. Si tuviese oportunidad de viajar a Armenia, no sería para disfrutar de los lujosos hoteles de Yereván y sus casinos, sino para conocer el pueblo más allá de los diez kilómetros a la redonda y luego barajar ideas. Querría saber cómo sobreviven nuestros hermanos, entre tantos apremios. Querría saber, cómo Armenia se permitió perder Nejicheván y hoy ni siquiera se la menciona. Me preguntaría ¿qué ocurrió con tanta cultura y tantos cerebros aparecidos durante la época soviética? Claro, existen detalles que podrían escaparme…
Quisiera, con toda humildad, rendirme ante la razón y convenir con mis hermanos que nuestra estructura mental tradicional caducó a los noventa y cinco años de orfanato, que ha llegado el momento de mirar hacia adelante y de borrar las nebulosas que nos tienen apartados de la realidad; que toda clase de reforma, sea institucional o de otro índole no hará más que prolongar nuestra agonía, nuestra existencia en la nada. Si se me permite el término, diría que nuestra armenidad, aunque les duela a algunos, es una especie de ilusión, un circo dentro de un espejismo, ni siquiera un antídoto, para seguir tirando del carro con los ojos vendados.
Una patria en el exilio como hasta ahora, me suena a ridículo y al correr del tiempo habrá menos quienes recordarán el sentido de nuestra existencia y perdurabilidad como pueblo milenario, se olvidarán del honor que implica haber pertenecido a una de las etnias paradisíacas más antiguas de la humanidad.
Nuestro camino hacia la comprensión recién comienza. No obstante, considero que lo actuado hasta ahora no fue nada despreciable. Se ha erigido un castillo en el aire con la perseverancia y sin contar con la ayuda de nadie. Porque… como todos sabemos, “el mundo es una gran familia de fariseos e indiferentes bípedos”.
Nuestros abuelos caídos en desgracia llegaron de Guiliquia (Cilicia) además de Armenia Milenaria Central, hoy Turquía. Mañana, Dios mediante, la región, podría, sobre la marcha cambiar de nombre y de mano, no así, Nuestra Tierra Madre Ancestral, porque pese a la acción destructora del tiempo, la misma permanecerá embebida de nuestra sangre y nuestras lágrimas que desfilaron por la historia de la humanidad.

Rupén Berberian
29 de mayo de 2010

OTRO 24 DE ABRIL LACERADO EN LA MEMORIA

24 DE ABRIL. 95 años de luto, de recordar, de no poder admitir, de no saber a quien nombrar… Un millón y medio de seres humanos masacrados por la barbarie turca, contando, claro está, con la complicidad de los supuestos países civilizados de Occidente, para colmo, cristianos. Luego de un profundo letargo de 95 años, el mundo civilizado, recuperado de su amnesia, da señales de solidaridad, expone su insólita parodia bien ensayada, salpicada de sensibilidad y de humanismo, como si ocasionalmente acabara de tomar conciencia de su premeditada indiferencia anterior y, se animara a recuperar su menospreciado prestigio, reconociendo finalmente el genocidio armenio. 95años después de lo ocurrido, Occidente toma la batuta y encima insinúa actuar de juez en esa sinfonía de desgracias humanas, siendo parte tan culpable que los propios verdugos. ¿Dónde estuvo esa buena gente cuando iban siendo eliminadas las minorías cristianas de sus raíces ancestrales, los siríacos, los caldeos, los asirios, los griegos y por supuesto, los armenios…? Todos ellos fueron masacrados. Son hechos reales que ocurrieron. No se trató de una exageración o de una mentira; fue un genocidio, tan cruel que cuesta imaginar a seres humanos que hayanpodido incurrir en semejante salvajismo. “¿Delirio de Grandeza?” Tal vez. Fue un exterminio, planeado y ejecutado sin miramientos y sin piedad. Allí murieron nuestros abuelos, con ellos desapareció todas nuestras familias, tanto de Armenia Menor (Guiliquia o Cilicia) como de Armenia Milenaria central, de donde provienen mis padres. Ver, y no acudir a salvar a un pueblo que se debate entre la vida y la muerte, un pueblo traicionado por todos los costados y abandonado a su suerte por sus propios “hermanos” de Occidente, lo convierte a uno en un criminal.Con que las potencias occidentales no estaban enteradas de lo que acontecía con el pueblo armenio tierra adentro, me suena a ridículo. Ellos bien sabían que sobre el suelo armenio ocupado por Turquía, los cristianos estaban siendo masacrados. El Papa, como autoridad religiosa ¿dónde estaba? ¿Acaso invocaba a Dios entretenido gozando de los banquetes de los cuervos carroñeros?¡Que Turquía abra bien los ojos y sepa que la armenidad no ha desaparecido! Por el contrario, se encuentra más unida y más decidida que nunca a recuperar sus derechos y reclamar sus pertenencias históricas.Nosotros, los armenios de la diáspora, hijos, nietos de los sobrevivientes, estamos decididos a borrarle de los labios, a quiénes fueron y hoy son los amos de Turquía, esa sonrisa cínica de hiena sarnosa. Hoy nos toca a nosotros, una vez más, tomar las riendas de nuestro propio destino, el de nuestra supervivencia con pueblo Bíblico y legendario. El libro “Consagrado como Sagrado” dice que hubo un tal David que derrotó de un hondazo a un tal Goliat… Que Turquía tenga en cuenta que las leyendas suelen repetirse…Por fortuna y a medida que van cayendo las hojas del almanaque, muchos ciudadanos turcos, cultos, intelectuales y de mente abierta, van solidarizándose con nuestra causa, avergonzados por lo actuado años atrás por sus gobernantes. Es imprescindible que Turquía recupere la razón, no la memoria, ya que es obvio que recuerda cada paso dado por sus dirigentes, por más que sus gobiernos traten de ocultar las evidencias. Que la nación turca entienda que ella también forma parte del genero humano y no la de las bestias desalmadas y sanguinarias como lo fueron sus abuelos. Que entienda de una vez por todas que la vida de cualquier individuo es tan sagrada y valiosa como la suya y el hecho de matar a alguien es frenar en él la evolución de la especie humana y sabotear la obra de Dios, de Alá y de las enseñanzas del Enviado, Profeta Mahoma. La humanidad venidera deberá tomar en cuenta que todas las tendencias políticas y religiosas son limitadas, frágiles y pasajeras, y lo que perdura en la memoria es la acción.

Rupén Berberian
17 de abril de 2010

AÑEJOS AMORÍOS

Israel está molesta con su pareja carnal por haberse atrevida a reprobar sus crímenes de lesa humanidad cometidos en al franja de Gaza, donde, más allá de haber masacrado a más de mil quinientos civiles y derribado sus casas, las consecuencias de sus bombas de fósforo blanco arrojadas sobre objetivos civiles por su valiente aviación militar, todavía perduran y provocan estragos en la población: una generación de palestinos nace con defectos físicos a espaldas del mundo culto y civilizado. No obstante, los sionistas estarían pensando: “¿¡Cómo Turquía… a la que hemos amado y adoptado como a nuestra patria, a la que hemos ayudado en su emancipación y liberado de las minorías revoltosas y nocivas cristianas, se anima a censurar nuestro proceder educativo colonialista con nuestros esclavos y súbditos árabes palestinos y se olvida del genocidio que perpetró contra la población armenia!?” Turquía, pariente cercana de Israel se siente menospreciada en su amor, a lo propio. Acaban de manifestarse en sus relaciones de amantes, resentimientos rezagados e inconfesables. El pueblo judío que siempre se auto denominó amante de la paz comete la indiscreción de poner en jaque, nada menos que a los jerarcas de su otra patria. Y esa otra, con toda su nefasta historia a cuestas, que trata de ocultar interesadamente al mundo culto y civilizado, curiosamente aparece como sensibilizada por la matanza de unos cuantos palestinos. Una parodia novelística a la que bien podría definir como un simulacro de humanismo a fin de impresionar al culto y civilizado Primer Mundo. Si mi intuición no me engaña, en todo ese circo de extraños amoríos, presiento la existencia de un gato encerrado.Sobre la postura de Israel, no me caben dudas, su pasión es la de apoderarse cuanto antes de lo que queda del territorio palestino, aunque tenga que seguir masacrando sistemáticamente a todo el resto de su población, sea cristiana o mahometana. Por su parte, Turquía, todavía conserva y acuna entre sus gobernantes (hoy, de traje y corbata) mucha resaca de su pasado, por consiguiente, nunca se sabe lo que trae entre manos, podría sonreírte de oreja a oreja luciendo sus colmillos de oro (oro, robado a los armenios) y al rato, clavarte una estaca en la espalda apenas te des vuelta. No nos olvidemos que “sefardíes”, artífices del genocidio armenio, fueron activistas turcos. Sólo espero que Armenia Libre e Independiente, no se confunda ante ese panorama en vista a su futuro. En cuánto a la diáspora, ella tiene bien incorporada la historia de sus abuelos.

Rupén Berberian
3 de abril de 2010

LOS SENDEROS DE MI CURRICULUM

Nacer en un sitio determinado es un accidente y yo me accidenté en París un catorce de Sagitario. Siendo niño, me trasladaron a Tierra Santa donde al poco tiempo, del cielo llovieron obuses de morteros y las veredas se tiñeron de sangre. La guerra, nos arrojaba a la deriva…De Francia a Palestina, de Palestina al Líbano, del Líbano a CisJordania y de CisJordania, otra vez al Líbano… y de allí… a Argelia francesa, coincidiendo con la época de su lucha por la independencia de esa gran nación norafricana.Dos guerras sobre mis espaldas que no consentí y que han truncado mi normal desenvolvimiento, desequilibrado y demorado una eternidad, el hallazgo de mí mismo.Había comenzado a quejarme escribiendo sueños en árabe, seguí quejándome soñando en inglés, luego en francés para finalizar reflexionando sobre mis sueños demorados, en argentino. Para llegar a ser lo que soy, tuve que perseguir la esperanza que no germina, sortear pobrezas impuestas, acostumbrarme a las necesidades e ir descubriendo los trapos sucios de las naciones civilizados deshojando margaritas.Al igual que mis padres, huérfanos, oriundos del Paraíso milenario conocido por Armenia y, sobrevivientes del genocidio perpetrado por Turquía, conocí la emigración, del mismo modo que muchos de mis hermanos palestinos, sus consecuencias, y todo aquello que significa comenzar de nuevo en el abrazo cordial y la tradicional generosidad del pueblo del Líbano, sin bagajes a cuestas, con apenas vivencias encajadas entre vivencias ajenas.Sobre la marcha logré algunos propósitos, tal vez el mayor de todos ellos fue haber comprendido que el dinero no es más que el brillo del oro y el oro, no es más que el opio de la conciencia. Que la vanidad y el odio son defectos desmerecedores de la esencia humana y que el verbo “DAR” como “AGRADECER” finalmente, y a duras penas, formó parte insustituible de mi despegue como candidato a ser humano.Comprendí, en el ocaso de mi vida, que la agresión es un retroceso al salvajismo. Que las guerras son intereses creados. Que las religiones no han cumplido con su misión humanitaria. Que la hermandad entre los pueblos es factible, tan sólo tratando de no hacer daño.Hoy, me encuentro en la vía de un tren que no llega…Por favor… déjenme seguir soñando…

Rupén Berberian
Raymond Henri Charles Berberian
26 de marzo de 2010 

LOS OLVIDOS

En Turquía, todavía quiénes indirectamente hacen girar la rueda de los molinos de la nación, son los armenios. En el pasado también fueron armenios quienes edificaron los palacios de los sultanes y le dieron brillo al país. Muchos obraron bajo otras carátulas, persas, bizantinas, otomanas, como que la singular inteligencia de los armenios, su espíritu creativo no fuese de su pertenencia, sino cedida a otros pueblos. Socialmente hablando me parece perfecto, porque la humanidad es una sola y el ser humano se debe a otro ser humano, siempre y cuando no fuese explotado en beneficio de terceros. En el pasado los armenios fueron quiénes conducían la flota naval asiria y en la época bizantina fueron Imperadores… fueron armenios quienes edificaron Santa Sofía, hoy transformada en Mezquita, símbolo vivo de Constantinopla, (Istambúl). Voy… a que la armenidad como hoy día trabaja para honrar con su esfuerzo, inteligencia a los pueblos del mundo. Voy… a que en esa comunidad se entremezclan los criterios, se acentúan las opiniones hasta el grado de envidiarse unos a otros, de despreciarse unos a otros hasta formar una barrera de intolerancia entre distinta procedencia de armenios. Llegué a pensar inocentemente que los armenios de todo el mundo eran hermanos y con tristeza vengo a constatar que los armenios de todo el mundo son rivales y que cada uno le interesa llevar el agua a su molino.En esa larga y tediosa existencia que me tocó vivir, llegué a pensar que los armenios de Turquía deseaban fervientemente la presencia en su suelo de sus hermanos de la diáspora, que los de Armenia añoraban el reencuentro con sus familiares diseminados por el mundo, que la diáspora tenía planes para la unión de la familia armenia bajo un mismo techo, pero la realidad me chocó y me siento decepcionado. Nada de eso ocurre ni ocurrirá si no se llega a un cambio radical de mentalidad. Pienso que deberíamos encontrar un motivo que nos una a todos, una pasión que nos hermane; pensar… si hemos resistido a tontas desgracias sin perder nuestra identidad es por alguna razón que se nos escapa y es allí donde tendríamos que apuntar hasta encontrar la explicación a esa milagrosa existencia nuestra y su motivo de ser. Vuelvo a decir: si no hemos desaparecido en tanto tiempo de existencia debería tomarse, no solamente como una bendición de Dios, sinotambién como un presagio divino. Quizá, refiriéndome a nuestra coincidencia, habremos de hallarla únicamente en la no coincidencia. Nuestro parentesco, hallarlo únicamente en la intolerancia y en la indiferencia. Nuestro reencuentro… habremos de hallarlo únicamente en el perdón. El día que aprendamos a perdonarnos unos a otros y a tratarnos como hermanos, ese día tendremos un cielo propio sobre nuestras cabezas y un suelo propio bajo nuestras sandalias de caminantes.

7/Febrero/2010
Rupén Berberian

EL AYER AGUARDA

Por lo menos me complace comprobar que hay quienes se preocupan por el bienestar de la comunidad armenia de la diáspora, exponiendo propuestas de cómo armar el esqueleto de una mutual que haría la vida de nuestros ancianos más placentera y más segura. Incluiría préstamos, atención al enfermo, socorro psicológico al desahuciado y todo aquello que incluya una mutual de Beneficencia y de Solidaridad.
Desde luego aplaudo la iniciativa, pero según creo, se trataría de acomodar el destino de los descendientes, huérfanos del genocidio armenio hasta tanto los mismos vayan desapareciendo por turno de la faz del extranjerismo.
Mi propuesta, lamentablemente, difiere enormemente a la de ese señor de tan nobles sentimientos. Desde que tomé noción de mi extranjerismo, no dejo de cuestionarme el hecho de encontrarme lejos de mis raíces ancestrales y de pensar, si entre todos, todavía, no se podría encontrar una manera de planear el regreso a la Madre Tierra. Tendría sus inconvenientes, desde luego, aunque no más que las que tuvimos siempre. El mundo en que habitamos, nosotros los desterrados armenios, no es otro que un complejo habitacional que alquilamos, una torre de Babel donde se confunden idiomas, costumbres, culturas y criterios. No nos olvidemos que existen grandes abismos entre los buscadores de tesoros y nosotros que compartimos esa vecindad. Aquellos poseen sus países y si lo desean, podrían regresar a ellos, puesto que son respaldados moral y económicamente por los mismos, mientras que nosotros nos hemos quedado fuera del mapa.
El mundo nos ha servido de abrigo, es cierto, y nos ha impartido grandes enseñanzas, también es cierto. Nos hemos sabido ganar el pan de cada día y un lugar entre las naciones, pero seguimos siendo mentalmente extranjeros, huérfanos de un país que está entre las garras del enemigo que masacró a nuestros padres y abuelos. Hemos sido acogidos en todas partes con los brazos abiertos y estamos agradecidos. Sin embargo, les estaríamos debiendo más, muchísimo más, si esas mismas naciones intervinieran a favor de nuestros justos reclamos ante Turquía.
Nuestro antídoto es, sin lugar a dudas, nuestra Tierra Madre: el Suelo de nuestros ancestros. Entiendo que es difícil imaginar un “Volver”, sin que estén dadas las condiciones y allanado el camino. Costaría pensar en abandonar todo el bienestar adquirido en el exilio para reanudar una nueva existencia sobre suposiciones e incertidumbres. Pero, si lográsemos acorralar diplomáticamente a nuestros verdugos, exigirles la devolución de todo aquello que nos ha sido robado y tuviésemos asegurada una paz duradera entre ellos, y aunque compartamos nuestro pan con nuestros hermanos kurdos que erraron su conducta con nosotros, la historia nos sonreiría a todos por igual.
¿Usted, se negaría a ello?
En honor a la verdad, Armenia, Libre e Independiente es tan sólo un sagrado apéndice de nuestra Tierra Madre, apenas un trozo de nuestra historia, acaso una reliquia sentimental; pero nada más. Tengamos en cuenta que junto a nuestros parientes cercanos diseminados en el territorio turco, habremos recuperado el eslabón perdido.
Rupén Berberian
6 de Febrero de 2010

ARGENTINA AÑO VERDE ARMENIO

No me asombra que algunos oyentes me hayan mal interpretado y que muchos me estén odiando por no querer admitir en carne propia mis ironías y mi atrevimiento de recordarles aquello que no se animan a confesar.
Referente al primer enfoque, fue cuando precisé que los descendientes de armenios que se revuelcan soslayándose en la lujuria les importaba poco y nada la suerte de los artistas, mucho menos la de los escritores e intelectuales de nuestra colectividad que se debaten en “To Be or not To Be” entre sus imperiosas necesidades cotidianas.
2º Enfoque: Separados espalda contra espalda, enormes edificios de distintas tendencias políticas autotitulados “Beneficencias” cuya construcción no fue encargada a ingenieros y arquitectos de nuestra comunidad. ¿Me equivoco o nuestra generosidad se limita a lo ajeno?
3º Enfoque: La cordialidad existente entre los miembros de una y otra “Beneficencia” parece reservada únicamente para los miembros de su propio clan. Fuera de aquello, la prepotencia, la discreta hipocresía y la sobriedad se encuentran a la orden del día. ¿Me lo podrían desmentir?
4º Enfoque: Que las Instituciones Benéficas desembocaran y se identificaran con un Centro Madre de nuestra comunidad “Unificada”… es lo que en mi modesta opinión desearía, donde todo el mundo de raíces armenias tuviese acceso y se sintiera amparado y emparentado con la cordialidad acogedora de sus abrazos.
5º Enfoque: Hice público aquello de las heroínas y sacrificadas institutrices de idioma armenio
recompensadas con un sueldo de miseria… ¿Existe acaso alguna duda?
6º Enfoque: Que la fastuosidad de los eventos patrióticos que se realizan en el “Centro” podría dar margen a otras actividades sociales paralelas en bien de la colectividad, acaso la de una mutual o algo parecido.
7º Enfoque: El “Centro Armenio Unificado” debería, (insisto en que ésa, es mi opinión), tener asignadas habitaciones en sus instalaciones para cuando acudan desamparados llegados de otras partes del mundo encuentren un refugio, un apoyo moral, abrigo y seguridad hasta que la comunidad entera se ocupe de conseguirles una que otra ubicación, digna de nuestra solidaridad hacia un hermano caído en desgracia.
8º Enfoque: El Centro de nuestra Armenidad Unificada, debería ocuparse de los carenciados, de recuperar la oveja perdida, de intervenir solidariamente ante quienes faltándoles los medios no tengan que perder la vida como ocurrió con Arturo Cuyumdjian.
9º Enfoque: Personalmente me sentiría orgulloso que con la presencia de Nuestro Centro en la Feria del Libro, que se realiza en Buenos Aires todos los años, se dedique a la cultura literaria, al libro y a la difusión de las obras de los escritores de raíces armenias, al igual que las demás naciones exponentes. Y que nuestro mundo literario no dependa de los caprichos e insolencias de algunos que llevan la batuta, de quienes, para colmo de los males, se animen a marginar a los que no les cae en gracia. Una representación “Armenia” en la Feria del Libro debería ser una imagen pura y exclusiva del pensamiento armenio y, del lanzamiento de sus escritores y pensadores. Que ciertas poderosas imprentas gráficas que se autotitulen “Editorial”, colaboren voluntariamente en la edición, promoción y venta de los libros de los escritores de origen armenio.
No todos los que escriben tienen la suerte de contar con mecenas, auspiciantes o instituciones políticas que los respaldan. No todos los que escriben pueden ofrecerse el lujo de editar un libro por cuenta propia, incluso, incluso… teniendo que obsequiarlo a cambio de una sonrisa, sin siquiera tener la certeza de que ha de ser hojeado.
La Feria del libro no impide que se la acompañe con danzas folklóricas o le incluyan monólogos de orden político, siempre y cuando se centren sobre la importancia del libro y del pensamiento, reflejando al mundo nuestras aspiraciones como pueblo desgarrado.
10º Enfoque: ¿Dónde se ha visto que nuestros artistas, escritores, locutores, comunicadores radiales, creadores, cineastas y tantos otros sean incentivados por nuestros hermanos de la Buena Pipa, contempladas sus problemáticas?
¿Nadie logra darse cuenta que el éxito de uno es también el de todos; que la deshonestidad de algunos hermanos nos embadurna a todos…?
Para aquellos que no me entendieron y tergiversaron mis palabras, ¡ése ha sido el fondo de mis enfoques! Según mi modesta opinión, lo versado por mí, es el primer eslabón infaltable para comenzar entre todos una hermandad de amor.
El segundo eslabón, sería que nuestros políticos se unan y contemplen sabiamente nuestro futuro a través de un posible regreso a casa, a Nuestra Madre Tierra, de donde la mayoría de mis hermanos son descendientes.
Nuestro problema de la diáspora no es el de socorrer eternamente y a la buena de Dios a la Armenia Libre e Independiente. Hace noventa y cinco años que sangramos navegando en la nebulosa de una ficción que deberíamos encontrarle la salida entre todos. El tiempo nos está apurando, nos está desgastando. No podemos seguir tirando del carro a la vera del camino sin destino señalado.
Sin querer, ingenuamente, estamos desperdiciando nuestro tiempo y ya figuramos en un Alerta Rojo de desaparecer para siempre.
Espero que se me entienda: mis reflexiones son, sin duda, mi amplio y sincero compromiso de amor hacia mi armenidad, tu armenidad y la de todos nosotros.
Rupén Berberian
20 de Febrero 2010