miércoles, 5 de marzo de 2008

HITLER, LOS ARMENIOS, ISRAEL Y LOS PALESTINOS

Ser armenio, según pienso, como ciudadano de la diáspora no es más que un sentimiento de añoranzas y de búsqueda de alguna explicación que quedó archivada en la historia. No se trata de nacionalidad, de pertenecer a algún partido político o de colgarse de alguna tendencia religiosa. “¡Los catolíc, no son armenios!”- me dijo alguien y yo tuve que guardar mi opinión respetuosamente, porque la consideré inoportuna. También oí decir: “¡Los venidos de Bolis (Estambul) no son armenios, son turcos cristianos!” Tampoco me animé a entrar en la polémica sobre quien podría creerse más armenio que otros. Los evangelistas armenios ¿qué son? ¿Norteamericanos adoradores de Jehová; una delicada recreación de un judío errante moderno? Iré más lejos en mis apreciaciones: un niño adoptado por una familia armenia que concurrió a un colegio armenio, que conversa con sus padres en armenio y se siente más armenio que nadie, ¿qué es?: ¿Un bastardo?, ¿alguien que no merece calificarse de armenio? ¿Se imaginan ustedes cuántos bastardos tendríamos en nuestras filas, bastardos que ocuparían como miembros honorarios el suelo de nuestra Armenia milenaria y que habrían ocupado el trono de Bizancio? Una vez comenté mi caso diciendo que en mi lengua se entremezclan idiomas de diversas procedencias y sin embargo, en homenaje a quienes fueron mis ancestros y a mi madre Chamiram, soy lo que quiero ser, y esto nadie me lo podría quitar. Discutir, discernir, reprochar, desmerecer, habrá quienes… que incluso me tildarían de intruso; es posible. Ahora pregunto: un ateo, ¿no podría ser armenio, no podría sentirse armenio? O, como me acaban de explicar: “Los verdaderos armenios son los luzavorchagan, o sea: los que pertenecen a la fe Apostólica Armenia”. También es inadmisible hasta cierto punto entre mis hermanos que un hijo o una hija de un matrimonio “mixto” sean considerados armenios. Yo a esa querida gente les diría aquello de Jesús y con ello les abriría la mente: “Quien asegura ser armenio pura sangre que me arroje la primera piedra”. Nosotros somos armenios por convicción más que por sangre o procedencia. Y ahora, si me lo permiten, hablaré de la que fue mi familia: Mi padre era de padre caldeo y madre armenia. Mi madre, era de padre armenio y de madre siríaca. Y esto es sólo la punta del ovillo. ¡Que me vengan a decir porque no hablo armenio no tengo el derecho de sentirme armenio! Dije bien: “Sentirme” armenio, no, ser armenio, que mucho decir. Yo había dejado de ser armenio mucho antes de nacer y hasta cierta edad tampoco creía pertenecer a la comunidad armenoide que se hace llamar armenia. Vuelvo a aquello: “Hoy soy lo que quiero ser”. Mi sentimiento armenio no me lo quita nadie y mi punto de vista sobre lo que fue nuestro pasado con la invasión de los tártaros y mongoles que luego se fundieron en otomanos, tampoco. El drama de mis abuelos y de mis padres…; no me lo quita nadie. La lucha que emprendí con mi arma predilecta donada por el Supremo que consiste en mi literatura armenoide, no me lo quita nadie. No pertenezco a ninguna asociación, a ninguna secta, a ningún partido político, a ninguna nacionalidad en particular, a ninguna religión, habidas o por haber y no obstante, respeto y simpatizo con todos ellos por valorar su accionar, aunque difieren de lo mío. Han venido gente de Armenia, ex República Socialista con un habla diferente, diciendo que ese es el verdadero idioma estatal armenio y el habla occidental de la diáspora es un dialecto. Yo podría decir lo contrario, porque lo que oí durante mi infancia pronunciado por mi madre no era otro que el armenio conocido por todo el mundo. En uno de mis libros había dicho: “Dar razón a una gata es derrotarla”. Y yo les doy la razón a todos ellos y prosigo mi camino imperturbablemente. Para mí no hay más armenio que aquel que se siente orgulloso de acunar en su pecho ese sentimiento. Mientras dure nuestra búsqueda de justicia, ese sentimiento será nuestro único poder, nuestro único estandarte, lo único que debería enlazarnos como hermanos. Paralelamente al de abrazarnos agradecidos a todos los hermanos del mundo que con su humanismo salieron a socorrernos y nos ofrecieron su pan y su amor. Ante todos, a los árabes, que acudieron a salvarnos de las garras asesinas de Turquía siendo de la misma religión islámica y también al resto del mundo que curaron nuestra heridas y nos ofrecieron donde vivir. Me estaba refiriendo por árabes a los del Líbano, a los de Siria, a los de Irak, los de Palestina y de Jordania, no de aquellos sumergidos en la opulencia del petróleo y en la lujuria de los harenes. Ellos como muchos países europeos quedaron indiferentes mientras masacraban a los armenios. Indiferentes, hasta con sus propios hermanos de Palestina, permitiendo a que sean aniquilados por un criminal disfrazado de bondad. ¿Será que el dólar que les fue suministrado obró de opio para su moral? Si yo fuese Seudí tendría vergüenza de ser árabe sabiendo que a un paso un genocida enmascarado está masacrando a mis hermanos. ¿Qué está sucediendo con esa gente? ¿Dónde quedó su tradicional nobleza? Ahora entiendo por qué el mundo occidental mira despectivamente al árabe en general y los arroja a todos por igual en un mismo canasto. El mundo occidental no se opone al Islam, ve indigna la actitud de tantos países de habla árabe divorciados entre sí.
Después de todo ese fue el objetivo disimulado del Primer Mundo: engordar al chancho con dólares, provocar la discordia entre hermanos, mientras la quinta de al lado es asaltada con absoluta impunidad. Yo que he vivido en Jaffa, Palestina y he conocido de cerca a sus habitantes, considero que para los países petroleros del golfo, la palabra “árabe” les está quedando demasiado holgada e inmerecida. No obstante lucir la vestimenta árabe.
No sé si existe una diferencia entre un asesino y quien asiste a una masacre y no se pronuncia. Ahora que lo pienso; no podría asegurar que el mundo occidental poseía las manos limpias mientras eran degollados los armenios. Por más que quiero, hoy no le encuentro diferencia entre los jerarcas Nazis, los turcos-sefaradi y los sionistas de Israel. Me jugaría porque el mundo occidental no esté ajeno a las provocaciones entre cristianos y musulmanes en el Líbano, como no me extrañaría que hubiese una directa participación de los Nazis, los turcos y los israelíes en su meta de desequilibrar el mundo árabe a fin de ganar tiempo y que los palestinos abandonen su territorio hacia el exilio, antes de morir bombardeados y cazados por los helicópteros artillados. Si Hitler hubiese vivido, habría escrito en sus memorias: ¿Quién recuerda a los palestinos? Tal vez en un mañana cercano, uno de sus discípulos se referirá de igual forma sobre los palestinos de la franja de Gaza. Entonces el Sheriff y sus lacayos comerán perdices y dormirán felices.

¡ACTUE SEÑOR PAPA!

¡Cuánta vergüenza me da pertenecer al género humano! Cuando era chico me hablaban de los salvajes, de los pueblos que combatían por el orgullo de ser combatientes. Iban a la guerra sin ninguna convicción y sin ningún motivo, tan sólo por un deber de alcanzar la gloria terrenal por más que la mayoría alcanzaba la gloria celestial y no volvían a casa. En mi mente de inocente llegué incluso a admirar a los Grandes Conquistadores que formaron Grandes Imperios. Pero el tiempo transcurrió y hoy, a mi edad, mi visión sobre aquello quedó muy atrás. Me da vergüenza darme cuenta que la humanidad no ha avanzado en el camino del bien, pese a todas las religiones, la fe y la buena voluntad de algunos; quedó empantanada. Para elogiar este caso, utilizaría una expresión moderna, diría; empantanada sobre el eje del mal. Pueblos como los judíos que eran mis admirados ídolos resultaron engañadores y el revés de lo que pensaba. Ahora más que nunca entiendo que las apariencias engañan. Israel resultó tan criminal como los Nazis y los turcos. Y me duele que el mundo y las grandes potencias le den el visto bueno para que siga castigando inhumanamente a los palestinos quitándoles los víveres, la electricidad, los medicamentos, el gas y el petróleo para que sigan muriendo de hambre más y más palestinos en los hospitales. Salen a cazar terroristas con helicópteros artillados y los autos particulares que llevan más de dos pasajeros ya entran a ser sospechosos y los destruyen. Ellos calcularán, supongo, con un cohete sobre un automóvil privado debe matar por lo menos cuatro personas para que justifique el costo del cohete. Dos árabes muertos no es negocio. Por cuatro heridos de los nuestros, dieciséis deben morir de ellos. Es el mismo cálculo ejercido por la valiente armada norteamericana en Irak. ¡¿Cómo puede haber gente sin conciencia alguna, no tuvieron padres ni madres que les explique qué son los sentimientos?! ¿La religión del Talmut o del Torá no les sirvió de nada? ¿Qué clase de moralidad es esta? El Rey Salomón estaría apenado si viera a sus descendientes tan desalmados. No entiendo cómo un pueblo puede tornarse asesino de la noche a la mañana o es que siempre lo fue y nos estuvo dando gato por liebre. Y el señor Papa, ¿qué papel hace? ¿No le llegan las noticias acaso, no tiene celulares satelitales o Internet? ¿No sabe que en Palestina los sionistas están cometiendo genocidio contra los árabes de Gaza? ¿Si no sabe detener la matanza para qué sirve trabajar de Papa? ¿Para recibir a los grandes criminales en su casa y intercambiar regalos…? Cuando asesinaban a los armenios, en el Vaticano, supongo, que existía un Papa ¿o me equivoco? ¡Basta de hacerse de Santo Padre, señor Papa y haga lo que le toca hacer! Sino, deje de actuar de San Pedro. Es fácil salir a la ventana que lo filmen en televisión y orar por la paz, para luego llenarse la panza con manjares y descansar en una mullida cama rodeada de oro y de reliquia históricas, creyendo haber cumplido con su deber.
Hay un pueblo que está siendo abandonado a su suerte en manos de un criminal. Usted, si se calla, señor Papa, sería otro criminal, ¿lo sabe? Y tendrá que dar cuentas a Dios y enfrentarse a todos los santos que suele nombrar, por si acaso... el cielo. No me toca a mí, un humilde ciudadano de origen armenio cuyos padres y abuelos sufrieron la misma suerte en manos de los turcos, le tenga que enseñar su oficio de Papa. Cuando era pequeño y estudiaba en el colegio de los Franciscanos en Jaffa, Palestina, me habían dicho que el Papa era la única persona en el mundo entero que no se equivocaba jamás. ¿Por qué no me comprueba que es cierto? Si lo es, le prometo volver a afiliarme al catolicismo y ponerme a creer en todos los absurdos que durante tanto tiempo me hicieron tragar. ¿Usted sabe que en el mundo existe gente que muere de inanición? Sabe que su buen amigo Bush que lo fuera a visitar por cortesía y buena educación antes de pasarle el acero a la garganta de los iraquíes, está cometiendo genocidio en Irak y en Afganistán, que su queridito papá cometió otro desastre en el Sudeste Asiático y para colmo perdió la guerra. Utilice su cerebro, los obispos lo eligieron, supongo porque lo creyeron aptos de servir a la humanidad, pero hágalo, con hechos, no con palabras que las lleva el viento. No se suba a la ventana para hablar de paz en la tierra… en el cielo las estrellas y en medio de mi corazón… la dolorosa indiferencia, soltando palomas blancas. Caso contrario renuncie a su trono, sería más noble de su parte, que el Vaticano se remate y con el importe obtenido podrá remediar el hambre y la pobreza de toda la población del mundo. Por mí no se preocupe, mi consejo es gratis. Ya de niño recé por mis pecados que cometería de grande. Por ejemplo: no saber callarme y por aventurarme a decir lo que otros piensan y no se animan a hablar. ¡Ah! El problema de la humanidad no son precisamente la prostitución, la familia y el aborto… Y ya que estamos en confianza: ¿qué me dice sobre los sacerdotes gay y los violadores de niños tan difundidos últimamente, les va a mandar su abogado del diablo para justificarlos y salvarse de la vergonzosa publicidad?

LAS LACRAS HUMANAS

¿Hasta qué grado es necesario ser egoísta, de pensar tan sólo en nosotros y borrar de nuestra memoria todas las interferencias relacionadas a otros seres que podrían alterarnos la paz? ¿Nos conviene acaso cerrar los ojos a los hechos y si lo hiciéramos, no nos convertiría en cómplices? Total, la gente no podría constatar que nos hemos reservado la sensibilidad para nuestro propio provecho. Alguien que no sabe nadar, al arrojarse a las aguas con intención de salvar a quien se está ahogando, sería un suicidio y si no lo hace, estaría obrando egoístamente. Me pregunto; ¿acaso vale la pena perder la vida intentando salvar a otra o dejar que se ahogue? Lo más sensato, pienso, sería dejar que el sujeto se ahogue. Caso contrario aquél se sujetaría de su cuello y lo arrastraría. Me pegunto: ¿obraría por egoísmo? Lo que quiero decir: si uno no puede remediar una situación por no estar dentro de sus propias posibilidades, lo mejor es hacer oído sordo y mirar para otro costado. Ahora si está en él poder remediarlo y se hace el distraído… En 1915 al 1923 Turquía perpetró un genocidio contra nuestro pueblo y que aún sigue vigente. Las naciones del mundo en su gran mayoría se quedaron al margen. Hoy con los palestinos de la franja de Gaza acontece lo mismo. Los civilizados del Primer Mundo adoptan la manía de la sordera y miran hacia otro costado. A menos que yo esté equivocado, quienes eligen una víctima para atacarla y no es socorrida por quienes estén al tanto, serán igualmente cómplices. Para nosotros, Europa fue responsable de la desgracia de los armenios por haberse quedado atrás. Lamentablemente, todos sabemos que a los países poderosos nadie se atreve cuestionarlos, por ese motivo siguen ocurriendo las desgracias y las matanzas de inocentes. Si nosotros los descendientes de los sobrevivientes armenios nos calláramos, nadie se acordaría de lo ocurrido con nosotros. Como que nadie le interesa el dolor ajeno. ¿Acaso Europa se conmueve con las matanzas de los iraquíes en manos de criminales y genocidas norteamericanos? ¿Quién se entera de lo que sucede en África? ¿A quién le interesan los negros de África? Para el mundo occidental, África consiste en algunos habilidosos jugadores de fútbol y allí acaba todo. ¿Alguien sabe dónde se ubica El Sudan? ¿Estamos enterados lo que sucede en Somalia, en el Congo, en Mozambique y Madagascar…? Los mismos países de avanzada han perdido su cultura y su desconocimiento es simplemente inesperado. Recibía cartas de instituciones estatales francesas con Buenos Aires, Brasil. Volviendo al tema: De Sudáfrica nos hemos enterado por cómo fueron tratados los negros por los invasores ingleses. Lo de ellos lleva una cierta similitud con aquello de los tártaros y mongoles (que fundieron su salvajismo en un imperio llamado Otomano), para con los nativos milenarios armenios, cuya existencia data de más de cinco mil años. Comparativamente, cuándo no, aquello de Israel, la perla de los Estados Unidos engarzada en medio de la corona de los países árabes. Israel y su forma inhumana de usurparles los terruños a los palestinos y la manera que es marginada su población. Me vuelvo a formular la misma pregunta: ¿hasta qué grado es necesario ser egoísta? La respuesta más ingenua, sería: hasta el grado en que un ser humano no le falte el respeto a otro ser humano. Desvirtuando este concepto, conciente o inconscientemente el hombre se torna criminal. La criminalidad es hereditaria, las lacras humanas también, forman parte de nuestra esencia. Limitarlas es saber reflotar nuestras virtudes postergadas y con ellas, honrar nuestro soplo divino.

LAS MARIPOSAS

Confieso que las mariposas doradas siempre fueron mi meta, las estuve buscando durante muchos años y recién las pude hallar cuando me encerré debajo de mis párpados. Allí estaban como aguardándome y yo que solía ir a buscarlas lejos, muy lejos en medio de mis irrealidades. Fue cuando descubrí la diferencia entre estar satisfecho y estar feliz, porque uno puede estar feliz y nunca sentirse satisfecho. O bien, sentirse satisfecho y no saberse feliz. Tal vez lo más dificultoso es la toma de conciencia. Otros dirán: tanto el estar feliz como el estar satisfecho, dependen de saber conformarse o de saberse conformar. A mí me podían conformar con un caramelo o dos a lo sumo, pero mis pretensiones no iban para más; era un niño. Por supuesto que a mi edad, estar feliz implica saber conformarse y saberse conforme y eso casi nunca ocurre. Porque cuando más quiero, cuánto más quiero, más quiero querer, incluso con ello suelo superar mis propias y variadas necesidades. Cuando era joven, mucho más joven que ahora desconocía la felicidad como desconocía que respiraba y que también vivía, mi meta era cazar satisfacciones hasta el agotamiento. Me decía una vuelta más y con ella sería la última y eso jamás ocurría. Era lo mismo ir juntando monedas en mi alcancía y cuando la misma se llenaba y estaba a punto de desbordar, insistía en agregarle más y más. Claro que en aquel tiempo era demasiado pequeño para razonar y no podía controlar mis impulsos de vanidad y de codicia. Supongo lo mismo acontece con los adinerados, no pueden controlar sus impulsos y su codicia, porque en el fondo saben que no han crecido. Y el hecho de acumular riquezas les rinde grandes satisfacciones ya que presienten que nada les pertenece entonces tratan de torcerle el brazo a la realidad. Todo aquello que no nos pertenece y que logramos alcanzar, aunque fugaz y provisorio alimenta nuestra vanidad y nos brinda satisfacción. Algunos dirán: el placer esta en la diversificación y los harenes existieron con este fin. Las mujeres se convirtieron en objetos de placer. Recién cuando el hombre lograba enamorarse de alguna, su mismo sentimiento lo guiaba hacia las mariposas doradas que anidan debajo de los párpados. Cuando tuve por primera vez mi primera moneda de oro me sentí más feliz que cuando tuve veinte, porque las veinte me provocaron preocupación y me quitaban el encanto inicial. Diría que tampoco estaba satisfecho con tan pocas, mientras podía llegar a más. ¿Querer más, es pecar de vicioso? ¿Las posesiones mundanas son borracheras? Vayamos por parte: si necesito diez monedas para vivir y gano cien, teóricamente les estoy quitando a otros, noventa monedas que les haría falta para su sustento. El tema se complica cuando comienzo a dudar por si al día siguiente ganaría esas diez monedas. La incertidumbre y los miedos que nos heredó el espectro de las guerras, permanece plasmado hasta nunca en nuestros recuerdos. El hecho de ganar cien, supuestamente superarían las dudas y eso me llevaría a acumular más y más monedas, ilusionado con que estaría esquivando definitivamente problemas futuros, sin percatar que con ello me esté enviciando. Cuando antes necesitaba diez monedas para vivir y pudiendo ganar cien, comenzaba a privarme de cosas con tal de ahorrar algunas, inconscientemente daba a relucir las mezquindades de mi oculta personalidad. Y no me extrañaría que muchos millonarios acumulen fortunas pensando que han de aprovecharlas en sus próximas vidas, algo así como ciertas creencias hindúes, la de pasarla mal en esta vida para lograr mejorarla en la otra. Similar era la creencia de los Faraones de Egipto que preparaban su viaje al más allá, camino al sol, con todo lo necesario para el largo trayecto; oro, vajillas, alimentos y hasta canoas de papiro. Ellos a su manera también perseguían las mariposas doradas, en especial sus sacerdotes que se cegaban fijando la vista al sol, entonces la sensación de visualizarlas se producía debajo de sus párpados y eso los tornaba felices. Hay quienes mueren felices creyendo que al partir conocerán el paradero de esas mariposas.

ANDANDO A CONTRAMANO

Cualquiera hasta el menos instruido sabe que la Torre Eiffel se encuentra en París y París está en Francia. En Europa la gente es tan culta que deduce que Buenos Aires se halla en Brasil. Cualquiera reconoce la palabra “Merci”, sabe que significa gracias en francés. Todo el mundo lo sabe, menos los turcos. Para ellos es una expresión indiscutiblemente turca, se han apropiado de ella del mismo modo que usurpó el Bíblico Monte Ararat que siempre perteneció a los armenios. Cuando utilizamos el término: “Me importa un bledo”, sabemos perfectamente su significado, pero tal vez ignoremos que la palabra “Bledo” deriva de “Bled” (pueblo) en árabe o en “Cabili” dialecto de los bereberes de noráfrica. Quienes la usan saben fehacientemente que se trata de una expresión que no cuaja con el idioma castellano. Aquello de “Merci”, incorporada al habla turco, como manifestación, mejor dicho, de una demostración de que poseen una fina y delicada educación, lo relacionaría con lo que aconteció en un salón donde se festejaba el matrimonio de una pareja de amigos. Antes de iniciarse el brindis todo el mundo se puso de pie y rebotó a todo lo que da en las cuatro paredes el Himno Nacional de España. A su término me arrimé maliciosamente a la madrina y le pregunté qué era lo que acabábamos de escuchar y ella suelta de lengua y encendida de orgullo me miró a los ojos desafiando mi ignorancia, diciendo: ¡La Marcha Gallega, hombre de Dios! Lo único que nos faltaría aquí en la Argentina que adoptemos como propios el Out let, el delivery y la Coca Cola. Entiendo que los pueblos tienden a evolucionar, no obstante no creo que esa sea la más adecuada. El esnobismo (otra palabra recauchutada) en vez de que el cartel de la heladería diga: Helados; dice, “Gelatto”. Por supuesto que estamos familiarizados con muchas palabras de este estilo, reconocidos como extranjeras: Fútbol, básquet y tenis ya universalizadas que no molestan ni desentonan en el oído de nadie, lo mismo ocurre con las expresiones chinas, coreanas y japonesas como el harakiri, Taek won do, Karate, Tai chi chuan y otros tantos que las usamos tal cual nos fueron llegando por no tener sus equivalencias en argentino. Los nombres extranjeros es otra cosa, al no tener traducciones ni equivalentes se anulan en la aduana. Por ejemplo PAU YÛ que significa jade en chino clásico es interpretado como Cecilia y WON, como Leandro. Esto lo podría entender, lo que me cuesta admitir es que también les modifican los nombres y apellidos a los indígenas argentinos atribuyéndoles nombres y apellidos españoles. Es como querer amputar el origen, como que una morocha mota se tiñe de verde limón. Como aquel cantante negro que se hizo aclarar el cutis, operar diez veces la nariz hasta hacerla desaparecer y quedó deforme, ya no es ni una cosa ni la otra. Vaya a saber qué gusano le trabajó el cerebro con que el blanco era mejor y más valioso que el negro. ¿El blanco es mejor y más valioso que el indio…? Personalmente no podría imaginar al negro Armstrong disfrazado de hombre blanco. En él todo lo identifica, lo enaltece y lo consagra, su ritmo interior, su voz, incluso el instrumento que toca forma parte de su arte. Si Armstrong fuera amerindio es posible al cambiarle el apellido lo habrían llamado Juan Poroto Bellagamba o Pelaratti... En Turquía sucede lo mismo con los sobrevivientes armenios, están obligados a cambiar de apellido incluso de nombre. O sea: se los disfrazan de turcos a modo de alterar su identidad por querer permanecer en el suelo donde nacieron sus ancestros. Que yo sepa, cambiar de nombre o de religión no modifica la persona. Para los amerindios, sus nombres y apellidos constituyen parte de su folclor nacional (otra palabra injertada). El hecho de modificarlos es atentar contra su pasado y contra su orgullo de raza. Sería, en mi parecer, más justo, que todos los habitantes del suelo argentino, incluyéndome a mí, modifiquen su nombre y apellido en denominaciones autóctonas como un homenaje a la tierra y a su indiada. Lamentablemente nuestro mundo gira al revés y si lo analizamos de cerca llegaríamos a la conclusión que todo anda patas para arriba, incluyendo nosotros. Estamos tan acostumbrados a andar de contra mano que ni nos damos cuenta de ello.

EL HOMBRE NUNCA ESTA SOLO

Cuando era joven me encantaba ir de cacería, una noche antes de la partida preparaba mi escopeta, armaba las cartucheras y me acostaba con la ropa puesta. Ahora que han pasado los años, trato de entender qué era aquello que tanto me fascinaba hasta quitarme el sueño. Por supuesto no necesitaba de la caza para alimentarme como en los tiempos de las cavernas, que yo sepa, en nuestra casa siempre hubo qué comer, salvo cuando tuvimos que emigrar de Yafa, Palestina, hacia el paraíso terrenal llamado Líbano, esperando a que las Naciones Unidas o que los países poderosos tomaran cartas en el asunto y nos permitieran regresar a casa, pero esa orden no llegaba nunca: Por lo visto Los países Poderosos habían tomado carta en el asunto… Tenían otros planes. Pero el tema que nos ocupa es otro. Hoy en Internet se puede cazar y hasta asesinar a tiro y bombardear civiles de determinadas nacionalidades. Si esta cosa estuviese en mis tiempos, me pregunto, ¿habría salido igualmente de cacería? La verdad no lo sé; más bien creo que no, porque cuando apuntaba con mi escopeta a una perdiz en vuelo o a una liebre corriendo y las acertaba, mi corazón saltaba de alegría dando tumbos en el pecho. La emoción era el premio a mi destreza. El hecho de recoger las presas producía en mi ánimo una revolución poco agradable. Ya no me gustaba tanto, no obstante me resistía a reconocer lo que acontecía en mi interior. Debía poner una barrera a mis sentimientos, porque sabía que si me dejaba llevar, abandonaría el campo, escopeta incluida. Tenía que ponerme duro, inflexible, apartar mi emoción de mi sensibilidad a fin de evitar sufrir en carne propia el colapso de esos animalitos. Era algo así como probar mi autoestima y mi resistencia en admitir la muerte como algo real, con que era capaz de realizar mis deseos, poner en práctica mi voluntad aunque fuera matando animalitos que no habría de causar ningún problema. Cada disparo de escopeta hacía repercutir en mi interior unas palabras reiterativas cuya misión era sostener firme mi ánimo. Las mismas decían: ¡Yo puedo! ¡Yo puedo! ¡Yo puedo…!Y cuando erraba el tiro, tenía que consolarme con que fue un descuido o tuve que apresurarme por culpa de los nervios, no por falta de mi comprobada habilidad y buena puntería. Tenía que estar seguro de mí. Llegó el día que cacé más de tres liebres y unas cuantas perdices y con ello rebalsó la copa. Colgué la escopeta en la pared de mi habitación y nunca más la usé. Me sentía un canalla. Fue una culpa que guardé en secreto hasta que logré el olvido. Mataba por matar, por el simple hecho de encontrarme en un campo repleto de indefensos animalitos. Lo mismo que ocurre en las guerras sobre terrenos ajenos; uno mata por el hecho de matar, para colmo cree que lo hace honrando la Patria o, por el sueldo que la Patria le retribuye. De allí me di cuenta que la conciencia y la sensibilidad son manejables a gusto y placer. Que tener piedad o actuar con crueldad dependen de un hilo. Que el ser humano es tan criminal como santo y su reacción depende de las circunstancias. Como que el hombre estuviese, lo dije en otros escritos, guiado tanto por un ángel como por un demonio y es él quien decide a cual de ellos darle cabida. El es quien permite su intervención en sus propias decisiones y es él por medio de su conciencia y sensibilidad el administrador de sus limitaciones. Oí decir que el hombre nunca está solo; lleva como compañía su soledad. Es sin duda una frase simpática y llamativa, pero que a esa soledad a la que se apunta, esta compuesta precisamente de esos dos ángeles que acabo de señalar, el del bien y el del mal. Y el hombre, es quien junto a ellos es quien lleva el timón de su destino.

¡YO, ACUSO!

Pido disculpas al sentimiento argentino por lo que he de referirme sobre la indiada y del Día de la Raza. Como extranjero debería callarme y no manifestar opinión alguna, no obstante no me puedo impedir reflexionar sobre la fecha señalada. No me es claro, si se trata de una fiesta nacional del indígena, o de toda la ciudadanía de la República. Será, supongo, un festejo tradicional, porque el indígena no se extinguió por completo en manos de los gentiles genocidas. La Argentina, como en todo el resto de Sudamérica es un país de un crisol de razas, a excepción de la indiada, que se las tiene recluida en reservaciones, marginada como si fueran leprosas o incultas. Como si no fueran ellas las herederas de las tierras de sus ancestros, de sus aguas, su petróleo y sus minerales. El hombre civilizado les ha quitado civilizadamente todas sus posesiones y está tratando de quitarle el último aliento que les queda: su identidad de amerindios. Día de la Raza = 12 de Octubre, ¿de qué raza me hablan? ¿Acaso la nacionalidad argentina es una raza? La Madre Patria, ¿de qué Madre Patria…? ¿La de los nativos, la de los inmigrantes? ¿No será una alusión a la Madre Naturaleza y no se atreven a confesarlo abiertamente para no perder las inversiones españolas en el suelo argentino? Si tuviésemos memoria, recordaríamos que esa misma fortuna fue saqueada tanto de la Argentina como de toda Latinoamérica para sostener la Corona de España y ahora, España de tanto empobrecer a Sudamérica se da un aire de hidalguía al invertir en ella parte del oro robado, como ayuda humanitaria. Incluso, manda de vez en cuando de visita al gran jefe: El Rey: de su Madre Patria, a vigilar las relaciones, contener los ánimos para que no se pudran del todo cuando la población logra exasperarse. No debemos olvidar que el idioma castellano fue traído e impuesto por esos señores. Y ¿quién se lo pidió…? En África pasó lo mismo, pero allí fueron los ingleses, los franceses, los holandeses, los alemanes y los portugueses. ¡¿Quién se los pidió…?! ¿Acaso la gente de allí era muda y no sabía comunicarse entre sí? Entiendo que es mucho más razonable para cualquiera en este mundo, que, al salir a la aventura, descubre una isla desierta o un continente desértico y quiera imponer allí su idioma. Parecería hasta normal que los invasores quieran difundir su cultura, siempre y cuando la tuvieran, porque Turquía con su habitual prepotencia, hizo lo mismo con las minorías étnicas en el territorio controlado por ella, no obstante carecer de tacto, del sentido común y ser inculta; les obligó hablar turco. No me queda claro por qué, luego de que los intrusos hayan saqueado todas las riquezas y cometieran su propio genocidio consagratorio, quieran mantener textualmente los nombres de las regiones originarias de los nativos. ¿Será tal vez, para que los turistas sepan que aquí existió un mundo que fue aniquilado y sacado de circulación por el Macho Dominante? ¡Una consideración muy digna de elogios, principalmente para la indiada! ¿Verdad? Me imagino que con ello los indios americanos deben estar recompensados y felices. Ellos fueron aceptados para incorporarse a la fe cristiana, incluso se los va a visitar cada vez que hay elecciones. No se los toma más por animales que cantan, como cuando los Jesuitas condujeron en presencia del Papa unos indios guaraníes arrancados a su mundo selvático. Ahora, en la Argentina se los honran acoplándoles una raza, la de sus verdugos y les atribuyen una Madre Patria, la misma de sus genocidas. ¿Qué más pueden pedirle a la vida? Se darán cuenta que Hitler no fue el único que se ensañó con el tema de la raza inferior. Pero a esos caballeros se les perdonó los pecados mortales por ser cristianos y por obrar de buena fe, por haber invadido valientemente el continente con la Cruz, la pólvora y las enfermedades venéreas y porque con su cometido, de buenos cristianos, honraban al Papa. Ni siquiera con las enseñanzas de nobleza y de educación que les inculcaran los árabes en tantos años de ocupación les sirvió de algo. ¡Linda gente!
Por otro lado, no entiendo a qué viene esa absurda tradición de rezar sobre las armas que han de masacrar gentes, antes de que los soldados se lancen libremente a expresar su barbarie y qué papel involucra a los curas en los campos de batallas, ¿la de rezar sobre los caídos para que sus almas lleguen al cielo sin censura, sanos y salvos? ¿Y a los otros, dónde los recomendarían?
Turquía ofrecía a los kurdos una moneda de oro por matar un cristiano; si era armenio, mejor, y aquí, eran los cristianos los patriotas quienes premiaban a sus soldados con un pago a quien traía un par de orejas arrancadas a los indios. Ustedes me dirán: el tiempo lo borró. ¡Pasóooo…! El tiempo podría borrarlo mientras la gente se lo calla, lo ignora y los que como yo, poseen el atrevimiento de soplar las cenizas del pasado.
Mientras haya memorias encendidas, Turquía no podrá sacudirse las culpas y hacerlas desaparecer.
¡Yo acuso en mi nombre propio a viva voz y acudo al sentimiento humanitario de los pueblos, por el millón y medio de hermanos más uno, aniquilados sobre los terruños de mis antepasados! ¡Turquía es una nación genocida que debe ser juzgada y condenada!
¡Yo acuso, por todos los que murieron y mueren en Irak, Afganistán, Palestina y el Líbano, en manos de asesinos norteamericanos e israelíes! ¡Yo acuso, por todos los vietnamitas, coreanos y sudasiáticos que sucumbieron abatidos por la armada imperialista norteamericana!
¡Yo acuso; por los disturbios étnicos intencionales provocados por los poderosos de turno!
¡Yo acuso… por el exterminio de los nativos de América Latina por los españoles!
¡Yo acuso… por el trato inhumano y la esclavitud que debió soportar hasta no hace mucho la población negra desplazada como bestias de África!
¡Yo acuso…, a las naciones poderosas junto con sus lacayos de intentar desequilibrar la paz entre cristianos y musulmanes en el Líbano…!
¡Yo acuso…por el desastre ecológico provocado por la inconciencia de las grandes potencias industriales!
¡Yo acuso…!
¡Acuso…!¡Acuso…!

EL IMPERIO NORTEAMERICANO

Si a “Estados Unidos” les dieran a elegir entre Mongolia y Armenia, elegirían Mongolia sin ninguna duda. Primero, porque Mongolia le presta soldados para contagiar de democracia a Irak y para que los talibanes aprendan respetar a sus mujeres afganas. No nos olvidemos que más allá de infundir cultura yanqui. Kansas City aspira a apoderarse del oro y del petróleo de territorio mongol en honor a su amistad. Y porque Mongolia es la Madre Patria substituta de sus aliados más carnales: Los turcos. Armenia en cambio no le podría ofrecer nada o casi nada, salvo una botella de su prestigioso coñac. Azerbaidjian, hermana menor de Turquía posee petróleo, Turquía, posee bases norteamericanas en la frontera con Irak, Israel controla hipnotizando la mayor parte del mundo árabe, los petroleros del golfo ya están comprados, Jordania y Egipto están paralizados, Palestina está siendo saqueada sistemáticamente ante el somnambulismo del mundo, con la promesa de hallar una paz duradera, luego de la extinción del último palestino. Queda en la mira, Irán. Estados Unidos sabe que Irán le resultaría un hueso duro de roer, por tal motivo necesitaría el apoyo de muchos lacayos, armar alianzas con numerosos mendigos del Tercer y Cuarto Mundo y comprar mercenarios con amplia experiencia en salvajismo y depravaciones. Estados Unidos gracias al dólar ganó muchos adeptos, amigos carnales a quienes les envía periódicamente dinero a cambio de su subordinación. Es una manera elegante de exigir tributos. Antes, quien perdía una guerra le correspondía remediar los daños del invasor con oro, caballos, artesanos, jóvenes para incorporarlos a sus filas previo lavaje de cerebro y esclavas para la diversión de sus soldados. Hoy hay dos tipos de guerra, la efectiva y la moral y también dos tipos de tributos, efectivo y moral. Con motivo y sin él, los poderosos invaden países y se apoderan de sus tesoros arqueológicos, pasando por encima de su población con bombardeos aéreos, como en una competencia acrobática. El otro sistema es la de paralizar la voluntad de los pueblos necesitados con préstamos leoninos y apoyo militar, con la condición que le compren armamentos para su propia defensa, asesoramiento incluido y una base militar en su territorio debidamente equipada, incluida. Mejor dicho: les prestan dinero para que con ese dinero compren a los Estados Unidos un emparedado de Mc. Donald, una botella de Coca Cola de un litro y medio y algunas armas defensivas con la condición de no usarlas contra la población Kurda sin su aprobación. Las armas ofensivas son generalmente otorgadas gratuitamente como muestra de buena voluntad, “gratis”, a determinados países de comprobada fidelidad y de similar moralidad, de un parentesco carente de terroristas, de virus y sospechosos, a fin de que sean usadas y comprobadas su efectividad sobre el Líbano y Palestina; como ejemplo: Israel. Hoy día la industria armamentista es la más lucrativa del mundo. En segundo plano aparece la explotación del oro negro. La tercera opción son los países del Tercer Mundo, del Cuarto y del Quinto. Armenia está muy lejos de seducir a su Excelencia: El Imperio Democrático Norteamericano, ya que a unos pasos detrás se encuentran las minas Del Rey Salomón, el petróleo y el Libre Comercio. El único escollo que le queda a Norteamérica para finalizar su faena mundial, sería Irán. Cuba y el despertar de América Latina no preocupan demasiado, puesto que les falta armarse moralmente y de esto los Yanquis se encargarían siendo expertos saboteadores de iniciativas patrióticas y nacionales inapropiadas que no coinciden con las tradicionales doctrinas norteamericanas. Es posible con una intervención de poca envergadura logre que estos países latinos entren nuevamente en un largo letargo. Eso haría que el personal especializado en “Espionajes de Estado” tome un recreo merecido hasta nuevo aviso. Cuando en las naciones emergentes vislumbra un dirigente que podría provocar un Jaque Mate, alguien que por sus erradas convicciones no se coimea, lo mejor sería eliminarlo, como se ha hecho con Sadam o con los del Líbano. En su lugar se ubicaría un payaso a sueldo facilitándole los accesos a sus vicios preferidos y con ello se eliminaría otro posible dolor de cabeza.
¡Viva el Imperio Norteamericano! ¡Poder! ¡Poder! ¡Poder! Y subordinación. Hemos tenido que silenciar el mundo, obsequiado democracia con nuestros helicópteros artillados, nuestros bombarderos, nuestra aviación militar, en forma personal o por medio de nuestros aliados de Israel y Paquistán. ¡¡Heil!! ¡Síganme! ¡Vamos a derrotar al terrorismo y a los sospechosos, aunque tengamos que eliminar la mitad de la población del mundo! La droga, la derrotaremos más adelante, por ahora nos hace falta para el consumos particular de nuestro ejército. Caso contrario nuestros soldados se acobardarían ante el dolor ajeno. A los narcotraficantes extranjeros pronto los atraparemos y los condenaremos en nuestro país por sospechosos terroristas pertenecientes al eje del mal y por no unirse a los nuestros y por animarse a competir con nosotros, armando a nuestra espaldas su propia cartera de clientes. Somos en definitiva quienes supimos democratizar el burro por el rabo. Porque La Libertad es nuestra, es una estatua que nos pertenece. ¡God save América de los terroristas y de los sospechosos del fundamentalista mundo islámico!

¿YS I TURQUIA RECONOCE EL GENOCIDIO DE ARMENIOS?

¿Me pregunto, ¿qué pasaría si Turquía reconoce oficialmente el genocidio perpetrado contra la comunidad Armenia, le pida perdón a la humanidad por haber cometido el crimen más atroz de los últimos tiempos, indemnice a los sobrevivientes de la diáspora, entable buenas relaciones con Yerevan, convenza a sus hermanos los tártaros de Azerbaidjian que dejen de hostigar a los armenios y que se olviden del odio… ¿Qué pasaría? Mis hermanos de la diáspora y yo nos encontraríamos tan desorientados que no sabríamos si convendría renunciar a nuestro sentimiento armenio tanto tiempo defendido o bien, seguir aferrados a los recuerdos hasta nuestro último aliento. Si eso ocurriera, nuestro país de origen se convertiría en una Meca, en un peregrinaje turístico obligatorio y no obstante, creo que nadie regresaría para habitarlo. En nosotros sólo quedarían vigentes las añoranzas y una triste historia lapidada en nuestros corazones. Sería similar a lo ocurrido con Francia y Alemania, cuando toda su existencia fueron enemigos. Hoy ambos países han descubierto las bondades de una fraternidad que parecía condenada a desaparecer para siempre. Si los armenios de la diáspora pudieran borrar, aunque por breve lapso el espectro del genocidio, verían a los turcos como seres humanos y no como ogros y verdugos. Estoy seguro que tanto el turco como el armenio revalorizando su fe en la humanidad, recuperarían la dignidad perdida. Turquía pudo creer que con eliminar a los armenios ganarían en su autoestima y me parece que no fue todo lo planeado. Lo que Turquía logró fue acumular odio y más odio. Dicen tener un Dios, ese mismo Dios que adoran ¿no les llegó al alma para reprocharles su conducta mientras eliminaban al millón y medio de armenios? ¿Conocían acaso la historia de Caín y Abel? Supongo que no. El Sagrado Corán no lo debe incluir en sus páginas. Pero incluye otras moralejas, noblezas de conducta, que no fueron interpretadas ni obedecidas. Cuando asesinaban a los armenios, ¿acaso actuaban como musulmanes o como bestias incultas, heredadas de sus abuelos tártaros y mongoles? Se me hace que sería imposible que rezaran a Ala para atentar contra quienes rezan al mismo Dios. En sus corazones se habría infiltrado el “Sheitán”. Ellos como nadie reconocen su existencia. El mismo Sagrado Corán previene a los creyentes musulmanes de su mal. El fanatismo es contagioso y es una enfermedad que, llegado el momento, podría arrastrar multitudes de energúmenos enardecidos. Cuando se instale la paz en los corazones y afloren nuevamente las virtudes humanas, tanto el armenio como el turco entenderán que con la extinción de un pueblo se está saboteando la obra de Dios. Bien saben que matar a alguien es matar en él no sólo el soplo divino, sino el principio de una humanidad venidera. A veces pienso que en el fondo Turquía fue inocente, fue aconsejada, inducida maliciosamente y conducida al crimen por el demonio en persona. Claro que el demonio en cuestión no es precisamente una criatura parecida a un murciélago, el demonio puede usar el disfraz que mejor le cae, es un espíritu maligno que incorpora y adopta figuras humanas para lograr su cometido. Caso contrario no se explica que haya habido almas caritativas entre la población turca quienes ocultamente socorrieron a armenios durante las masacres. Mi madre Chamiram a los seis años y Areck, su hermana, de ocho años fueron cobijadas por una familia turca, mientras que el resto de su familia era siendo degollada en Deyarbekir, hoy territorio usurpado por Turquía. Hace siglos y más siglos que estamos figurativamente asistiendo sin querer a una de las peleas más dolorosas del género humano; la de la injusticia y la intolerancia racial. En vano hacemos fuerza comprometiendo nuestra energía para que la justicia triunfe, que el bien derrote al mal. En nuestro interior perdura un duelo entre dos fantasmas milenarios, uno fuerte y otro débil al que mentalmente, como es normal, apoyamos, sabiendo fehacientemente que si la pelea se define, nuestra pasión acabaría y cada uno volvería a contemplarse en su propio espejo de vanidades, como tratando de iniciar un nuevo concepto de la vida. Pese a todo, la vida nos ha enseñado a seleccionar hermanos entre los hermanos, sin olvidar quienes nos brindaron su respaldo afectivo en los momentos cruciales de nuestra existencia. Por lo visto cinco mil años no alcanzan para elaborar una conciencia de amor y de hermandad. Nuestro cerebro sigue siendo calibrado a base de ingenuidad. No me animo a decir que seguimos siendo animales por miedo a ofender a los animales tildándolos de ignorantes.

LOS SENTIDOS

¿Usted sabe que nuestro cuerpo astral puede alimentar nuestros cuerpos carnales que tú y yo poseemos, que puede conformar las ambiciones, las necesidades pasionales y hasta económicas a través de los sueños y las vigilias, que cada ser humano tiene, sin desarrollar, alguna que otra facultad extrasensorial, tal como los viajes astrales, la capacidad de visualizar el aura, las premoniciones, el desdoblamiento y tantas otras cosas que manejaríamos con la energía de nuestro cerebro? Tú y yo pudimos habernos sorprendido más de una vez con actitudes que nos han asombrado y que no les dimos importancia, siendo una señal de que nos encontrábamos aptos de poder iniciar una incursión en lo oculto, dedicándole la debida atención y algo de dedicación. ¿Usted cree que las profecías son obras de seres elegidos? Pues no, son seres que llevan un pie en la tierra y otro en el espacio; como tú y como yo, con la salvedad que descubrieron su don divino y se dedicaron a pulirlo y a sacarle brillo. Me preguntaría de qué forma lo lograron. Creo que la respuesta estaría en cada uno y la explicación detallada a la que se podría dar, no le serviría a nadie. Es un problema que cada uno debe resolver personalmente. No se trata de obrar milagros, tampoco de atravesar el muro e invadir uno de tantos mundos ocultos, como dirían algunos. Son sentidos adicionales y optativos que deben ponerse en práctica para constatar su existencia. Si nosotros no hubiésemos descubierto la sensación que nos otorga una caricia, la habríamos desconocido. Un ciego por nacimiento no tiene idea de lo que es una visión. Sin embargo puede vivir sin ella. Esas facultades a las que me refiero son sensaciones mundanas complementarias que se despiertan en algunos de nuestros cuerpos y su reflejo aparece en nuestro accionar; es como si soñáramos despiertos una realidad paralela.

LA ASTUCIA

Hoy las guerras se ganan con astucia, involucrando a terceros, cómodamente sentado frente al televisor y sin arriesgar la vida de ningún soldado. Ya no se trata de hombría ni de valentía, sino de meter púas en los países que se piensa derrotar. Provocar discordia, alterar el orden público y si estos ingredientes no son suficientes, matar algún que otro jerarca, haría que la población ignore quien asestó el golpe y se la tome con el vecino. Por ejemplo: para que en el Líbano se maten entre hermanos; se atenta contra el Primer Ministro de religión cristiana y se culpa a los musulmanes o a Siria y los partidarios del difunto, enfurecidos por la muerte de su líder, pierden el control y apuntan con su odio y demás armas contra sus hermanos musulmanes. Esto me hace acordar el cuento folclórico paradisíaco y Bíblico del Antiguo Testamento que narra que la serpiente que habla, se trepó del Árbol Prohibido para meter púa, utilizó a Eva en contra de Adán y a raíz de su astucia, aconteció la hecatombe a la que todos conocemos. Hoy quienes temían ser atacados por los iraquíes al querer defender a los palestinos de la agresión sionista, ganaron la batalla con astucia sin derramar una gota de sangre. Con astucia, conspiraron inteligentemente con el país más poderoso del Primer Mundo, sugiriéndole mandar sus tropas a atacar a Irak, esgrimiendo cualquier motivo y este, vanidoso, engreído y prepotente, accedió defender el honor de su ídolo. Y el ídolo quedó en casa siguiendo los acontecimientos por televisión. ¡Esto es lo que se llama “Astucia”! Como la población de Irak no pudo ser totalmente aniquilada por los bombarderos, se pensó colaborar introduciendo en el terreno saboteadores profesionales para minar ideológicamente a las dos fracciones islámicas: chiíta y sunitas y, que entre ellas se rompan los cuernos. Así fue que idearon las matanzas que perduran hasta la fecha. Gente especializada en explosiones, disfrazados de árabes, fueron quienes atentaron contra una mezquita chiíta, luego hicieron lo mismo contra una mezquita Sunita y el mundo islámico no tardó de enfrentarse y los voluntarios a inmolarse. Los provocadores volvieron a sus casas, sanos y salvos, se instalaron frente al televisor a disfrutar del éxito obtenido. “Total, mientras los iraquíes se matan, nosotros seguiremos en paz”- pensarían. Y tenían razón, lo planeado resulto todo un triunfo.
Irak, sumergida en una guerra civil, perdió capacidad e iniciativa por socorrer a sus hermanos palestinos asediados por Israel. Por un lado es invadida por ejércitos de distintas nacionalidades bajo el Mando Superior Norteamericano y por el otro, su población se está intercambiando cadáveres, sin siquiera querer entender que lo de ellos fue provocado intencionalmente por un enemigo solapado que los está aniquilando sin disparar un tiro. ¡Esto es astucia! Cinco mil años y diferentes exilios dejan muchas enseñanzas y la de obrar con astucia es una de ellas. No nos olvidemos que sus parientes cercanos utilizaron su tradicional astucia en contra de los armenios, aliándose carnalmente a los turcos e induciéndolos a cometer su crimen de lesa humanidad, mientras que ellos observaban extasiados. La táctica fue la misma.
Tomando impulso, Israel con todo su poderío se lanzó contra la fracción de Husb-Ala, en el sur del Líbano, pero no les fue nada remunerativo. Fracasó en su intento, pese a haber hipnotizado por un tiempo indeterminado la conciencia a una gran parte de los países del Primer Mundo. Recién cuando admitieron su derrota, y comenzaron la retirada, hicieron que los países hipnotizados del Primer Mundo volviesen en sí, recuperaran la memoria y se ocuparan de socorrerlos moral, espiritual y materialmente, pese a ser el mejor pertrechado del Medio Oriente, cuyo armamento es norteamericano por excelencia y de última generación. ¿Qué por qué el querido yanqui, aliado vitalicio y carnal de Israel autorizó el ataque al Líbano? Fue para que comprobara la eficacia de esos armamentos, cedidos a título experimental, sin costo alguno, ni fines de lucro; como muestra gratis. ¿Humillación? ¡Qué va! Hay pueblos que desconocen la humillación; son quienes le inventaron las lágrimas a los cocodrilos… Son gente con experiencia en el manejo de los grandes poderes, condición ciertamente destacable… ¡La astucia!

ACERCA DEL ORIGEN ARMENIO...

Temo con lo que voy a decir les caiga mal a mis hermanos de la diáspora, incluso a aquellos que habitan la lejana Armenia.
La palabra origen no creo que cuadre con los descendientes armenios repartidos por el mundo bajo las circunstancias ya conocidas. Tildar al armenio de raza, me parece que tampoco. El calificativo más adecuado según creo, sería: oriundos de los territorios que pertenecieron a la epopeya armenia de la Armenia milenaria. Porque el armenio no es un producto que se comercializa en los supermercados, lo mismo que un electrodoméstico que diga Origen China. Los indígenas de Australia y la raza asiática son, a mi parecer, las más conservadoras, las más cercanas a ser consideradas origen. Los chinos junto a sus parientes inmediatos: japoneses y coreanos son de la misma fuente. No nos olvidemos de la raza negra africana. En el Medio Oriente y en Asia menor la cosa cambia. Allí acontecieron tantas invasiones, se entremezclaron tantas etnias que sería imposible que permanezca alguna intacta hoy día. Desde hace miles de años se suceden los menjunjes de pueblos y de comunidades en todas esas regiones. Alguien molesto, me encararía diciendo: Pero, ¡yo soy judío…! Yo no le negaría ese placer de creerse lo que quiera, pero le haría acordar que judío es una religión, que sería imposible que él provenga de la antigua provincia de Judea. Y si abriéramos los libros de historia nos enteraríamos que El Profeta Abraham salió con sus tribus de Ur, y Ur era Caldea. O sea, los que creen ser judíos no son otro que caldeos. Una persona de religión cristiana o islámica, nunca antepone la religión por sobre su lugar de procedencia. La gran mayoría de los armenios son cristianos, la gran mayoría del Estado Vaticano es católico, pero son italianos, la gran mayoría de Irán es musulmán. Los ciudadanos de Israel son israelitas de religión judía, su tendencia política es otro tema. La fisonomía es el espejo de esa mezcla de razas y etnias.
Vuelvo a decir que lo armenio no es más que un sentimiento arraigado muy hondo en que cada uno de los hijos de los sobrevivientes del genocidio que conserva como una reliquia del pasado, porque lo armenio es una irrealidad, más bien una ilusión de que nos parezcamos a nuestro antepasado armenio. El día que la “Causa Armenia” sea resuelta definitivamente con Turquía, en cada uno de nosotros habrá un armenio menos y en cada uno de los habitantes de Yerevan, habrá un armenio más. Y allí florecerá un nuevo pueblo que se llamará “Hayastán” en memoria de todos los caídos durante el genocidio, será una reivindicación de que seguirán vivos en la memoria de cada uno de nosotros, los desterrados en la diáspora.

RESPUESTA A UNA NOTA APARECIDA EN EL SEMANARIO "ARMENIA" DE BUENOS AIRES

Acabo de encontrar una nota en un semanario cuyo autor dice llamarse “Redacción”. Se refería a una señora poetiza de paso por Buenos Aires, que había sido consagrada como tal en Armenia soviética. La nota en cuestión contenía, además de las proezas de esa distinguida dama, una fotografía donde aparecía su perfil y otra, junto a los cinco integrantes de la convocatoria. Por la derecha y en primer plano se distinguía “Redacción”, el encargado de la nota, seguía una cultísima señora directora en un colegio armenio, luego venía una muy hábil traductora, la talentosa agasajada, un viejo admirador y complementaba la escena, un joven aficionado. Esos eran los representantes genuinos de los “Escritores de Raíces Armenias de Argentina” UDEA. El único omitido erróneamente, el único escritor presente que no figuraba en la lista de los candidatos por no pertenece a la elite partidaria convocante, era yo: Rupén Berberian. Cuando la invitada de honor tomó la palabra y quiso tener referencias de los escritores presentes y de sus libros, el señor “Redacción” reconoció abiertamente no ser escritor, se dedicaba a reunir notas sociales para su semanario. La señora que le siguió exclamó: “Yo no; soy directora de un colegio armenio”. La tercera contestó: “Yo no escribo; soy traductora profesional”. El cuarto asistente admitió sonrojando, ser un viejo admirador. El siguiente dijo ser actor, pero trabajaba en una joyería. La única persona dedicada a la literatura, omitida sea intencionalmente o por error, era yo. Fui quien formuló la pregunta mencionada en la nota, sobre: “cómo se hace para ser un buen armenio”.Yo no figuraba en ningún renglón, ni siquiera al pie de la página, era por lo visto el asistente fantasma, siendo el único escritor presente y ex presidente de la UDEA.
Corrió la misma suerte la famosa Panadería Armenia que generosamente donó unos exquisitos dulces como participación en el evento.
En la nota se destacaban los logros obtenidos por la señora poetiza y con quienes se había cruzado a lo largo de sus tantos años de vida. Mencionaba que era abogada, actriz, locutora y sobretodo una gran poetiza recordada en Armenia y, que vivía holgadamente en los Estados Unidos. Digamos con objetividad que la convocatoria como homenaje, se coronó con un rotundo fracaso, pese a que su realización acontecía en uno de los hoteles céntricos más conocidos. ¡Un fracaso, que el amigo “Redacción” le pareció un éxito! Después de todo, siendo redactor de notas sociales para el semanario Armenia, estaría habilitado para disfrazar gatos en liebres y vise versa. Además, al exponer su propia fotografía junto a los cinco integrantes de rigor, representantes y miembros genuinos de la UDEA, dejo satisfecha a los organizadores del evento, al Semanario Armenia, a sus lectores, a los dueños de la Panadería y por supuesto se ganó un punto a favor en la bolsa de las apreciaciones de su semanario.

¿QUE LES PASO A MIS HERMANOS?

Hay quienes todavía miran con buenos ojos, los labores de los yanquis utilizando plagas, induciendo el virus del dengue hemorrágico y otros virus como el SIDA en los países que no aceptan ser sometidos por el Mandamás. Hoy nadie ignora que las armas químicas han sido utilizadas en Cuba y por supuesto en África. ¿Usted podría imaginar a un energúmeno apretando la garganta a un niño indefenso y además quejarse porque el agredido no se queda quieto? ¿Podría imaginar la escena rodeada de observadores apostando por el tiempo en que el niño tardaría de expirar? Palestina árabe o lo que quedó de ella, está siendo sistemáticamente descuartizada, estrangulada por un energúmeno y hay países que apuestan sobre cuánto llegaría su final. La política antisemita de Israel es hacerles vida imposible a los palestinos para que abandonen sus tierras, porque cuando se marchan serán considerados culpables ante el gobierno israelí que les hará perder todos sus derechos. Algo similar fue lo acontecido con los armenios en los territorios usurpados por Turquía.
Alguien en una reunión en la que se exhibía una película sobre el trazado del Muro de Apartheid en Cisjordania y Palestina, al escucharme hablar sobre los árabes palestinos, interfirió lo mío diciendo que los palestinos no eran árabes. No me costó demasiado interpretar su mentalidad racista, antisemita y sionista. Para ese personaje y para muchos de su misma calaña, los palestinos ya no son nadie, por consiguiente dejaron de figurar como árabes. Para esa gente, el árabe es aquel que aprendió a amoldarse a ellos. Los otros son sombras que todavía hablan árabe. A los negros de Sudáfrica les pasó lo mismo, a los armenios también. Es increíble como las ideologías infrahumanas se transmiten de pueblo en pueblo. El Nazismo al Sionismo, de los sefaradíes al Pan turquismo. Se me hace que son actitudes cobardes y temerosas. Porque Israel, con todo su poderío bélico le teme a los indefensos árabes palestino. El muro con que le roban sus tierras y los aíslan refleja su indiscutible temor. Dicen que es para protegerse y tienen razón. Yo le pongo rejas a mi puerta porque temo a que alguien me asalte. Y ¿por qué habrían de asaltarme? Porque la sociedad a la que forma parte es injusta, errada, discriminatoria, corrupta e inhumana. Es la de ponerse a fusilar a todos los leones de las sabanas africanas para evitar que una excursión de un safari sea atacada por ellos. Si me preguntaran quien de los dos es el culpable de todas esas masacres, yo les diría: el tercero, sin duda alguna. Me refiero al Reino Unido. Israel es obra de Inglaterra, hoy apadrinada por los Estados Unidos. Inglaterra les vendió a los judíos errantes, a ocultas, Palestina, sin considerar su población árabe. Primero desarmaron al pueblo y se retiraron sigilosamente permitiendo de esa forma que fuera atacada por un ejército adiestrado y disciplinado en Inglaterra y que, a colación, sería llamado Israelí. Algo similar ocurrido en Irak; fue desarmado y enseguida invadido por la valiente armada norteamericana. Esta vez el interés yanquis era apoderarse de su petróleo y el lavaje de dinero. Aquello de Israel era apoderarse de toda la región y de lo ajeno, que es peor, puesto que se trata de expulsar bajo amenaza de muerte una población, la de derribar sus casas, armar asentamientos sobre el terreno y ocuparlos. Miren qué paradoja: Quien no está de acuerdo con la obra criminal de Israel es un antisemita y ellos que atentan contra sus primos árabes no son antisemitas. Si no lo son, ¿qué serán, Sionistas Nazis; discípulos del Fûhrer?Si no estaré soñando; ¿no eran ellos, esos mismos asesinos que engañaron el mundo con aquello de amantes de la paz? ¿Cómo es que les enseñen a sus hijos a odiar, discriminando y despreciando a los niños árabes de su misma edad, permitiéndoles que los amenacen con matarlos? ¿Qué les pasó a mis hermanos, se les dio vuelta la Paz con su engreimiento?

¿LOS SALVADORES?

¿Cómo puede ser que se cuestionen la conducta de ciertos países por los Derechos Humanos y a otros que cometen genocidio y estrangulan pueblos, la humanidad les sonríe, incluso los convierten en aleados comerciales? Tengo la impresión que el tema de los Derechos Humanos es una cortina de humo para ocultar maniobras fraudulentas y engañar la opinión mundial, mientras se firmen tratados comerciales con los criminales. ¿No será que los intereses de las naciones son más poderosos que la vida humana y todo lo demás son aparatosidades de un circo? Cuando en aquellos tiempos no tan lejanos, se repartían los países entre los europeos, se ejercía al igual que hoy, traiciones políticas. La vida ajena sigue importando poco y nada. Los franceses habían entrado a Marash, ciudad mayoritariamente poblada por armenios, supuestamente con intención de defenderla del genocida turco y ya sabemos lo ocurrido, la ciudad fue abandonada a su suerte y con las consecuencias desastrosas conocidas. Nosotros lo sabemos, el mundo no, por eso nuestro deber es remarcar la traición, por más que Francia haya resultado con el tiempo uno de los países más humanitarios para con los armenios. Aquel tiempo como ahora, la vida ajena valía y vale poco y nada. Lo importante es cacarear contra la injusticia mientras disimuladamente se cometen peores injusticias. La idea de las naciones emergentes es tratar de asociarse diplomáticamente a Dios y al demonio, por sí acaso. Lo fue siempre y lo seguirá siendo. Todo es un coqueteo con quien representa el poder y una pugna por la mayor tajada de la torta que produce amnesia. Mientras los demás se rompen los cuernos, el criminal descansa. Incluso los brazos largos de algunas naciones son considerados talentos innatos, son aplaudidos por los ingenuos y los esclavos con corbata. Asesinar a una persona sospechosa en otro país es un logro consagratorio mientras la hermandad de los asesinos lamenta aparatosamente no haber podido juzgarlo. O sea: un sospechoso carga con la culpa de las dudas y hay que eliminarlo para conquistar la paz, y el mundo se calla y el país asesino lo festeja con bombos y platillos como una de tantas proezas de habilidad y astucia, una más para agregar al libro de Guines o introducirlo en la Biblia para la memoria de los que vendrán: otra ejecución simbólica de un David que mató a Goliat haciendo estallar el vehículo en que viajaba. Si esto forma parte de los Derechos Humanos, yo sigo sin entender nada. Se me hace que el espionaje es el arte de la traición. Y los países poderosos son los que más artistas utilizan para sus safaris en las junglas de cemento de las naciones pertenecientes al “eje del mal”, ocupados por “sospechosos”. Para los países emergentes existen dos posibilidades de supervivencia: una, inclinarse ante el jefe de turno u oponerse a arrastrar cadenas impuestas. Ambas son de peligro. Dependería del azar y de cómo vienen barajadas las cartas. Los armenios se jugaron a todo o nada contando con el respaldo de los países cristianos de occidente y se equivocaron, en los países de occidente el cristianismo está contaminado, sufre el virus del descreimiento y es contagioso. Cristianos de fe cristiana, prácticamente no existen. Las cruzadas pertenecían a otras épocas. Los armenios murieron esperanzados en que su fe cristiana los habría de salvar, y así les fue. Diría que cayeron mártires de su fanatismo religioso y de su fe en Dios. Los únicos que podían haber salvado a los armenios y que me perdonen mis hermanos por lo que voy a decir, eran los turcos; sus verdugos; aún siendo criminales y de religión islámica. Tomando ese ejemplo, diría que los únicos que podrían salvar a los palestinos son sus verdugos, aun siendo criminales y de religión judía.

MAS SOBRE LA ASTUCIA

En Suiza conviven cuatro clases de gentes que se intercambian cuatro idiomas. En Canadá conviven dos clases de gentes y se manejan en dos idiomas. ¿Por qué al Reino Unido no le ocurrió armar algo similar en Palestina donde pudieran compartirse dos pueblos semitas y dos idiomas? ¿Por qué tuvo que permitir que el odio y la muerte reinen en ese territorio? Se me hace que la decisión viene del tiempo de Las Cruzadas, de cuando el Rey Arturo se atragantó con una espina al volver derrotado por Salah El Din Al Ayubi. Se tomó venganza entregando al judío errante el más discutido y peleado de todos los territorios del mundo. En mis anteriores escritos había señalado a los turcos sefaradies, mejor dicho los safaradies convertidos en turcos, sin renegar a su razón de ser, fueron quienes incentivaron a los turcos matar a los armenios. Y ahora que lo pienso, pudieron ser los ingleses quienes ocultamente incentivaron a los israelíes a aniquilar a los palestinos. ¿Por qué no?, después de todo fueron ellos los de Su Majestad La Reina, quienes acomodaron al judío errante en la casa de los palestino. Si no me equivoco, el armamento que el Haganá utilizó fue de fabricación inglesa. Y es posible también que al retirarse Inglaterra del territorio palestino con su protectorado a cuestas, bien pudo haber vendido su arsenal bélico a los judíos errantes.
En verdad es muy difícil confiar en un país con trayectoria colonialista. Vieron lo sucedido con el Reino Unido en la India, los tuvieron que sacar a patadas. Vieron que sucedió en Sudáfrica. Nelson Mandela les bajó los humos luego de veintisiete años de prisión, soportando un racismo galopante. Que yo sepa, Inglaterra nunca fue trigo limpio, ya ven sus semillas quedaron impregnadas del suelo norteamericano. Hoy mientras los ingleses se lavan las manos, sus herederos quienes los representan bajo otra denominación, pero con la misma mentalidad usurpadora, están aniquilando a Irak. ¿Por qué creen que Bush y los Británicos se entienden a las maravillas? Son de la misma sangre y de la misma mentalidad, además y para colmo; hablan un mismo idioma. Fueron los piratas de los mares, hoy sus descendientes actúan de piratas terrestres en los países del Medio Oriente. Fueron los tratantes de esclavos de África; hoy sus descendientes son los explotadores de los países petroleros y de los países bananeros. En la misma Palestina, la ciudad de Yafa poseía playas cercadas y privadas para los ingleses de su Majestad, separadas con púas metálicas de los palestinos, por miedo a verse contaminados de urticaria moral. Los ingleses no son racistas, ni siquiera antisemitas, tienen gran sentido educativo. Me pregunto: ¿dónde estuvieron cuando Turquía asesinaba a los armenios? Estarían, supongo, como de costumbre, robándoles los víveres y apoderándose de territorios ajenos, como Gibraltar y las Islas Malvinas Argentinas, para ir nombrando…Al inicio de los disturbios en Palestina, los ingleses se llevaron el dinero depositado por los palestinos en los bancos de Su Majestad, (entre los cuales figuraba la fortuna de mis padres), y su arsenal militar pasó a manos del judío errante. Y no me extrañaría que el mismo judío errante les haya comprado Palestina, como pago de recompensa porque la bella Raquel, hija de un judío errante, entregó sus joyas en préstamo para salvar la corona del Reino de Inglaterra. Con condición, ¡Cuándo no!, de que Inglaterra le obsequiara Palestina, Judea incluida. El mismo interés tuvieron los sefaradies en Turquía, hicieron a que se aniquilaran los armenios aspirando a ser recompensados con un premio: Palestina. Pero con Turquía se desbarató el plan, no obstante, los armenios fueron víctimas de esa conspiración. Intentaron con la misma astucia con Inglaterra y esta vez los sueños del judío errante, dio sus frutos, comenzó a realizarse. Dicen las escrituras que Israel abarcaría desde el Nilo hasta el Eufrates. Llegaron al Nilo, con un pequeño escollo llamado La Franja de Gaza y, con el intermedio de su Padrino, dentro de poco, el Eufrates les ha de pertenecer. Dentro de un tiempo prudencial no habrá más habitantes vivos en Irak. Entonces Israel estirará sus fronteras tal como lo hiciera en las alturas del Golán (Siria). Debo suponer que la astucia es un talento desvirtuado, pero que da frutos y hermanos carnales como Turquía, Inglaterra y los Estados Unidos.

LA DISCRIMINACION

La discriminación es un hecho imperdonable en todas sus manifestaciones posibles. Duele y queda grabada en la memoria, principalmente durante la edad escolar.
Normalmente se entiende por discriminación al racismo, a las divergencias de los credos, a la de los partidos políticos, al fanatismo en los deportes. Pero hay una discriminación que no entra en los cálculos y es aquella que les toca soportar a quienes, en un momento dado nadaron en la abundancia, fueron primera figura y por los avatares de la vida, perdieron su fortuna y hoy son olvidados por quienes frecuentaban su casa y comían en su mesa.
Un beduino de regreso a su hogar se encontró con un tradicional festejo, gente en derredor de un suculento banquete, comiendo y bebiendo mientras que otros bailaban. La costumbre árabe para cualquier forastero era saludar y arrimarse a compartir el festín. Y nuestro beduino avanzó queriendo integrarse al grupo, pero fue impedido por no llevar ropa adecuada. El hombre no ofreció resistencia, fue a su tienda y volvió al poco tiempo impecablemente vestido; llevaba una túnica bordada con hilos de oro. Fue inmediatamente recibido por los mismos hombres que le habían impedido acercarse y lo ubicaron en un lugar de privilegio frente al “Mánsaf” (banquete). Al instalarse, nuestro hombre comenzó a llenarse la mano con arroz, piñones y carne de cordero y a echarlos sobre su ropa, diciendo: ¡Come! ¡Come! ¡Los honores son para ti! La gente asombrada se preguntó por qué ese hombre actuaba de esa forma y él, adivinando lo que les intrigaba, les explicó que había venido antes y fue rechazado por no llevar ropa adecuada y ya que la vestimenta era más importante que él, le ofrecía honores a su atuendo.
Un caso similar sucedió con un conocido industrial, admirado por sus generosos aportes a la comunidad Armenia; presidente aquí, presidente allá, porque solía derrochar dinero manteniendo colegios e instituciones benéficas. De pronto el destino le jugó una mala pasada, perdió su empresa y, como por arte de magia, a todos sus amigos. Hoy sin su emperio industrial se siente marginado y abandonado. O sea: mientras tenía dinero era un señor y ahora que no lo tiene dejó de ser interesante. Esta es la discriminación a la que apunto; la crueldad humana que adopta cierta clase de gente con quienes les han dado tanto. La ingratitud parecería formar parte de la clase adinerada. Para ellos el dinero es una competencia del poder. Es también cierto que nuestra comunidad es poco solidaria con el árbol caído, es por lo visto una innata característica de nuestro pueblo. Recordaría a mis hermanos aquel proverbio árabe que, traducido sería: “Uno sigue siendo pobre cuarenta años después de haberse enriquecido y seguirá rico, cuarenta años después de haber se empobrecido”. Mi gente aún no entiende que la época de “Sálvese quien pueda”, acabó aproximadamente noventa años atrás y el sol está sonriéndonos nuevamente. Como que el genocidio paralizó en parte nuestras neuronas, nuestra evolución mental y las consecuencias están a la vista: la pobreza está tan incorporada en nosotros que nos ha tornado, quien más quien menos, aves de rapiña. En vez de solidarizarnos con el dolor de nuestros hermanos, tratamos de arrancarle la última tajada antes de abandonarlo. Quisiera imaginar que el genocidio incidió en esta, nuestra retorcida conducta, ya que no me animaría a creer que nunca fuimos fraternales, generosos y hombres de bien; suficientemente inteligentes y astutos. Si jamás lo fuimos, entonces el genocidio fue bien merecido y habrá de sernos aleccionador, aunque… lamentaría por los niños, las mujeres y los ancianos que tuvieron que experimentar la volteada.
Tal vez en el futuro entendamos que para honrar nuestras raíces es un deber ser solidario, saber perdonar y aprender a hermanarnos. Mentalizarnos con que el dinero no hace a la persona; que nadie es mejor que otro, que todos tenemos el deber con todos y que el hecho de abrir el corazón y educar la conciencia debe ser la consigna para nuestro futuro, si es que pretendemos permanecer como pueblo. Para que lo armenio no muera, no hay que permitir que nos estanquemos entre los errores ancestrales que no nos han permitido alzar vuelo.