martes, 19 de enero de 2010

PERAS AL OLMO

Un dicho criollo, reza: “No se le pide peras al olmo” Ese dicho podría contemplar el error de los armenios de la diáspora que desde añares apuntan con sus esperanzas hacia los Estados Unidos de Norteamérica.
Me gustaría refrescarles la memoria a mis queridos hermanos, remontar la historia junto a ellos y preguntarles quienes fueron amigos de los armenios a lo largo de sus cinco mil años de existencia. ¿Los persas, que no hicieron más que explotarlos? ¿Los mongoles, que no hicieron más que someter a su población y recrear en las laderas del Ararat sus caballos? ¿Los Bizantinos que de alguna manera se creían dueños de los armenios? ¿Los otomanos… y tantos otros de tan buena cuna…? Que yo sepa, pese a ciertos deslices cometidos, Rusia comunista fue la única nación que se jugó por Armenia. Son obvios los intereses que podía haber tenido. No obstante lo rescatable y perdurable son los resultados obtenidos. Lo que quedó en favor de Armenia durante seis décadas fue mayor a varios siglos de reinados y monotonías. Los países europeos fueron los primeros en traicionar a los armenios que todavía creían en Papá Noel. Hoy el Papá Noel del siglo XX1, El Mandamás, flamante Presidente de Norteamérica que había sembrado esperanzas de reconocer abiertamente lo ocurrido contra los armenios en manos de Turquía, a último momento desistió de pronunciarse, traicionando así a miles y miles de armenios norteamericanos. Los intereses son intereses, mientras haya un interés, el honor del mandatario no entra en juego. Turquía mandó refuerzos a Afganistán y eso a los Yankys les pintó el panorama de dulces orientales. Turquía posee bases militares norteamericanas en su suelo para ser usadas en una eventual guerra contra Rusia y esa generosidad y don de gente de los turcos es invalorable para los Marines del Far West y de Kansas City.
Seamos menos ingenuos; ¿Cómo quieren que Obama o lo que fuere, hable a favor de los armenios en presencia de un turco? Máxime, se dirigiría al pueblo desde las escalinatas de la Casa Blanca y sermonearía: “¡Chicos, pórtense bien!, armenios y turcos deben resolver sus conflictos en casa sin la intervención de los Reyes Magos, o de involucrar con imbecilidades caprichosas a la mayor potencia mundial”. Algo similar que fuera difundido por el Papa desde los ventanales del Vaticano…refiriéndose al genocidio de la población de Gaza.
A menos que surja un milagro inesperado y alguien le enrosque la tuerca en el cerebro del Mandamás de turno, nadie se jugaría por Armenia y mucho menos por los armenios de la diáspora. Se aguardaría otros noventa y cinco años más, cacareando a los sordos aquello del genocidio y se reuniría para rememorar el pasado almorzando un “madag” por las almas de los desaparecidos. Otros noventa y cinco años pidiéndole peras al olmo… sin planes, ni objetivos, peleándose entre hermanos porque se tiene razón, matándose entre sí porque los demás dicen tener razón y no la tienen.
Si hasta ahora se han enfrentado los acontecimientos sin tener éxito, debería probarse avanzar operando por los flancos. No podemos, ni debemos dejarnos arrastrar por la desesperación manteniéndonos hasta nunca un pie en la cuerda floja y el otro en el vacío. Cerremos ese capitulo e iniciemos otro completamente distinto hasta que se nos de, pero no bajar la guardia. Debemos correrle al tiempo antes que este nos pase por encima y nos termine de aplastar. Hoy, ahora o nunca… Tenemos que agrupar nuestros pensadores y ponernos a meditar; ir reconociendo nuestros errores pasados y presentes. Nos convendría una “Mea culpa” para que el cielo nos ilumine. Nuestro objetivo sería alcanzado, únicamente si todos juntos fuésemos hacia él. Llámese “Revolución” o como más prefiere. Estamos entre la vida y la desaparición; perdurar como armenios o morir en el anonimato sin haber cumplido con ningún sueño. Nuestra embarcación naufraga porque toda su tripulación posee rango de capitán y cree ser dueño de la razón y de la verdad. Porque cada uno tira para un costado, extravían el rumbo. Muchos son los que quedaron apegados a los años veinte. Son los mismos que permanecieron prendidos de las hazañas de Dicran, de los Tres Mares, de las Doble Coronas, de lo Cuentos de Hadas, de Aní con sus mil iglesias y sus cien mil habitantes y que los armenios fueron los Primeros Cristianos de la Tierra… etc y etc… Despertemos de una vez: somos hijos y nietos de los sobrevivientes de una masacre ocurrida contra la armenidad en Turquía. La amistad entre los pueblos no se da por amor al arte. Si no tenemos nada que ofrecer sería inútil seguir luchando construyendo sueños y castillos en el aire. Sepamos en qué bolsa el mundo nos cotiza y por cuánto… A partir de ahí ir armando el futuro de las generaciones venideras.


Rupén Berberian

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