martes, 24 de marzo de 2009

Homenaje a nuestros héroes de la diáspora…

Con sentidas palabras pretendo humildemente honrar a los héroes de nuestra gran familia armenia de la diáspora. De algún modo hacerles llegar mi respeto, manifestarles mi admiración por los logros, más que milagrosos, obtenidos por cada miembro de esa comunidad, debido a su tenacidad, a su espíritu de lucha y por supuesto, a su gran inteligencia creativa, amén de su indiscutible genialidad. No es nada fácil resurgir de la nada habiéndose trasladado a la deriva por el mundo para abrirse en abanico sin medios adecuados. Tuvieron en su gran mayoría, renunciar a sus estudios y remangarse a la vida. Adquirieron filosofía propia sobre los adoquines de las calles, peleándole a la adversidad codo a codo. Desde sus heredados oficios familiares, llegaron a grandes industriales y a constituir en grandes empresarios. Muchos fueron destacados y reconocidos por sus habilidades innatas pese a erigir patria en patrias ajenas. Aún naufragando entre idiomas foráneas se hermanaron con los pueblos que les abrieron sus fronteras. Entre lágrimas y cicatrices que aún les sangran, mantuvieron su identidad, sus ideales y jamás desplazaron de sus sentimientos el amor a sus lejanas tierras. Un héroe no es quien regresa de una batalla coronado de laureles luego de haber puesto de manifiesto todas sus mezquindades infrahumanas a espaldas del sentido común. Un héroe es aquel que, pese a la adversidad, logra imponerse a las circunstancias sosteniendo la cabeza sobre los hombros y la mirada acariciando horizontes. No obstante, la armenidad de la diáspora, más allá de haber generado grandes talentos, muchos lograron encerrarse en sus vanidades y se sumergieron hondo en sus egolatrías primitivas, lo cual es comprensible. El éxito suele confundir los objetivos elementales, hace que uno se crea superior. Quizá sean defectos preliminares junto con la indiferencia y la insensibilidad que va acentuándose al desprenderse las hojas del almanaque. “El dinero es el opio de la conciencia”.-dije una vez. “El poder engendra prepotencia”- dije otra vez. Quien haya superado destierros y sufrimientos de toda índole es factible que no contemple debilidades ajenas. Para él los débiles e incapaces de defenderse por sí solos son descalificables. Para cualquiera de la diáspora, ningún armenio debiera sufrir necesidades ni pedir ayuda, porque al igual que todos los demás hermanos, posee el don divino de la supervivencia al que debe poner en práctica. Nos obstante ello, el orgullo de haber superado los escollos los tornó reacios al dolor ajeno y se les acentuó el egoísmo primitivo. Para ellos tenderle la mano a un hermano es algo así como humillarlo en su amor propio. Su heroísmo los hizo retroceder, sin querer a la época de las cavernas y su justicia es la de en marginar a los débiles y los imposibilitados de seguir el rebaño; quienes en definitiva deben ser ignorados y abandonados por los caminos. Pienso que los armenios de la diáspora forman parte de un partido de ajedrez muy particular donde no existen peones, ni torres, no participan caballos, ni alfiles, donde se juega a todo o nada con Reyes, Reinas, Capitanes y Comandantes. No les cabe mentalizar que la unión hace la fuerza. Que entre todos se podría armar un Paraíso juntando esperanzas y abrazándonos entre hermanos. Además deberían comprender de una vez por todas que la política interna de un país es propiedad exclusiva del mismo y es donde flamean sus banderas y donde el suelo se impregna día a día de historias vívidas y, que ellos, los héroes de la diáspora, no son más que águilas perdidos que revolotean por los cielos del mundo, aunque les duela reconocerlo.

LA VIDA ME ENSEÑÓ

Ciudades armenias de fronteras como Kaisaría habitada por los Laz, descendientes de la antiquísima raza Hititas. Urfá, que había sido baluarte de los reyes de Asiria y Babilonia; Tarsós, donde el rey de Asiría Sardarriapalo dejó esculpido un pensamiento de su pueblo que decía: “GOZAD DE LOS PLACERES DE LA VIDA CUÁNTO PODÁIS YA QUE TODO LO DEMÁS SÓLO ES SUEÑO”. Ciudades como Mardín, que siglos atrás desafiara nada menos que las hordas del vandálico Temerlán. Ciudades heroicas como Hadjín (Hadyín), Zeitún, Ván, Erzerúm y muchas otras, diseminadas desde el Mar Caspio hasta el Mediterráneo, combatieron en todas las épocas hasta el último suspiro por una Armenia libre, aún así fueron saqueadas y convertidas en ruinas.
Trozos de columnas, pedestales y lápidas grabadas que ostentaban las murallas de las ciudades de la otrora concurrida altiplanicie Armenia, han sido saqueadas y destruidas y la región se halla en la actualidad convertida en desolación, en una impresionante soledad, ausente de árboles y de pájaros. Hoy, la mayor parte de ese territorio milenario es un sepulcro abierto entre rocas y cruces de piedra, sus templos se hallan destruidos y sus iglesias, no hace mucho, ardieron como antorchas junto a sus fieles.
Hasta aquí la anécdota. Mientras los países del mundo nombran sus triunfos, sus conquistas y trofeos, Armenia Milenaria lustra sus cicatrices y le reza al cielo. Y qué reconfortante para un hombre como yo, de pronto enterarse de todos esos acontecimientos, de todo ese desastre. Ruinas, masacres y muerte y otra vez ruinas, masacres y muerte. Al final, ¿qué somos nosotros? ¿Emisarios del cielo o somos los inmortales del Caucaso? ¿Qué es ese milagro que todavía nos mantiene de pie, mientras que muchos otros han sucumbido y desaparecido para siempre? Siglos tras siglos, golpe tras golpe… ¿No será que con ello estuvimos pagando con nuestras vidas, culpas que cometimos en algún pasado del pasado?
Porque hasta donde sabemos, nuestra historia, salvo excepciones, no refleja más que periodos nefastos y de sometimiento. Me preguntaría: al principio de los principios ¿quiénes éramos los armenios y cuál habría sido nuestro comportamiento ante Dios? Lo que sé, que en la rotación de las especies incluyendo al hombre, siempre existió una disciplina celestial predominante que muchos reconocen por: “Justicia Divina”.
Hoy sabemos lo ocurrido, pero ignoramos los motivos que movilizaron a que esa supuesta “Justicia Divina” tomara represalia en contra nuestro. La vida nos acaba de enseñar que nuestra conducta se cotiza en la bolsa de la eternidad. No obstante mi ateismo religioso, consiento la existencia de algo superior que no le cabe explicación alguna en la mente humana.
Más allá de todo lo dicho y lo versado, sabemos que el tiempo no es tal como lo medimos y que los horizontes acaban donde comienzan otros horizontes, que la vida es un simple episodio de una larga novela en la que vamos rindiendo cuentas sobre nuestro proceder, que un ser humano o una multitud de semejantes no son más que cifras; que el pasado no existe, que el presente acaba de agotarse y el futuro no es más que una ilusión dentro de la incertidumbre.
Y ahora, permítanme fantasear, diciendo que las estrellas son los ojos del Hacedor del Universo y si eso fuese cierto, desde las alturas, un ser humano o un millón de seres humanos no llevan ninguna incidencia sobre la rotación de los astros. Somos, si se quiere, apenas una mera insignificancia comparados con La Verdad desconocida. La vida me enseñó que al sostener con ambas manos el mástil de mis ilusiones, soy capaz de abrirme camino hacia la eternidad. Nadie me aseguraría que el pasado alguna vez existió y que la historia no es más que puro cuento.


9/Diciembre/2008

miércoles, 18 de marzo de 2009

SIONISMO... NAZISMO...

No es de asombrarse si les cuento que Hamás y la población palestina de Gaza se defienden contra la agresión de los terroristas sionistas internacionales y no de sus hermanos hebreos con los que convivieron largos años de su existencia hermanados con paz y respeto mutuo. Quienes hoy bombardean Gaza y no hace mucho atentaron contra el Líbano con la aviación israelí son los mismos descendientes de los terroristas” Irgun Tzvai Leumi” y “Haganá” que fueron comandados por Menajim Beguin, Golda Meir y otros “Shlomos” importados; fueron en su mayoría soldados del Imperio Británico y al culminar la Segunda Guerra Mundial, como por arte de magia, 27000 gringos sionista recolectados por Europa, con todo el armamento a su disposición cedido gratuitamente por Inglaterra, armaron el núcleo del ejército judío terrorista e invasor sobre el suelo palestino. El “Irgun”, otro brazo criminal sionista fue el encargado de cazar a los cabecillas palestinos en el mundo. Son ellos quienes persiguieron a los miembros de la OLP como perros sabuesos y los fueron asesinando uno tras otro, porque sabían que la intelectualidad palestina les implicaba peligro. Tanto ellos como Inglaterra deslegitimaban abiertamente al Gobierno Palestino de Yaser Arafat. Cuando el ejército imperialista terrorista israelí comenzó a mostrar sus colmillos, aniquilar uno tras otro los poblados palestinos y apoderarse de sus tierras, en Jaffa (Yafa) por ejemplo, los árabes creían que estaban siendo agredidos por los rusos. En las calles se rumoreaba lo peor y la gente enardecida gritaba: ¡Tenemos que ayudar a los judíos; son nuestros hermanos, los tenemos que proteger de los rusos! ¡Sí, por supuesto habían rusos, los mismos peleaban a la par de los sionistas, los restantes eran sionistas procedentes de Europa. Yo he vivido esos momentos y los recuerdo con dolor como que fuera ayer. Nadie sabía nada de lo que estaba ocurriendo, tan sólo que morían gentes y llovían obuses de morteros ingleses sobre la ciudad. Al poco tiempo más de tres millones de ciudadanos palestinos fueron expulsados hacia Jordania, Líbano, Siria y Egipto. Para Ben Gurión, uno de los encumbrados sabios sionistas, Palestina no existía. Teodoro Herltz decía: Para edificar el ESTADO JUDÍO hay que exterminar a los animales salvajes de la región: se refería, sin la menor duda, al mundo árabe. Los gringos barridos con la escoba europea, simulaban que los palestinos eran jordanos, egipcios, sirios y libaneses, que los palestinos como pueblo era inexistente. Nadie se imaginaba a ciencia cierta que Palestina había sido cedida al judío errante por Inglaterra y demás naciones europeas que ansiaban liberarse de él. Incluso Gran Bretaña quería imponer la nacionalidad judía a los árabes de Palestina. Sesenta años después los sionistas europeos, ya instalados en su trono como Estado Judío, siguen martirizando, matando y torturando a los pocos palestinos que quedan con vida. Hoy luego de cometer tantas masacres de aldeas y pueblos, de asesinar sistemáticamente Lidda, Deir Yasín, Sabra y Shatila por nombrar algunos, de bombardear valientemente campamentos de refugiados, de atacar el Líbano, de maniatar a los pocos habitantes árabes rodeados de simpáticos colonos gringos, controlados celosamente por la soldadesca del Estado terrorista Imperante en la región, le toca masacrar con la conspiración de las “Naciones Humanas” el último reducto: una población desarmada en la Franja de Gaza. Y la aviación bombardea durante 22 días y sus respectivas noches en forma ininterrumpida derribando sus ciudades sobre sus moradores, sin respetar colegios, mezquitas, refugios, hospitales, ni siquiera las cedes de la ONU. Los tanques se ensañaron con los niños y las mujeres que huían… Para los genocidas todo aquello que se movía resultaba sospechoso de terrorismo. Sospechosos de terroristas fueron también los burros, las vacas, los corderos, las cabras y las gallinas. El sionismo impío bajo ordenes de criminales sionistas asesinaron más de 1500 palestinos en su mayoría niños y mujeres y dejaron 5000 heridos de distinta gravedad, en su mayoría niños y mujeres Luego tuvieron que detener la masacre y retirarse porque el mundo entero había quedado consternado ante semejante salvajismo de lo supuestos amantes de la paz. El mismo Papa tuvo que abrir la boca y pronunciarse. Y ¿Qué ganaron, más allá de masacrar seres humanos y acumular el odio del mundo? No obstante, hubo quienes sacaron provecho de ese genocidio, las bombas de racimos y las de fósforo eran de fabricación norteamericana al igual que todo el armamento expuesto en el terreno. Y esto tiene un costo y un virtual cobrador. Para energúmenos con cara de hiena como Bush, los muertos y heridos jamás lo conmovieron, masacró tanto árabes como de sus propios soldados. Su especialidad era armar guerras contra espejismos llamados “Sospechosos” y “Terroristas” de su propia inventiva. El mismo fue quien fundió la mayor economía mundial de los EEU. Él fue quien arrastró a los criminales terroristas sionistas a expresar sus condiciones innatas, sus atrocidades. La tortura que cometió en sus cárceles privadas controladas por la CIA como Guantánamo contra sospechosos es simplemente imperdonable. Bush con esa cara de hiena y mirada sanguinaria, estuvo detrás de cada atentado de quienes les robaron la patria y su herencia histórica a los palestinos. Hoy Israel lamenta haber fracasado en su intento de recuperar el soldado israelí preso en poder de Hamás y no contempla los miles de presos palestinos que día a día son torturados en sus cárceles. No les conmueven a la derecha israelí “Likud” con Natanyahu y la encantadora candidata Mujer TZIPI LIVNI, gringa por excelencia, la muerte de civiles palestinos. Ellos son sionistas judíos gringos, no hebreos.
En definitiva: el Sionismo al igual que el Nazismo son sin duda una nefasta expresión, la más perversa de una evidente degeneración humana.

23/Enero/2009

"CRÍA CUERVOS"...

Por segunda vez en tan corto tiempo me estoy tomando odio por pertenecer a la raza humana, pues no alcanzo a comprender que existan individuos y pueblos tan despreciativos de la vida humana; no de las suyas desde luego, sino, de las demás: los gentiles y los útiles; que fuesen tan criminales como buenos farsantes en su tradicional parodia de amantes de la paz. Al final de cuentas, se me hace que el Nazismo volvió a recobrar fuerza, descubrió sus colmillos, soltó su ponzoña, disfrazado de usurero sionista. Los mismos energúmenos de ayer han vuelto a ocupar el odio de quienes como yo siente la muerte de cualquier criatura humano en carne propia. Ahora que lo pienso: ni Jesús pudo modificar el espíritu agresivo y despiadado de ese pueblo en cuestión, supuestamente, protegido y guiado por su dios, selectivo y racista. Me indigna saber que ninguna nación, ni siquiera la ONU se opone al bombardeo indiscriminado de la aviación militar israelí sobre la población civil indefensa de la franja de Gaza procurando su exterminio. La complicidad del mundo cristiano para con el sionismo es tan evidente como interesada que ya cae de maduro. Los escribas de los tiempos vetustos acomodaron historietas y cuentos fantásticos recopilados del pasado con los que armaron un voluminoso libro que fue consagrado como sagrado; incluía engaños, traiciones, frivolidades, atentados y asesinatos figurativamente heroicos; hechos que son reproducidos por sus mismos seguidores hoy día. En un principio hasta yo les tenía simpatía y admiración, le tenía piedad y consideración al judío errante, pero no me imaginaba que lo suyo era una actuación bien ensayada, tan vil como engañosa, que su verdad era otra y que abusaban de mi buena fe. Finalmente han arrancado sus mascaras y yo he superado mi ingenuidad y despertado a la triste realidad. No me equivocaría si digo que son la fiel reencarnación del Nazismo, más aún; que el Nazismo fue un engendro del Sionismo. Hoy me da asco tener que compartir este mundo con criminales y desalmados. Me da bronca porque el mundo consienta sus matanzas y bombardeos como algo normal, rutinario, aleccionador y purificador. Tengo vergüenza por sentirme impotente ante semejantes genocidas. No nos confundamos, lo que acontece en Gaza no es una guerra, es un exterminio: ¡un exterminio! ¡Una alevosa matanza! Para colmo, los Estados Unidos aplauden la hazaña. Francia se alza de hombros y la comunidad internacional se trago la lengua… No alcanzó con robarles el país a los palestinos, todavía pretenden arrojar a sus legítimos dueños al mar. No sé por qué a todo esto le encuentro parentesco con el caso de mis abuelos, masacrados por los turcos. ¡Cuántas veces más hemos de estremecernos ante crímenes de lesa humanidad en manos de Israel o de asesinos norteamericanos de turno! ¡Cuántas más tendremos que incorporar al archivo nefasto de la humanidad, desgracias como las de Deir Yasin, Sabra y Chatila, Irak, Afganistán, Beirut y Gaza! ¡Desagradecidos! No tenemos más que remontar la historia y constatar… ¿Quiénes fueron los que cobijaron a los esclavos rescatados de Babilonia, les abrió sus brazos, les ofreció su pan y les permitió habitar Palestina? ¿No fueron acaso los cananeos? Los mismos descendientes de los cananeos: los árabes; los árabes fueron quienes socorrieron a los armenios en su desgracia, aun siendo de religión islámica.
Aquí cabe mencionar aquel dicho:
“¡Cría cuervos y te arrancaran los ojos!”

29/Diciembre/2008

“Podemos hacer tanto bien con no dañar a nadie”

Jesús predicó un amor sublime, incluso fue más allá en sus apreciaciones con aquello de ofrecer la otra mejilla. Fueron símbolos y parábolas demasiado nobles para la comprensión de una humanidad corrompida, enferma de doctrinas puramente materialistas. Aún me pregunto qué debería hacer si un invasor irrumpe imprevistamente en mi aldea, asesina a mi familia y se apodera de mis bienes. ¿Debería acaso ofrecerle la otra mejilla? Y si le hiciera frente, ¿no estaría actuando de anticristo? Quedarse a las expectativas sería, si no me equivoco, una locura que bien podría confundirse con cobardía. Las mujeres y los niños que eran arrancados a sus hogares, expulsados, alejados en caravanas de sus terruños ancestrales; humillados y masacrados, ¿cumplían acaso con el mandato de la otra mejilla?
A veces vago de habitación en habitación tratando de comprender más allá de lo acontecido nueve décadas atrás, hurgando en forma imaginaria mentalidades de quienes fueron enemigos hereditarios del odio, quienes al correr del tiempo se encerraron en su orgullo primitivo.
De pronto todo se me aparece como que fuese producto de una mente tenebrosa, de una película de terror y que Jesús no perteneció más que a mi libro de catecismo; que tanta crueldad y tanto ensañamiento procedan de seres reconocidos por humanos.
Con el tiempo fui desenterrándome de la historia de mis viejos… Conseguí hacerme a la idea que nuestra dolorosa tragedia o cómo suele llamarse, no existió más que en los cuentos de la abuela y que no es verídica la versión de que miles de niños fueron embarcados y arrojados al mar, otros enterrados vivos por sus padres o ahogados en los lagos, con que las aguas se llevó sus cuerpos, que corrieron ríos de sangre, que los pozos de lluvia fueron abarrotados ex profeso de cadáveres, que las niñas fueron violadas por la soldadesca antes de ser asesinadas, que muchas de ellas fueron a parar a los harenes esclavizadas y que el resto de las caravanas murió de sed, mientras la arena del desierto los iba devorando de a miles y muchas incontables atrocidades más...
Se me hace que mientras mis hermanos erigían sus castillos en el aire, los criminales turcos salían de sus guaridas y en sus rostros corría una risa salvaje…
Sólo metiendo las narices en mis papeles me fue posible recrear la barbarie cometida. Veía los rostros de mis hermanos pintados de asombro, rindiéndose ante quienes pugnaban por conquistar el cielo y la gloria eterna convertidos en una suerte de humanidad inhumana. Todo aquello y mucho más, combatió durante años en mi corazón e infestó mis pesadillas.
Cuando era niño soñaba en matar a los que asesinaron a mis abuelos tan pronto yo creciera, como para que estén vengados y sus almas descansasen en paz. Pero fui creciendo y pude ver y percibir con el corazón lo que me impedían las pasiones juveniles; que el turco era más digno de lástima que de reproche: porque recordaba aquello de “Quien haya conquistado el poder, no podría evitar corromperse por el poder y que el ejército más grande es siempre quien practica la mayor crueldad”.

LA NOBLEZA

No entiendo por qué el Occidente lisonjea con el Estado Judío al igual que un perro faldero. ¿Por qué tanta consideración y privilegios? ¿Acaso la humanidad se encuentra desamparada, carezca de fondos, esté atolondrada que no logra comprender la magnitud de las ponzoñas que el pueblo sionista arroja descaradamente contra sus vecinos traducidas en bombardeos de la aviación israelí, sus tanques, sus helicópteros y sus barcos de guerra, sobre civiles de una franja de tierra palestina, asediada por todos los costados con un millón y medio de encarcelados y en condiciones infrahumanas, deteriorando alevosamente la paz y el equilibrio mundial, incluso provocando riñas y desconciertos de su especialidad, entre hermanos? Hace poco atacaron al Líbano y destruyeron gran parte de su capital, me pregunto por qué razón, ¿acaso para apoderarse de ese territorio como lo hicieran con Palestina y la altura del Golán, perteneciente a Siria? ¿No creerán acaso en la absurda predicción de quien sabe quien o de su Jehová que solía según sus escrituras hablarles en caldeo desde su trono en el cielo, con que Israel se extendería desde el Nilo hasta el Eufrates, borrando en su pasó a las demás naciones que las habitara? ¿Será por ello que han doblegado a los iraquíes, con apoyo de los norteamericanos, claro, y hoy estén masacrando a los que quedan de los árabes palestinos, contando con la indiscreta complicidad del la ONU, pariente cercano de Israel? De la ONU y también del Papa que aparece en su ventanal y dice: ¡Chicos pórtense bien! ¡No jueguen con fuego que podrían quemarse! ¡Acuérdense que el aborto es un pecado mortal! ¡Os mando mi bendición! ¡Cháu…! Digo yo… ¿Qué clase de “Naciones Unidas” que cada vez que sentencia a Israel por sus atrocidades infrahumanas, sus dirigente se alzan de hombro y prosiguen con lo suyo sin mosquearse, incluso más, se atreven a quejarse con que son la víctima no los victimarios. Ahora es Gaza. Ya han robado la mayor parte de Palestina, lo que les fue obsequiado y lo que les fue negado. Ahora le toca a Gaza y con ello terminarán con apoderarse y consolidarse en el terreno. A los palestinos les asignaran alguna que otra reservación muy apartada del pueblo israelí predilecto de Jehová, su dios particular de tendencia racista que capitanea su ejército imbatible, según el libro consagrado como sagrado. Ayer el Estado Judío expuso su poderío norteamericano contra el Líbano y salió malherido. Se me hace que Jehová no estuvo presente o ya esta harto de apoyar las insolencias de sus hijos predilectos. Un Líbano que ha sido benévolo con ellos, un Líbano que les mandó sus arquitectos y la madera de sus cedros para edificar el templo de Salomón, destruido por los asirios, sobre cuyo muro se lamenta todo el judaísmo y jura vengarse sin importar de quien. Porque el sionismo a la par del nazismo no conocen el perdón, mucho menos la misericordia. No saben que la generosidad, la humildad y el amor al prójimo son los dones más preciados del género humano. Finalmente y en hora buena, el judaísmo nos está revelando una de sus facetas desconocidas: una versión muy particular de una inhumana humanidad. Un pueblo que en una época de mi vida me pareció excepcional. Incluso llegué a admirarlos y quererlos como si fuesen mis propios hermanos. Pero, y lamento decirlo, la actitud tomada por el Estado Judío me ha defraudado. Si no pareciesen a las demás gentes y se asemejasen con su apariencia, pensaría que se han vuelto monstruos extraterrestres, desalmados e inhumanos, que evidencian una prepotencia que les rebalsa por los poros. Pero… pero, me viene a la memoria aquel dicho: “El chancho no tiene la culpa…la tiene quien le da de comer… ” Si las Naciones Unidas actuaran sin otorgarles ningún privilegio, estarían obrando con justicia y el mundo estaría más seguro, e Israel habría quedado en el molde con el rabo entre las piernas, pero… lamentablemente se le dio demasiada importancia, demasiada consideración, demasiada confianza que le permitió tomar atribuciones de Amo y Señor, se creyó superior a todas las demás naciones y comenzó a escupir al cielo. El mundo occidental ni siquiera se imaginaba la monstruosa aparición detrás de ese judío errante con su metamorfosis en un estado israelí. Es como aquellas aves que depositan sus huevos en nidos de otros pájaros y cuando el pichón del ave intrusa rompe el cascarón, empieza a empujar a sus hermanos hasta hacerlos caer del nido y apoderarse de la atención y del alimento de sus padres adoptivos. Esa es la historia de la creación del Estado Judío sobre el territorio palestino. Hoy las Naciones Unidas que conforman sus padres adoptivos no saben con qué conformarlo y de qué forma condenar sus fechorías. Creen con mimar un cuervo se salvarían de que no les arranque los ojos. Israel al autonombrarse una nación, tuvo su oportunidad de hacer buena letra, pero engañó al mundo entero con su tema de amante de la paz. Llegó a insinuar que su evolución como Estado sería un ejemplo de dignidad para la humanidad, que después de sufrir el holocausto serían quienes comprenderían mejor que nadie el dolor ajeno. Pero ya la humanidad se está dando cuenta de su propia ingenuidad y de su error de apreciación, de que el sionismo con su disfraz de judaísmo es un lobo sanguinario e impío que se ocultaba bajo la piel de un inofensivo cordero. No por nada durante su larga existencia ha recibido su merecido y no obstante, dudo de que haya aprendido la lección. Con desmerecer a los demás no se adquiere categoría. La nobleza no se fabrica con dinero, ni con refregar en las narices de los demás el haber recibido como contribución por “Buen comportamiento” las armas más sofisticadas del país más belicoso del mundo, asimismo por haber impedido el acceso al terreno observadores internacionales que pudieran acceder a la realidad en la zona del conflicto; haber prohibido la presencia de la Cruz Roja, los de Ayuda Humanitaria y de las delegaciones de los Derechos Humanos. La nobleza es una condición innata de los pueblos humildes y cordiales, aunque occidente lo ignore o su simple mención le cause urticaria al judaísmo. El pueblo árabe es, sin la menor duda, uno de los más nobles de la tierra. Y lo digo con convicción: ellos; nadie más que ellos fueron quienes acudieron a salvar a los armenios que se escapaban de ser masacrados por la soldadesca turca. Soy uno de tantos hijos de sobrevivientes y les estoy eternamente agradecido a mis hermanos árabes que en su oportunidad nos tendieron su mano generosa. Si esto no es nobleza, entonces La Nación judía entiende por nobleza: bombardear inocentes con su aviación, cazar niños palestinos con sus tanques norteamericanos, derribar refugios de las Naciones Unidas, atentar contra mezquitas y escuelas repletas de niños y mujeres.

“Shalom aleijem”

El flamante presidente capitalista, imperialista por excelencia del mundo moderno, el primero en la historia de piel negra, al preguntársele sobre la agresión israelí contra palestinos, se aventuró diciendo que todas las naciones poseen el derecho de defenderse. Lo que significaría, para mí y pienso, sería lo mismo para las demás gentes, que su discurso incluiría invadir países, aniquilar poblaciones y apoderarse de su tierra. Al fin y al cabo con ese razonamiento justificaría los bombardeos de Israel sobre la población palestina. No sé por qué se me hace que con su presencia en el trono mundial, la humanidad no habría de avanzar, más bien permanecería estancada por décadas.
Vuelvo al tema “Terrorismo” del que tanto se martilla en el léxico político pro sionista. No existe informativo alguno, reportaje alguno que no se la incluya como punto de partida. Los periodistas y sus reporteados cuya inclinación evidencia estar ampliamente a favor del sionismo, reconocen a los árabes por terroristas islámicos y los colocan en la misma bolsa, como diciendo: ¡Los asiáticos son chinos, los rusos judíos y los españoles gallegos! Terrorismo, viene de la palabra terror. Quienes invaden países, bombardean hogares con su aviación norteamericana, disfrazada con insignias del Estado Judío y matan civiles, no serían por supuesto terroristas, ¡nada de eso!, serían los mismos tradicionales e infaltables héroes imbatibles de los cuentos del Antiguo Testamento. Son los que patean en contra, muy a pesar de la opinión mundial, quienes, pese a las reiteradas condenas de las Naciones Unidas nunca las llevan a cabo. El Estado Judío se aferra a unos dichos absurdos de su Torá, con que “Jehová” dios de los ejércitos victoriosos de Israel, se dirigió personalmente a Abraham proponiéndole abandonar Ur de los caldeos, prometiéndole la entrega incondicional de la tierra de los cananeos. Mejor dicho: la tierra habitada por los cananeos, hoy Palestina, el Líbano y quien sabe si el plan de usurpación de tierras comprendía también las alturas del Golán y Damasco. Porque creer en absurdas predicciones y tales supersticiones e incorporarlas a una doctrina por encima monoteísta, es simplemente tener mente atrofiada. Las doce tribus de judíos debieron haber provocado graves conflictos en su lugar de origen como es normal. En su marcha migratoria cruzaron Palestina y se refugiaron en Egipto. Transcurrieron cuatrocientos treinta años hasta que finalmente fueron expulsados por el Faraón. Por fortuna ningún libro de historia, ni siquiera el Antiguo Testamento menciona los motivos. Una vez más, fiel a su pueblo predilecto, se presentó Jehová a salvarlos de ser exterminados. Como por arte de magia partió el Mar Rojo en dos, permitiéndoles cruzar con el oro y las joyas robadas a Egipto y ya a salvo, Jehová volvió a unir las aguas y así se ahogó el ejército del Faraón que los perseguía. (Otro absurdo total; ¿en qué mente cabe?)
Errando y errando como gitanos por el mundo, finalmente y gracias a la influencia de los anglosajones se les concedió un territorio en Palestina. A partir de allí el humo les fue subiendo a la cabeza y hoy al inicio del año cristiano 2009 controlan las finanzas del mundo, la medicina, la industria bélica, la publicidad y la música, amén de la nación más poderosa de la actualidad. Hoy controlan la prensa mundial, los mercados de diamantes y del oro y se empeñan por convencer al “gentil cristiano” “Goim, en su lenguaje” con que los malos de nuestra civilización son los de Hamás y los de Hisbala libanés, porque no han logrado todavía convencerse con las proclamas judías de amantes de la paz.
Hace cientos de años que el sionismo brega, se arrastra disimuladamente como víbora utilizando la usura como un medio de sometimiento. Han logrado hipnotizar a ciertos países árabes y sacarlos de circulación, a cambio de toneladas de papalitos verdes cotizables en la bolsa de Nueva York, principalmente los del golfo pérsico. Otra de su especialidad puesta a prueba, fue provocar guerras fraticidas e intolerancia religiosa en Irak, obligando al Sheriff de Texas City a encubrir sus fechorías, incluso tomar partido e humillar a su población, estableciéndose indefinidamente como un intruso en el terreno contando con un comodín como punto de referencia. Gracias a la eficiente colaboración logística de Jehová hoy Irak no representa peligro para Israel.
Hace poco Israel le pidió autorización al Tio Tom para atacar las instalaciones nucleares de Iran, solicitándole de paso apoyo material y exigiéndole la entrega de bombas de profundidad anti bunkers que por desgracia no forman parte de su actual arsenal. Lo que está lanzando sobre la población palestina son simples bombas de fósforo y las de racimos, ambas prohibidas internacionalmente. Mas su solicitud le fue negada, no obstante se le aconsejó seguir amaestrándose practicando tiro al blanco contra los edificios palestinos y los refugios de la franja de Gaza. Ya que se trataría de una población inofensiva, que carece de aviación militar, de tanques, ni siquiera una flota naval y, con bombardear sus ciudades y ensañarse con matar a sus mujeres y niños, sería cosa de un par de días a lo sumo para que Hamás esté rindiéndose. Mientras tanto, entraría a regir la propaganda interesada y los compromisos previamente acordados con El Reino Unido, su asesor espiritual, contando desde luego con la infaltable y estrecha colaboración de su amante aliado, su exclusivo surrtidor de armas y las honorables, respetables socias activas de la ONU que cacarean con la panza llena todas juntas sin poner un solo huevo. Mientras tanto, mantener la buena costumbre de cortarles los suministros de gas, luz, petróleo y agua; impedir la presencia sobre el terreno de la prensa internacional, las delegaciones de los derechos humanos, la Cruz Roja Internacional y la ayuda humanitaria para que de esa forma pueda, liberada de culpa y cargo, seguir matando civiles refugiados en colegios, mezquitas, incluso bombardeando alevosamente “por error” ¡Claro está!, los establecimientos de las Naciones Unidas abarrotados de refugiados. Total; nadie le impide formalmente detener su agresión; no se lo impiden, porque saben fehacientemente que es inútil, puesto como es tradición Israel no obedece a nadie y, aunque lo condenaran, le importaría tres bledos…
Desde mi modesta observación, trataría de reflejar el pensamiento de ese pueblo tan particular:
“Somos los héroes de la película, los imbatibles…Matar a mujeres palestinas y niños es lo más fácil, además, es nuestra especialidad. Con su eliminación estamos programando nuestro futuro de grandeza, estamos borrando con nuestro valiente ejército la existencia de las próximas generaciones de terroristas islámicos. Preferimos asesinarlos hoy que son indefensos y tiernos y no tener que enfrentarnos con ellos mañana cuando ya manipulen armas, porque podríamos lamentar la baja accidental de uno que otro herido leve. A los demás palestinos los tenemos atenazados y enjaulados en reservaciones rodeados de asentamientos de amables y bien educados colonos judíos gringos. Los árabes son retrógrados, comen con las manos. Lo que queremos en verdad es que se vayan o que se mueran todos. Aunque les sonreímos, odiamos a los árabes y lo transmitimos a nuestros hijos desde los pechos de sus madres. ¿Dónde se ha visto que Palestina les pertenece…? ¡Van a tener que desaparecer por la buena o por la mala del suelo de Israel! “Abraham nos lo aseguró, porque Jehová, nuestro dios, le habló y está escrito en el Torá. Nuestro poderoso ejército imbatible es consciente de que está defendiendo una causa noble y justa y, que tenemos que acabar con los terroristas islámicos que rechazan ser esclavizados y alimentados por nosotros como mascotas y sirvientes a modo de figurar como lo que somos de dadivosos. Hemos de prohibir a que los palestinos le sean suministradas armas importadas, procedentes de Siria o de Iran. Que no se vaya a creer por ahí que somos insensibles al dolor ajeno. De cuando en cuando les otorgamos piadosamente tres horas de respiro y de calma como ayuda humanitaria mientras que nuestros pilotos se toman un refresco, se abastecen nuestros aviones de combustible y se rearmen de bombas de precisión. Mientras tanto, los palestinos tienen tiempo de rescatar sus cadáveres entre los derrumbes y de enterrar a sus muertos. Aquí los únicos que deben poseer armas somos nosotros… ¡El pueblo elegido…! ¡Heil…!
Y ahora hablando con seriedad: Quien más quien menos está enterado de cuales son las armas defensivas y cuales son las ofensivas. Si usted todavía insiste en que Israel es la víctima, usted es un sionista que no merece ser judío, ni siquiera pertenecer a la raza humana, ya que un sionista no es ni más ni menos que un criminal Nazi. Por otro lado, el judaísmo no es una raza sino una religión y quienes asesinan a palestinos son los gringos anglosajones sionistas disfrazados de judíos

LOS IMPERIOS

El político norteamericano con cara de mascara de almidón y mirada fúnebre, discípulo y amigo personal de Bush, Cara de Hiena y aspirante al trono de los EEUU, increpó la orden del flamante Presidente Negro de frenar las torturas en todas las bases norteamericanas controladas por la CIA repartidas en el mundo, haciendo por supuesto hincapié en la de Guantánamo, Cuba, diciendo: “¿Qué hemos de hacer con los presos? Nuestro país no aceptaría sospechosos en su seno”. Su intensión no sorprendió a nadie: siendo un veterano criminal de Vietnam, cae de maduro que le importa muy poco liquidar a todos los presos, por más que no hayan sido juzgados y comprobada su culpabilidad. De pronto pienso, cómo hubiese sido nuestro mundo sin energúmenos, sin militares ni policías, colonialistas conquistadores, usurpadores prepotentes y próceres a caballos de bronce. Si no existiesen religiones que desorienten a los niños y a los ingenuos haciéndoles mentalizar absurdos, ¿estaríamos acaso matándonos unos a otros por costumbre y por contagio? Si hubiésemos comprendido que el cielo y la tierra nos pertenecen tan solo en la ficción, entendiéramos que el mundo es una fantasía y que nosotros no somos más que simples sombras corridas por el destino. Si nos diéramos cuenta que el vecino no es un rival, mucho menos un enemigo; que el que está en la otra vereda aguarda a que le ofrezcamos un abrazo… Cómo me gustaría que los países fuesen reconocidos por sus flores nacionales y sus árboles frutales, que carezcan de fronteras, púas metálicas, muros divisorios, ideologías odiosas y fanatizadas… Reconocer a Palestina por sus olivares, Armenia por su Montaña Sacra y sus damascos; la Argentina, por el Seibo y el Jacarandá; que no haya discriminación, ni la estúpida creencia de la raza superior, predilecta de tal o cual supuesto, hecho a imagen y semejanza… Digo yo… ¿lo soportaríamos? ¿No será lo que nos incentiva vivir es sortear por turno las desgracias? Si el amor fuese libre, amplio y sincero, en el buen sentido de la palabra, no tuviese censura que merme su poder creativo, ¿estaríamos conformes? Si no tuviésemos ambiciones, obsesiones y vanidades, ¿sabríamos acaso navegar en las aguas de la humildad? Y el miedo nuestro de cada día ¿en qué quedaría, lo extrañaríamos acaso? ¿No nos descarnaría; no nos asombraría reconocernos en nuestro espejo? Si no tuviésemos ese envoltorio llamado piel, tú y yo seríamos iguales y la igualdad reinaría en nuestro cerebro como un axioma. Esos… esos son algunos cuestionamientos que siempre desafiaron mi escaso conocimiento y mi aguda ignorancia. No entiendo por qué no puedo comprender que Israel repudia a los palestinos y los desconoce como dueños legítimos de sus tierras ancestrales. ¿Será porque en su gran mayoría le reza a Alá, Dios del Universo y no a Jehová, dios de los victoriosos ejércitos de Israel? Turquía masacró a un millón y medio de armenios porque eran cristianos y ¿qué ganó…? ¿Qué ganó más allá de apoderarse de sus bienes, de robarles sus riquezas? ¿Acaso con ello conquistó la paz y la tranquilidad que añoraba? Y los cargos de conciencia… Supongamos que no tienen conciencia, al igual que quienes manejan el Estado terrorista israelí, ¿cambiaría acaso el fundamento de su agresión? Israel quiere por la mala o por la buena sacarse de encima a los árabes palestinos; en otras palabras: al despertar islámico. Supongamos que lo logran y después ¿qué…? ¿¡Fueron felices y comieron perdices…!? Luego, ¿Aleluya, Aleluya hasta el fin de los tiempos…? Mi tía Areck, decía: “Antes que nazca el sol, muchas cosas nacerán…” Construir un mañana sobre hojas del almanaque de un viejo calendario es jugarse el futuro a la ruleta rusa. Si no me creen, no tienen más que desmenuzar épocas remotas. Ya Egipto no hace honor a su pasado; Roma, Bizancio, Persia, Babilonia y Grecia, tampoco.
El tiempo es quien posee la última palabra y el único que no caduca

PERDONAR, PERO NO OLVIDAR

Incomodado por mis punzantes reflexiones, alguien llamó a la audición pidiendo que dejara en paz la memoria de los abuelos masacrados durante el genocidio y yo lo entendí y me abrí a su corazón. A mí también me gustaría, más allá de rezar en silencio y elevar mis pensamientos por sus almas, creer que lo suyo se trató de una burla del destino que los convirtió en víctimas de su fe cristiana. Pero, lamentablemente, mis conclusiones difieren a las de esa oyente. Pienso que de algún modo fueron autores de su triste destino. Lo fueron, porque no advirtieron la catástrofe que se avecinaba y porque gracias a ellos nos tocó, los sobrevivientes, desparramarnos a lo largo del mundo como gitanos, sosteniendo en la memoria una identidad afiebrada y en peligro latente. No quisiera ser cruel en mis apreciaciones o insinuar algún tipo de insensibilidad hacia quienes sufrieron toda clase vejámenes, violaciones y persecuciones racistas. Lo que intento es detectar sin odio, resentimientos, ni fanatismo, las fallas y los errores que se cometieron allá y a lo lejos que iguala a un ayer. No por nada es masacrado un pueblo sin piedad ni contemplación, sea judío, armenio, somalí o congolés. Debió haber existido errores garrafales de irrespetuosidad, de prepotencia y de intolerancia religiosa, de una evidente desinteligencia…; de algún fondo turbio…, amén de una politiquería barata; además… habría fallado el amor y, como cristianos que eran, pudo haber sido uno de sus mayores pecados. Pienso que debían haber respetado las enseñanzas de Cristo; y los turcos, haberse interiorizado algo más en los fundamentos de la doctrina islámica. Las religiones no son simples palabras que las lleva el viento, son para ser interpretadas en su esencia, para esto están, para que haya paz en los corazones. Se me hace que ni unos ni otros tuvieron en cuenta la importancia de una sana convivencia. A menos que me equivoque, nadie asesina a un pueblo por el simple hecho de ser inocente. No estoy justificando al asesino, mucho menos haciendo apología del crimen, pero es hora que comencemos a descubrir y analizar objetivamente; fríamente, los pormenores de lo ocurrido y el proceder de nuestros padres y abuelos. Hay pueblos que posee el lema de no olvidar y de no perdonar; allá ellos. El nuestro debe prevalecer siendo la base de nuestra filosofía de vida: “Perdonar, pero no olvidar”.
Repetiría una y mil veces con absoluto convencimiento hasta que se me demuestre lo contrario, que los armenio tuvieron culpa de lo que les sucedió y también les recae la culpa por cómo nosotros, sobrevivientes de la tragedia, quedamos a medio camino de la verdad.
Ya sé que duele en el alma y mucho, culpar a nuestra propia sangre derramada y, que es más sano mirar para otro costado. Lo nuestro no fue un accidente, el holocausto judío no fue un accidente o un capricho de un depravado, la eliminación de tantas vidas humanas no fue un descuido, no se trató de una guerra armada; fue un exterminio: ¡un exterminio! Para que desaparezca un millón y medio de armenios, un millón y medio de seres humanos que pudieron haber modificado el destino de la humanidad. Incluso, si se tratase de un accidente, igualmente llevarían una culpa, porque los accidente no son accidentales. Y repito: la desaparición de una gran parte de nuestro pueblo armenio es sin duda un error garrafal, tanto para nosotros, los sobrevivientes armenios, como para los turcos genocidas y una catástrofe inigualable para el mundo entero, por haber desviado la vista de los acontecimientos. Con ello el género humano retrocedió siglos en la escala de su evolución. Ellos murieron siendo armenio, en cuánto a nosotros… Cada uno de nosotros nos toca confeccionar una cruz a imagen y semejanza sobre un montón de dudas y confusiones generacionales creyendo con ellos estar honrando debidamente desde lo profundo de nuestro ser, la memoria de quienes cayeron durante el genocidio.

SIONISTAS

Cuando el mundo materialista comenzó a gestarse, paralelamente acababa de despertar de su letargo de siglos una ideología que había sido contenida en remojo hasta nuevo aviso. El Nazismo fue el que reavivó las cenizas de esa ideología, relativamente conocida entonces, llamada: Sionismo. Un sionismo que no le había convenido ahuecar las alas y alzar vuelo mientras ocupaba un mundo supuestamente impropio. Constituía una providencial balsa salvadora con la que habría de rescatar una vez más a la errante comunidad de religión judía dispersa por el mundo, a fin de conducirla a buen puerto.
En la medida que el mundo iba evolucionando, esa misma ideología le iba haciendo sombra, perturbando su libre albedrío y su normal funcionamiento y desarrollo. Fue cuando Europa y sus aliados del Primer Mundo no tuvieron mejor opción que apartarla de su entorno, debiéndole conformar con El Caramelo que, según sus reiteradas parodias y lágrimas de cocodrilo, le fuera prometido por Jehová, su Dios: el de los ejércitos de Israel, el mismo que figura como titular en el Antiguo Testamento.
Ese Caramelo en cuestión ya estaba en boca de los palestinos desde tiempos inmemoriales; les pertenecía, siendo herederos de los cananeos. A Europa le parecía que le sería fácil arrancárselos, sea por la buena o, en el último de los casos, por la mala.
Los gringos sionistas occidentales, desconfiados por naturaleza, curiosamente contaban con las promesas de sus hermanos europeos y, anticipándose a los hechos, habían alistado las valijas y provistos de todo lo necesario por si acaso, tener que expulsar de Palestina todo aquello que se moviera. Para tal propósito, los anglosajones fueron quienes tomaron la iniciativa y les fueron cediendo, solidariamente, tanques, autos blindados, morteros y todos los sobrantes de la Segunda Guerra Mundial como para sorprender a los pacíficos y confiados palestinos al caerles encima. Según las escrituras consagradas como sagradas que atesoraban, el objetivo no sería tan solo apoderarse del Caramelo, sino que su misión expropiadora se extendería desde el Nilo en Egipto y culminaría en el Eufrates de Irak.
Los europeos y el mundo occidental nunca habían tenido problemas con los palestinos; prácticamente los habían ignorado, incluso, les habían prometido a los gringos la entrega del territorio Palestino totalmente deshabitado; pensaban que si por ahí existían moradores, no tendrían inconvenientes de cobijar en su tierra una vez más, como en épocas pasadas, al pobre inmigrante judío errante. Pero esta vez, ese mismo personaje no perfilaba de amigo, no era ni pobre ni inmigrante, sino que traía puesto un bagaje de ideas nefastas y una mentalidad colonialista usurpadora. No obstante todo lo planeado y lo imaginado, fue necesaria la participación en el terreno de los EEUU, para que los sionistas tomaran posición a sus anchas y encarara el Caramelo. Así fue que los “Yankis, del Tío Tom” se involucraron y se acoplaron con el padrinazgo; lo hicieron por nobleza y buena cuna; de eso no hay dudas. A los sionistas les fue entregando, aviones de combates y tanques de última generación, también buques de guerra para custodiar el Mediterráneo de los furtivos pescadores que supuestamente comercializaban su pesca con los habitantes árabes y les quitaban el alimento destinado a las multitudes de gringos sionistas ya instalados como colonias israelíes sobre los territorios usurpados a los palestinos.
En realidad y ya no es secreto para nadie: Occidente disimulaba su odio al mundo islámico desde hacía mucho tiempo y ya no lo podía ocultar más, se les rebalsaba la maldad por los poros. Es por ello que accedió a enviar a sus hermanos mayores de religión judía a Palestina como emisarios de Europa y de paso, lavarse las manos discretamente como Pilatos. Con ello el sionismo sería quien se vengaría por los cristianos el haber fracasado en sus pretensiones de apoderarse definitivamente Jerusalén, de la Tierra Santa.
Y han transcurrido más de medio siglo de aquello…
“La historia no miente, mienten los libros de historia…”
Mientras occidente compraba la moral de los países árabes del golfo y disfrutaba de cómo Egipto traicionaba la causa árabe, Jordania se acomodaba en el molde…, Israel, maliciosamente; los Estados Unidos, sin malicia ni disimulo, iban aniquilando sistemáticamente a los países que todavía conservaban algo de dignidad con la excusa de la presencia en el terreno de un Dictador sanguinario y déspota, amén del Ántrax. El mundo culto y “Humano” no ignoraba que en Paquistán también existía un dictador, pero que era bien educado, hablaba inglés, tenía la bomba atómica en conserva, y era devoto del dueño de la batuta y de la buena pipa.
Occidente nunca imaginó que el sionismo arrastraba un alma sucia, resentida y era experta en criminología y en torturar inocentes. No se imaginaba que Israel iba a convertirse en una nación cruel e inhumana, pese a que muchos de sus habitantes hebreos, consientes de la brutalidad de sus dirigentes, habían convivido durante años hermanados y en paz junto con los palestinos. No se pensaba que el palestino: un ser tan soñador, noble, amable, cordial y respetuoso, fuese capaz de inmolarse por sus tierras, por su dignidad y por sus ideales; de preferir la muerte antes de la esclavitud.
El mundo cristiano había logrado colocar una quinta columna de asesinos en el Cercano Oriente con la clara intención de que masacraran a los palestinos y los arrojaran al mar cuánto antes, pero con la condición que nadie se entere. Y el error, fue que el mundo entero constató toda la barbarie cometida por el ejército israelí contra la población civil palestina y las masacres de miles de mujeres y niños inocentes. Claro, ellos tenían las armas cedidas gratuitamente por los EEUU para que cumplieran con el exterminio: las bombas de racimo, las de fósforo blanco y uranio empobrecido, y las tenían que utilizar, caso contrario se vencerían y ya no servirían para aniquilar árabes, además las mismas fueron probadas con gran eficacia por el ejército educador capitalista norteamericano en Faluya, Irak y mataron mucha civiles; ¡fue toda una hazaña militar! Israel tenía que corroborar la misma hazaña en sus filas, bombardeando sin piedad a los habitantes de Gaza.
Usted pensaría tal vez que Occidente añora a sus desertores sionistas quienes renegaron a sus nacionalidades por la de Israel… Nada de eso. Ahora Occidente cuenta con una base militar aliada en el corazón del mundo islámico árabe. Con un Estado sionista Israelí custodiando las espaldas de los hermanos europeos. Occidente no habrá que temerle más al despertar del Islam, por lo menos por unos cuantos años, eso…mientras permanezca en pie el Imperio Capitalista Sionista y sobrevivan “los” resacas de Bush, cara de hiena.

LA LOCURA

La agresión es amor distorsionado, es… sin la menor duda, una locura.
Desde el inicio de los tiempos hubo conquistadores, o sea: agresores, calificados de héroes, se trataba simplemente de locos. Simbolizaban la relación de parentesco del ser humano con el animal; una locura. Por simple deducción, quien arremete su furia contra otro demuestra a las claras su temor a ser tratado de igual modo y eso lleva implícitas variadas expresiones de locuras. El lobo teme caer bajo la justicia del cordero y lo devora defendiéndose, por si acaso: son locuras. Es fácil formar un criterio propio sobre los energúmenos. Cualquiera los tildaría de cobardes y no obstante la cobardía da otra impresión, produce sensaciones de mezquindades humanas. Nadie es en realidad exento de algún grado de locura. La misma demencia suele pasar desapercibida en presencia de similares actitudes demenciales. Agredir es sin duda una de las mayores manifestaciones de complacencia personal, es amarse a sí mismo por sobre todas las cosas, y es otra locura.
Aunque no se me crea, el amor contempla múltiples facetas y definiciones de distintas clases de locuras. El amor carnal es quizá una de las agresiones más placentera y es locura. La violación es un abierto reclamo de amor no concebido, un alevoso desafío a la sociedad y es locura. El ladrón roba por amor y el asesino mata también por amor, aunque vayan en contra de la moral y las buenas costumbres de convivencia, son locuras. El suicida atenta contra su vida y lo hace por amor y el amor es contemplado con sus locuras. Se castiga a los hijos por amor, incluso se odia por amor. Odiamos en los demás las locuras que desearíamos eliminar de nuestra personalidad. Por amor se alimenta a los gatos callejeros; para muchos es locura. Todo tiene un espejo común entre sí que relaciona los hechos con las locuras. Lo entendamos o no; todas ellas llevan implícitas la palabra Amor y el amor es locura. Nosotros somos criaturas ambulantes de amor y también de la locura.
Alguien dijo: “Dios es amor” y yo no interpreté la trayectoria de sus palabras; simplemente las relacioné con locuras. Pienso que como yo fueron muchos los que en ese momento escalaban la luna.

EL "HOY" QUE LASTIMA

Ya es hora para que los gobernantes del mundo se desprendan de sus máscaras. La paz con la que nos refriegan en las narices brilla por su ausencia y la juventud se cuelga de un futuro inexistente. La honestidad es ilusoria y la esperanza, corroída. La sonrisa en los labios es una nota insólita. ¿La cultura?: la del televisor y la casería humana por Internet…: parque de diversión para niños. La aparatosidad es el pan duro de cada día y la agresividad, sinónimo de valentía. La pobreza: bien gracias. Los ricos navegan en burbujas de indiferencia. Los religiosos hablan de amor de la boca para afuera. El que no roba es un mago y el que lo hace es un juez. Las jovencitas que se entregan por amor al arte, son santas, las demás, son idiotas. Los médicos culpan al virus por su incompetencia y los abogados asaltan a cara descubierta. Los psicólogos violan a las obsesivas y los amos salen de paseo atados a sus mascotas. Los gatos son despreciados por las despreciadas. La palabra de honor es una mentira publicitaria y las promesas son pasadas por alto. El obrero y el empresario se roban mutuamente y el policía que calla se gana la coima. El pordiosero estafa moralmente a los inmorales y las monedas recogidas lo estafan a él del mismo modo. El adinerado oprime al pobre para consolidar sus estatus y el pobre se humilla con tal de que el adinerado le sonría. Hoy las parejas se juntan para probarse y experimentar sin compromiso y las niñas se embarazan, también sin compromiso. Las cárceles abarrotadas hospedan a los sin futuro. Las canchas de fútbol alimentan incultos y exaltados. A la industria maderera le quedan pocos indios para dispersar. Los perros moldean en las veredas sus obras de arte. La dignidad es una expresión considerada una reliquia. La risa del patrón jamás alude a un aumento de sueldo. Los pueblos carecen de amigos desinteresados. La habilidad es hacer de malabarista con el ángel y el diablo. La tentación corrompe al monje. Se habla de la competencia desleal, como que existiesen otras clases de competencias. Los sentimientos provenientes del cerebro son más seductores que las expresadas con el corazón. Para un político, saber prometer en público es lapidario, hace creer en Papá Noel.
Mañana, habrá otro día para soñar…

SEMEJANZA

La política general de exterminio de la Nación Armenia por Turquía lleva una fiel semejanza con la del Estado Terrorista Judío contra los palestinos en general.
Las matanzas armenias formaron parte de un cuadro general de la política asesina otomana.
Las sucesivas matanzas de palestinos forman parte de un cuadro general de la política terrorista sionista israelí.
Un importante dirigente de los “Jóvenes turcos”, expresó: “Es necesario aniquilar a los armenios de nuestro país. Para llevar acabo esta decisión es menester actuar desprovistos de toda conciencia, de todo sentimiento de humanidad frente a las dificultades que pudieran suscitar, pues la cuestión no es de conciencia, ni tampoco de sentimientos humanitarios. Es un asunto de índole político, íntimamente vinculado al beneficio y el futuro de Turquía”. ¡¿Qué casualidad, es la misma proclama sionista?! La extrema derecha del Estado Judío piensa lo mismo referente a los palestinos por dos razones fundamentales. Una: La Tierra Prometida se liberaría definitivamente de los palestinos. Dos: Sus riquezas pasarían a ser propiedad del Gobierno israelí.
El fundamentalismo judío sentencia: Todos los derechos de los árabes de vivir y trabajar en el suelo controlado por Israel serán completamente cancelados. Serán boicoteadas su producción. El Estado Judío podría además tomar medidas extraordinarias sin miramientos.
Según Turquía: los armenios eran como una llaga gangrenosa, una enfermedad maligna que debía ser extirpada con un bisturí.
Según el sionismo israelí: el elemento palestino debe ser extirpado de raíz. Israel no debe dejar ni un solo palestino vivo en el territorio ocupado por Israel. Debe borrar el nombre “palestino” del vocabulario hebreo. Hombres, mujeres y niños deben morir sin discriminación alguna.
Cuando acontecía el “armenocidio” Europa permaneció indiferente. Indiferente, permaneció también, al ser bombardeada la Franja de Gaza por el Imperio bélico norteamericano israelí.
Durante el genocidio armenio miles de niños eran arrebatados a sus madres, embarcados y arrojados como residuos al Mar Negro, otros eran ahogados en lagos y ríos o enterrados vivos.
Los tanques del Imperio sionista se ensañaron cazando niños y mujeres, bombardeando refugios abarrotados de civiles, mezquitas, escuelas, hospitales, incluso cedes de las Naciones Unidas. En otras palabras: el judaísmo fundamentalista terrorista cometía uno de tantos acostumbrados actos de barbarie contra la misma fe islámica. Lo mismo que aconteció en Armenia Milenaria contra los cristianos, contra las escuelas armenias, iglesias armenias y conventos.
La lucha de los armenios contra el poderío turco era claramente desigual, puesto que la mayoría de los hombres habían sido convocados por el ejército como ciudadanos turcos y, sistemáticamente eliminados. Turquía era mucho más poderosa en número, en material bélico alemán y en organización.
¿Existen acaso las casualidades? Un ejército regular con su poderosa aviación norteamericana, sus tanques norteamericanos y su flota naval norteamericana, arrojando bombas de racimos, bacteriológicas y de fósforo sin cesar durante tres largas semanas contra civiles de la Franja de Gaza, oponiéndose a un grupo de hombres con algunos cohetes caseros, pistolas y cuchillos de cocina… Digo yo… Israel debió experimentar mucho coraje para matar a tantos niños y mujeres indefensos, ¿verdad?
La única diferencia entre los verdugos turcos y los criminales sionistas terroristas israelíes fue que los soldados israelíes no asomaron las caras y se limitaron a bombardear desde tierra, aire y mar sobre la mayor cárcel del mundo rodeado por un muro impenetrable.
Se sabía perfectamente que si se hubiesen desprendido de sus acorazados habrían sufrido grandes bajas, porque un soldado israelí es una reliquia de Jehová, equivale a miles palestinos por lo menos, ¿Verdad? Israel le está ofreciendo a Hamás un canje de prisioneros: Por el soldado cautivo de los palestinos, ofrece mil palestinos a cambio. Esa es la mentalidad que prevalece en los territorios usurpados por Israel sobre los valores humanos. Todavía se creen el David que con un hondazo ha de derribar a Goliat. Ni siquiera se les ocurre que ellos son el Goliat y Hamás, el legendario David. No tienen más que comparar el poderío bélico norteamericano cedido gratuitamente por Bush, cara de hiena, con la precariedad de las de Hamás y, todavía se quejan porque los palestinos reclaman sus derechos sobre sus tierra ancestrales usurpadas. Israel dice querer alcanzar una paz definitiva conservando, claro está, las tierras ilegitimas arrancadas a los palestinos y la alturas del Golán a Siria. O sea: “Lo mío es mío y lo tuyo, también mío”. “Total, las Naciones Unidas, los EEUU están a nuestra disposición y la Unión Europea es una cómplice, viene en un eclipse de conciencia”.
Cuando en 1915 comenzó el genocidio de la población armenia en los territorios armenios usurpados por Turquía, las familias abandonaban sus casas y huían. Los niños eran atrapados y degollados a centenares, las mujeres encintas eran desventradas y su fetos paseados en punta de las bayonetas, las jóvenes eran distribuidas entre los soldados turcos y los nómadas kurdos y violadas hasta que, cansados los soldados de haberlas ultrajado, las fusilaban en la forma más sádica posible, con balas que partiendo del bajo vientre traspasaban el cráneo. Los religiosos eran decapitados y sus cabezas colocadas entre sus piernas.
Europa sentado en su palco de honor asistía al horror y la barbarie, gozoso como en un teatro de variedades. ¡Miren qué casualidad! Mientras en la “Naciones Humanas; digo Unidas” llegaban las noticias de las masacres israelíes, en la Sede Central de las Naciones Unidas algunos diplomáticos cacareaban sin poner un huevo, otros creyéndose dueños del mundo, se reían cínicamente y al final, aparecía “La Hiena” para dar el toque de gracia vetando cualquier condena, y asunto archivado.
Digo yo… si la soldadesca sionista Israelí hubiese tenido la oportunidad de aniquilar a los palestinos sin contar con sus hombres que los defienda, me imagino que habrían igualado la barbarie y el salvajismo de los turcos, pero la campana los salvó a tiempo y no tuvieron que embadurnarse las manos con más sangre de inocentes. Para mí; se quedaron con las ganas.

27/Enero/2009

¿SE REPITE LA HISTORIA?

Las naciones que se respetan y se hacen respetar son aquellas que de una u otra forma hermanan a sus ciudadanos aún a los más rebeldes y a los descarrilados. Son aquellas que respaldan y cubren las necesidades de quienes las integran, amparan bajo su nacionalidad a todos sus miembros, ya que es su deber primordial como nación hacia quienes la han de representar en las buenas y en las malas. Según pasan los años, el manejo de su economía irá modificando su óptica política, su proceder variaría, ora para bien, ora para mal, pero sin que por ello descuide su capital humano. Errando por el mundo, como a muchos nos toca vivir, nosotros, los hijos del exilio, tratando de conservar vigentes ideologías, sea por tradición, herencia o costumbre, paralelamente a la propia nación es, en mi criterio, sabotear y entorpecer el desarrollo de la misma. Si esta se equivoca, serán sus hijos quienes le indicarán el camino a seguir, son los únicos quienes le ofrecerán el bastón del Caminante. Una comunidad como la nuestra que todavía esgrime razones vetustas, ideales caducas que han resultado nada menos que nefastas, sin siquiera pertenecer a la propia nacionalidad, debería quedarse en el molde y orar por un milagro. Quienes nos creemos armenios, no lo somos, ni siquiera lo fuimos o tal vez sí; allá y a lo lejos y eso quedó en el olvido. Nuestra actual armenidad es una enfermedad nostálgica hereditaria que nos fuera legada por nuestros padres y abuelos; son sentimientos ensimismados en crisis que nos siguen torturando, nos siguen exponiendo ante nuestra impotencia, refregando en nuestras narices injusticias imposibles de olvidar ni de archivar. Considerarse armenio de la diáspora es tener que alimentar en forma constante un dolor que no se cura con ningún antídoto, salvo con aquello que la había motivado. Como ciudadanos del exilio, no nos corresponde juzgar, mucho menos críticar el proceder de los hombres de Nuestra Madre Tierra por conductas que no coinciden con nuestra manera de pensar. Equivocados o no, son quienes día tras día registran su propia parodia en la historia de un territorio marcado en el mapa. Nosotros somos hijos de la diáspora que agoniza, por ende, no nos toca aportar a la Nación Armenia más que nuestra indirecta colaboración consagrándonos como dignos representantes de un mundo que quedó a la deriva de un recuerdo. Somos descendientes de una Armenia Milenaria que ya no existe, por más que tratemos de arañar la historia y remover las aguas del pasado. De lo que fue Armenia Histórica queda una parcela; una reliquia de Nuestra Madre Tierra. Allí se encuentra Yerevan, su capital, como que Francia fuese París y París, fuese la Torre Eifel; como que Yerevan fuese Armenia, y el resto del país se esfumara en la intranscendencia. Yerevan es sin duda un diamante de una corona que fue secuestrada por Turquía. Una corona que prevaleció más de cuatro mil años en las laderas del Ararat, la montaña sacra tradicionalmente armenia, cuyos hijos dispersos por los cuatro continentes se han vuelto unicornios universales, sin representabilidad, casi en fantasmas, como cuando carecíamos de alfabeto y nuestros filósofos, profetas, artistas y artesanos desplegaban su talento expresándose en griego, en persa, en árabe y en tantos otros idiomas. Épocas en que controlábamos la flota de los asirios y más tarde, éramos los consejeros de los Sultanes Otomanes, aquellos fueron tiempos en que nos tocó convivir en anonimato. Hoy las hojas del almanaque conspiran en nuestra contra, parecería que se repitiera nuestro destino. A menos que descubramos un antídoto que nos rescate de la desaparición, una formación mental basada en la hermandad, en la solidaridad y en el respeto mutuo, un nexo con nuestras raíces ancestrales, estaremos perdidos para siempre. Tal vez algún día esa Parcela rescatada a la Armenia Milenaria se anime a remover cenizas del pasado, convoque, rescate y reubique de una vez por todas a sus herederos en el exilio en su suelo, entonces, tal vez entonces volveremos a ser armenios en plenitud, no como ahora, haciendo equilibrio al borde de un precipicio, resistiendo a más no poder la perdida de la identidad. ¿Quién recuerda el Reino Armenio Occidental de los Rupenian, cuyo Rey, un feudal francés, enterrado en París, sobre cuyo epitafio se lee: “Aquí yace el último Rey de Armenia”?

24/Febrero/2009

ARMENIA

Armenia ¿qué es en realidad; un país más, la manzana de un paraíso, el Huerto de Dios? ¿Es acaso un sentimiento, una obligación moral, una deuda milenaria que quedó pendiente o una ficción? Armenia les está quitando la ilusión a todos aquellos hermanos que huyen de sus fronteras enviciadas por la lujuria de unas pocas hienas dominantes. Para colmo, el país no afronta ninguna guerra tribal, ¿o sí? Tal vez sea un plan diabólico de exterminio contra una hermandad que prevaleció como una tradición por siglos y siglos. Subsistir, para nosotros como armenios, injertados en tierra ajena, fue correr el riesgo de contraer otras envolturas, ya que no era posible dar vuelta la historia y hacer retroceder las hojas del almanaque. Debimos proseguir esa aventura de vivir o quedarnos por el camino. Eso fue nuestro destino, pero el de aquellos que sufren a diario un éxodo de guantes blancos, un genocidio nada menos que ideado por sus propios hermanos, me da que pensar. Sabemos que la población armenia, luego de la caída de la Unión Soviética fue abandonando sistemáticamente su tierra ancestral en procura de otros mundos y ¿quién tiene la culpa? Vuelvo una vez más a mi pregunta inicial. ¿Armenia qué es en realidad: una ficción, una manzana del Edén? Esos hermanos que hoy todavía abandonan sus tierras expulsados ex profeso en verdad me preocupan, me preocupan mucho, tanto que no sabría qué nombre otorgarles; calificarlos de desertores, sería un sacrilegio, casi una humillación. En realidad no sé si encuadraría aquello de llamarlos héroes, revolucionarios, humanistas, cobardes, patriotas, suicidas o ciudadanos del olvido… Porque un país con casi toda su población fuera de sus fronteras no sabe a lógica, da que pensar en un gato encerrado, desentona con las pulsaciones de la razón. Dirigentes que no encuentran el modo de apaciguar las aguas son dirigentes que no cuajan en una ideología política sana. Un país que no progresa más que en aparatosidad y recurre a la limosna de las diásporas es un país enfermo, y un país que dejó de avanzar no apunta al futuro de sus hijos, no aspira a recoger en su ceno, como en épocas no muy lejanas, a sus descendientes dispersos por el mundo. Armenia representa, por lo menos para mí, una suerte de enlace sentimental y de reliquia histórica. Es nuestro pasado que hoy se desgarra en frivolidades sobre las tablas de un circo de variedades. Nosotros quienes nos consideramos huérfanos, repartidos en diferentes expresiones de diásporas, nos resulta fácil adorar un becerro de oro, o bien, amasar con barro una república paralela a imagen y semejanza, a espaldas de nuestra Madre Patria que, todavía, por esas cosas del azar, figura en los mapas. Es casi normal para algunos insistir sin medir consecuencias, sosteniendo como salvadoras ideologías caducas que no han demostrado más que ineficiencias a lo largo de su existencia. Ideologías que condujeron a la muerte a una población entera y todavía hay quienes aferrándose a ellas pelean por su particular visión de la armenidad, llegando a creerse más Papitas que el Papa.
Los armenios y lo digo con absoluta humildad no son quienes poseen ascendencia armenia, tampoco los que lucen apellidos con terminaciones de “IAN”, ni siquiera quienes se expresan en nuestros idiomas; sino quienes conservan el sentido de su armenidad en el altar más sagrado de sus corazones. Nosotros los de la diáspora y todos aquellos que han desertado por un motivo u otro del suelo patrio, deberíamos unirnos y hallar una solución conjunta a fin de mentalizar a los Grandes Señores, quienes se han adueñado del suelo patrio, que lo armenio no les pertenece sólo a ellos, no son ellos… los únicos estandartes carnales de nuestra historia milenaria; de que cualquiera, descendiente, exilado y separado de sus terruños por circunstancias de la vida que se siente armenio, es tan o más merecedor que ellos de conservar sus herencias. Porque mantener una austera armenidad en el corazón estando en tierras ajenas es mucho más valioso, mucho más heroico que fanfarronear despilfarrando en los casinos de Europa la fortuna saqueada al pueblo.
Los gobernantes de Armenia están cometiendo un gravísimo error, un genocidio con guantes blancos con nuestros hermanos, como que nuestro sufrimiento como armenios en la diáspora no nos bastara, para que otros hermanos más deban seguirnos los pasos abandonando a su suerte nuestra Madre Patria, y tengan que soportar el mismo castigo de errar por el mundo como pájaros perdidos.

16/Febrero/2009

SEGUNDO ROUND

El matrimonio volvió a abrazarse y a besarse con pasión ante las cámaras de la televisión mundial, ratificando la perdurabilidad de los lazos sanguíneos entre los EEUU y el Estado Judío Sionista. Poniendo en evidencias los juramentos de Bush (Cara de hiena), de administrarle apoyo material militar y amor económico “En las buenas como en las malas…”.La señora Hilary, sensiblemente halagada, lamentó que la conquista de la Franja de Gaza no haya tenido el resultado esperado, que haya sido otro fracaso al igual de la reciente derrota contra la Fracción Hisbala del Líbano. Sonriendo de oreja a oreja, se habría olvidado, me imagino, que el hecho de abandonar su media naranja en casa, corría el riesgo de perder su bien ganado título de “Unicornio Presidencial”.
Había ido de turismo, supuestamente encargada de llevar ayuda moral a los palestinos de la Franja de Gaza, esgrimiendo, claro está, condiciones leoninas y ocultas amenazas como que ¡Ojo! Hamás no debía arrojar más cohetes al territorio usurpado por Israel, no debía recibir armamentos que comprometan la paz de los colonos israelíes, que si tuviera ella en mente aportarles ayuda material a los palestinos, esta sería condicionada y entregada a la fracción contraria a la de Hamás, me refiero a la de la OLP, ya que Hamás, para ella, sigue siendo un grupo islámico terrorista. Además, mientras las dos fracciones palestinas no se unan, no habría cura. Cosa de irritar aún más a Hamás. O sea, bajo todo concepto, la representante de los EEUU, lo mismo que los sionistas de Israel no estarían dispuestos a dar el brazo a torcer porque en realidad lo suyo no es más que una actuación, una farsa, una obra mil veces ensayada que la conocemos todos, un teatro donde prevalece el cinismo y el engaño en primera persona, para colmo aludiendo a una supuesta ayuda humanitaria. Ella fue al Cercano Oriente por orden de Obama para establecer la paz entre judíos y musulmanes en el territorio arrancado a los árabes, donde Israel ya abarca toda la cancha. Y los resultados cayeron de maduro: Los jerarcas de Israel, a espaladas de sus crímenes de lesa humanidad, aprovecharon la presencia de sus viejos amores, soltando sus acostumbradas lágrimas de cocodrilo comprometiendo a los EEUU por medio de su mensajera a tomar cartas en el asunto de Iran, pues según ellos, La República Islámica de Iran, representa un peligro latente para el Estado Judío y requiere un aborto de urgencia. Años atrás le jugaron la partida a Irak y la ganaron… ¿Por qué no han de reiterar lo mismo con Iran, inventar otro ANTRAX o culpar a su presidente de dictador antes de caerles encima? Hamás ya no cuenta, los demás países árabes tampoco. Sólo quedaría expulsar de Jerusalén a los extranjeros árabes, armenios y los demás cristianos y cartón lleno. No sé por qué se me hace que Obama y Hilary bailan al mismo compás, sueltos y sin tocarse... Eso me recuerda que en las elecciones presidenciales argentinas conocía a dos hermanos, cada uno tiraba para un partido diferente porque si uno ganaba, se acomodaban los dos en el gobierno. Para mí que en los EEUU siguen habiendo la misma mentalidad, pero de una forma más disimulada. Hoy su veneno tiene el aspecto del maná de los dioses, lleva una envoltura diferente, no es alevosamente impuesto en cucharones de madera, sino sugerido burocráticamente como un remedio infalible. No sé por qué cuando veo reírse a la Hilary me acuerdo de aquella advertencia: “Un león que muestra los colmillos, no sonríe”. ¿Habría alguna relación con la Hilary, acaso? Digo yo… ¿No habría ido a Israel para planear un ataque conjunto contra Iran, con la excusa de la ayuda humanitaria por la destrucción de Gaza? ¿Usted qué piensa…?

4/Marzo/2009

CIUDADANOS DEL EXILIO

¿Me pregunto hasta cuándo las diásporas deben rendir tributo a
seres incapaces de honrar, enaltecer y respaldar a aquellos hermanos que se postulan voluntariamente a custodiar con amor nuestro Museo Histórico, Patrimonio de la Armenidad, llamado Haiastan?
Cuatro “eminencias”, agarrados del prestigio histórico de Yerevan, legado a todos los descendientes del suelo armenio, hoy no hacen más que disputarse y acaparar la fortuna del país a espaldas de un mundo indiferente que los observa y sonríe maliciosamente. ¿Qué obligación, a no ser de brindarnos sentimentalmente por amor al arte, nos toca, los de la diáspora, hijos del genocidio, tener que remendar los platos rotos de quienes no hacen más que actuar aparatosamente y aniquilarse entre sí. ¿En qué mente cabe arrojar por la borda cinco mil años de añejamiento cultural de un pueblo que luchó sin claudicar por hermanar la armenidad; tener que arrastrarse de rodillas ante los usureros modernos, herederos carnales de quienes fueron causantes y cómplices de nuestra mayor desgracia en la era moderna? ¿Será posible que quienes tienen el honor de alzar los estandartes de Armenia, pierdan el sentido común y rifen su dignidad y la de muchos, al mejor postor? Lo único que faltaría es que los Yankys vengan y mancillen el suelo ancestral con sus botas ensangrentadas, secuestren las reliquias históricas tal como lo hicieran en Irak. Si las “eminencias” que gobiernan Armenia se sienten incapaces de controlar su nación, pues que pidan asesoramiento a los hermanos de la diáspora, del mismo modo que mendigan su limosna. Parecería que “Lo Armenio” representara la atribución de un “Hombre Libre” enjaulado y maniatado, dependiente de migajas y sobrantes de los banquetes de quienes se les ríen en la cara. Que yo sepa…, los armenios jamás supieron convivir hermanados con sus pares, mucho menos lo hicieron con sus vecinos y me extrañaría que lo sepan hacer ahora a través de su nuevo delirio capitalista. Su carácter contradictorio, producto de una pasión extrema, años de persecución animal y la acumulación de resentimientos que les rebalsan por los poros, hace que no sepan contra quien despotricar y se despachen a gusto de entre casa.
Podría imaginarme, incluso visualizar la difícil existencia de nuestros abuelos con nuestros hermanos turcos y sus entonces aliados kurdos bajo las leyes otomanas. Se me hace que “Lo Armenio” o lo que queda de “Lo Armenio” está exageradamente idealizado por todos nosotros, hijos de las diásporas, porque en realidad Armenia actual, pese a todos los sentimientos y los sinsabores que al nombrarla nos produce, es, lamentablemente una de las más pobres repúblicas del mundo, reconocida como una república melancólica y soñadora, con gente culta, artísticamente evolucionada y cuyo mayor interés es mantener su tradicional supremacía mundial en ajedrez. Por otro lado, su supuesta independencia, es un simple disfraz publicitario de una realidad inexistente, puesto que sigue debatiéndose hoy más que nunca en la mediocridad y la superficialidad.
Supongamos que Armenia fuese un equipo de fútbol que se lanza a competir desconociendo las reglas del juego, no se le aconsejaría reformar las camisetas, sino, aportarle una renovación de mentalidad estratégica, técnica y un ordenamiento de su conducta. Porque si el equipo sigue sumergido en las vacilaciones e indecisiones, de seguro habrá de perder el aval de sus adeptos sentimentaloides capaces de jugarse el pellejo por él. Esto mismo le está sucediendo a Armenia del 2009, de la era cristiana.
Acabo de enterarme que en un lapso de dos horas la población armenia soportó una vez más la inflación de más del cincuenta por ciento y que los dólares norteamericanos treparon por las nubes y desparecieron y que la escasez ya está afilando nuevamente sus colmillos. Son desde ya consecuencias de la infiltración sistemática de una filosofía capitalista sanguinaria e impía cuya meta es la degradación de la moral y la extinción tanto de la esperanza como de la fe en las propias instituciones. Armenia hoy no es digna de elogios, por lo menos para mí, que viví como francés invadido desde mi niñez de reminiscencias hereditarias de un pasado nefasto y desgarrador donde según mis padres, sobrevivientes de Diarbekir, les había llegado el fin de su romántica relación sentimental con su tierra ancestral. Tanto ellos como yo, el extranjerismo nos fue amansando bajo el riesgo de que tarde o temprano renegáramos a nuestra verdad oculta. El tiempo y la distancia nos fueron imponiendo otras fisonomías, otra manera de ser, otro modo de visualizar fantasías primitivas de una particular armenidad a imagen y semejanza de un futuro en un veremos. Nuestras añoranzas fueron modificando su perfil, reflejándose en un espejismo inalcanzable. El exilio de pronto nos fue convirtiendo en ciudadanos de “La Patria Grande Sin Fronteras”, conformando los dientes de un engranaje nuevo en la rotación de la especie de la hermandad humana. Aunque persistan en nosotros inalterables nuestro ímpetu y la efervescencia de nuestra sangre, refregándonos en las narices nuestra impotencia, nuestra escasa visión del “Faro de la Plenitud” por el que naufragamos durante miles de años y aún seguimos sin claridad de rumbo, las mismas seguirán siendo nuestro Castigo Mayor hasta el fin de los tiempos.
Es cierto; me han contado historias tristes, pero yo no las he sufrido en carne y hueso más que en la memoria, aunque… llegué a cargarlas a mis hombros. Supe que nuestras familias fueron asesinadas sobre sus terruños, robados sus bienes por los nómadas kurdos, por los gitanos que nunca faltan y la soldadesca turca. Los que han tenido la suerte de salvarse de aquellos trágicos momentos hoy, por la ley de la vida, les toca desaparecer por turno, llevándose una cruz a cuestas y una corona de espinas sangrándoles la memoria. Nosotros somos el renacimiento de una nueva era de armenio. Siendo hijos del exilio, el mismo exilio nos fue tornando universales. La lejanía nos enseñó lo valioso de la hermandad, a percibir la claridad en las miradas y, que los adversarios no son más que inventos de nuestra escasa visión…

11/Marzo/2009

¿YO? ARGENTINO...

Si lo fuera, me callaría como las demás gentes de mi entorno que no ven más allá de la punta de sus narices.
Si lo fuera, no intervendría en los asuntos de la sociedad que no incluyan mi interés personal. No me asombraría que la misma les otorgue el visto bueno a quienes compran drogas por amor a la patria y se olvidan de cuestionar a aquellos que se pavonean comercializándolas por amor al arte. Cuando me entere que fueron confiscadas ocho mil quinientos kilos de estupefacientes y no diez mil redondos, lo interpreto, como que se habrían perdido las restantes diez mil quinientos por el camino o consumidas por las ratas del vecindario. No me ocurriría sugerir a los apoderados de la ley que les pregunten a los propios consumidores quienes son sus proveedores y a estos, quienes son sus despachantes y productores por miedo a que caiga en la volteada algún tiburón imprevisto. No haría nada de eso, porque ¡Yo; argentino! Preferiría hacerme el distraído y no ser señalado por el público como traidor de la burro-cracia ciudadana.
Si fuera argentino no me pronunciaría al ver que me roben el vehículo por miedo a que encima me maten como un valor agregado. No señalaría, ni denunciaría a los desarmaderos y a los depravados por temor a ofender el buen nombre y honor de ciertos jerarcas puestos al servicio de la comunidad. No me ocuparía de los pormenores de los menores que roban, matan y asaltan a mano armada, sabiendo que a las pocas horas los encontraría pululando por las calles. Yo; argentino… No me opondría a nada de lo que ocurre en La Ciudad… Los menores de edad son considerados reliquias del futuro, por lo tanto, no se les prohíben el pillaje y el delinquir contra la ciudadanía; eso les da fortaleza, personalidad, prestigio, experiencia y les proporciona un oficio rentable. Los jóvenes, vagos, incultos y mal educados que no les apura ganarse la vida decentemente, no les queda nada que hacer más que asaltar a los comerciantes del barrio y robarles las carteras a las damas en la vía pública. Total el servicio militar obligatorio fue derogado y no tienen de qué ocuparse, más que emborracharse y embarazar a sus noviecitas. Los violadores, son quienes se encuentran sometidos a muchos apremios, tensiones psicológicas, económicas, pasionales y apuros fisiológicos. Además violar no cuesta dinero y es gratis; se ejerce en cualquier rincón poco iluminado de La Ciudad, incluso entre los yuyos. Cuando son denunciados y atrapados, los sueltan por buena conducta para que reiteren sus patrióticas hazañas. No me opondría a que ciudadanos de países limítrofes se apoderen como de sus casas de las casas abandonadas de la Ciudad, que se hagan atender gratuitamente en los hospitales nacionales y asistan a las escuelas públicas. Argentina es tradicionalmente generosa, compasiva y comprensiva con cualquiera que quiera maniobrar en su suelo.
Si fuera argentino no vigilaría de cerca de los trabajadores municipales cumpliendo con la tarea de colocar baldosas sobre contadas veredas para que al día siguiente aparezca otra patrulla a destrozar las mismas y que otro grupo, semanas más tarde, se presente para remendar las perforaciones abandonadas. No sería el caso de las avenidas y las calles principales por supuesto. Son asfaltadas a conciencia, gracias a un grupo de trabajadores especializados, montados sobre costosas maquinarias importadas y, una vez finalizada la reforma; las avenidas y las calles sean nuevamente transitables, concurren otros especializados para destrozarlas y sembrarlas con pozos de todos los tamaños. Total: cada uno y su especialidad, algunos con la orden de mejorar y otros para empeorar, así todo el mundo trabaja y la población de la ciudad, engañada con las parodias, suda impuestos sin mosquearse. En hora buena, las empleadas públicas malhumoradas e histéricas están siendo reemplazadas por computadoras amaestradas y amables, aunque muchas veces carentes de sistema. La educación… pues que se joda; un delincuente más o uno menos no cambiaría la situación del país el día de mañana; engordar las arcas de los amigos es primordial para un gobernante que pretende abrazarse al Sillón Presidencial. A los jubilados se les fue robando sus derechos desde que tengo memoria. Adicionarles una limosna es también engañarlos; pero, tras una máscara de solidaridad. Del fisco, ni hablar: ¡Yo; argentino! Los mecánicos, los restaurantes, los médicos, dentistas, carnicerías, verdulerías y pescaderías, amén de tantos otros rubros, aunque les roban al fisco, son absueltos por las dudas que entren en huelga y paralicen el país. Los talleres clandestinos de costura coreanos y bolivianos utilizan esclavas y los tratantes de blancas y no tan blancas atraídas de los países linderos terminan siendo lechuguitas para el canario del comisario. Total: ¡Yo; argentino! No he visto nada, no escucho nada, me encierro tras mis rejas de la puerta de calle y observo correr el tiempo.

2/Marzo/2009