miércoles, 18 de marzo de 2009

SEMEJANZA

La política general de exterminio de la Nación Armenia por Turquía lleva una fiel semejanza con la del Estado Terrorista Judío contra los palestinos en general.
Las matanzas armenias formaron parte de un cuadro general de la política asesina otomana.
Las sucesivas matanzas de palestinos forman parte de un cuadro general de la política terrorista sionista israelí.
Un importante dirigente de los “Jóvenes turcos”, expresó: “Es necesario aniquilar a los armenios de nuestro país. Para llevar acabo esta decisión es menester actuar desprovistos de toda conciencia, de todo sentimiento de humanidad frente a las dificultades que pudieran suscitar, pues la cuestión no es de conciencia, ni tampoco de sentimientos humanitarios. Es un asunto de índole político, íntimamente vinculado al beneficio y el futuro de Turquía”. ¡¿Qué casualidad, es la misma proclama sionista?! La extrema derecha del Estado Judío piensa lo mismo referente a los palestinos por dos razones fundamentales. Una: La Tierra Prometida se liberaría definitivamente de los palestinos. Dos: Sus riquezas pasarían a ser propiedad del Gobierno israelí.
El fundamentalismo judío sentencia: Todos los derechos de los árabes de vivir y trabajar en el suelo controlado por Israel serán completamente cancelados. Serán boicoteadas su producción. El Estado Judío podría además tomar medidas extraordinarias sin miramientos.
Según Turquía: los armenios eran como una llaga gangrenosa, una enfermedad maligna que debía ser extirpada con un bisturí.
Según el sionismo israelí: el elemento palestino debe ser extirpado de raíz. Israel no debe dejar ni un solo palestino vivo en el territorio ocupado por Israel. Debe borrar el nombre “palestino” del vocabulario hebreo. Hombres, mujeres y niños deben morir sin discriminación alguna.
Cuando acontecía el “armenocidio” Europa permaneció indiferente. Indiferente, permaneció también, al ser bombardeada la Franja de Gaza por el Imperio bélico norteamericano israelí.
Durante el genocidio armenio miles de niños eran arrebatados a sus madres, embarcados y arrojados como residuos al Mar Negro, otros eran ahogados en lagos y ríos o enterrados vivos.
Los tanques del Imperio sionista se ensañaron cazando niños y mujeres, bombardeando refugios abarrotados de civiles, mezquitas, escuelas, hospitales, incluso cedes de las Naciones Unidas. En otras palabras: el judaísmo fundamentalista terrorista cometía uno de tantos acostumbrados actos de barbarie contra la misma fe islámica. Lo mismo que aconteció en Armenia Milenaria contra los cristianos, contra las escuelas armenias, iglesias armenias y conventos.
La lucha de los armenios contra el poderío turco era claramente desigual, puesto que la mayoría de los hombres habían sido convocados por el ejército como ciudadanos turcos y, sistemáticamente eliminados. Turquía era mucho más poderosa en número, en material bélico alemán y en organización.
¿Existen acaso las casualidades? Un ejército regular con su poderosa aviación norteamericana, sus tanques norteamericanos y su flota naval norteamericana, arrojando bombas de racimos, bacteriológicas y de fósforo sin cesar durante tres largas semanas contra civiles de la Franja de Gaza, oponiéndose a un grupo de hombres con algunos cohetes caseros, pistolas y cuchillos de cocina… Digo yo… Israel debió experimentar mucho coraje para matar a tantos niños y mujeres indefensos, ¿verdad?
La única diferencia entre los verdugos turcos y los criminales sionistas terroristas israelíes fue que los soldados israelíes no asomaron las caras y se limitaron a bombardear desde tierra, aire y mar sobre la mayor cárcel del mundo rodeado por un muro impenetrable.
Se sabía perfectamente que si se hubiesen desprendido de sus acorazados habrían sufrido grandes bajas, porque un soldado israelí es una reliquia de Jehová, equivale a miles palestinos por lo menos, ¿Verdad? Israel le está ofreciendo a Hamás un canje de prisioneros: Por el soldado cautivo de los palestinos, ofrece mil palestinos a cambio. Esa es la mentalidad que prevalece en los territorios usurpados por Israel sobre los valores humanos. Todavía se creen el David que con un hondazo ha de derribar a Goliat. Ni siquiera se les ocurre que ellos son el Goliat y Hamás, el legendario David. No tienen más que comparar el poderío bélico norteamericano cedido gratuitamente por Bush, cara de hiena, con la precariedad de las de Hamás y, todavía se quejan porque los palestinos reclaman sus derechos sobre sus tierra ancestrales usurpadas. Israel dice querer alcanzar una paz definitiva conservando, claro está, las tierras ilegitimas arrancadas a los palestinos y la alturas del Golán a Siria. O sea: “Lo mío es mío y lo tuyo, también mío”. “Total, las Naciones Unidas, los EEUU están a nuestra disposición y la Unión Europea es una cómplice, viene en un eclipse de conciencia”.
Cuando en 1915 comenzó el genocidio de la población armenia en los territorios armenios usurpados por Turquía, las familias abandonaban sus casas y huían. Los niños eran atrapados y degollados a centenares, las mujeres encintas eran desventradas y su fetos paseados en punta de las bayonetas, las jóvenes eran distribuidas entre los soldados turcos y los nómadas kurdos y violadas hasta que, cansados los soldados de haberlas ultrajado, las fusilaban en la forma más sádica posible, con balas que partiendo del bajo vientre traspasaban el cráneo. Los religiosos eran decapitados y sus cabezas colocadas entre sus piernas.
Europa sentado en su palco de honor asistía al horror y la barbarie, gozoso como en un teatro de variedades. ¡Miren qué casualidad! Mientras en la “Naciones Humanas; digo Unidas” llegaban las noticias de las masacres israelíes, en la Sede Central de las Naciones Unidas algunos diplomáticos cacareaban sin poner un huevo, otros creyéndose dueños del mundo, se reían cínicamente y al final, aparecía “La Hiena” para dar el toque de gracia vetando cualquier condena, y asunto archivado.
Digo yo… si la soldadesca sionista Israelí hubiese tenido la oportunidad de aniquilar a los palestinos sin contar con sus hombres que los defienda, me imagino que habrían igualado la barbarie y el salvajismo de los turcos, pero la campana los salvó a tiempo y no tuvieron que embadurnarse las manos con más sangre de inocentes. Para mí; se quedaron con las ganas.

27/Enero/2009

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