miércoles, 18 de marzo de 2009

LA NOBLEZA

No entiendo por qué el Occidente lisonjea con el Estado Judío al igual que un perro faldero. ¿Por qué tanta consideración y privilegios? ¿Acaso la humanidad se encuentra desamparada, carezca de fondos, esté atolondrada que no logra comprender la magnitud de las ponzoñas que el pueblo sionista arroja descaradamente contra sus vecinos traducidas en bombardeos de la aviación israelí, sus tanques, sus helicópteros y sus barcos de guerra, sobre civiles de una franja de tierra palestina, asediada por todos los costados con un millón y medio de encarcelados y en condiciones infrahumanas, deteriorando alevosamente la paz y el equilibrio mundial, incluso provocando riñas y desconciertos de su especialidad, entre hermanos? Hace poco atacaron al Líbano y destruyeron gran parte de su capital, me pregunto por qué razón, ¿acaso para apoderarse de ese territorio como lo hicieran con Palestina y la altura del Golán, perteneciente a Siria? ¿No creerán acaso en la absurda predicción de quien sabe quien o de su Jehová que solía según sus escrituras hablarles en caldeo desde su trono en el cielo, con que Israel se extendería desde el Nilo hasta el Eufrates, borrando en su pasó a las demás naciones que las habitara? ¿Será por ello que han doblegado a los iraquíes, con apoyo de los norteamericanos, claro, y hoy estén masacrando a los que quedan de los árabes palestinos, contando con la indiscreta complicidad del la ONU, pariente cercano de Israel? De la ONU y también del Papa que aparece en su ventanal y dice: ¡Chicos pórtense bien! ¡No jueguen con fuego que podrían quemarse! ¡Acuérdense que el aborto es un pecado mortal! ¡Os mando mi bendición! ¡Cháu…! Digo yo… ¿Qué clase de “Naciones Unidas” que cada vez que sentencia a Israel por sus atrocidades infrahumanas, sus dirigente se alzan de hombro y prosiguen con lo suyo sin mosquearse, incluso más, se atreven a quejarse con que son la víctima no los victimarios. Ahora es Gaza. Ya han robado la mayor parte de Palestina, lo que les fue obsequiado y lo que les fue negado. Ahora le toca a Gaza y con ello terminarán con apoderarse y consolidarse en el terreno. A los palestinos les asignaran alguna que otra reservación muy apartada del pueblo israelí predilecto de Jehová, su dios particular de tendencia racista que capitanea su ejército imbatible, según el libro consagrado como sagrado. Ayer el Estado Judío expuso su poderío norteamericano contra el Líbano y salió malherido. Se me hace que Jehová no estuvo presente o ya esta harto de apoyar las insolencias de sus hijos predilectos. Un Líbano que ha sido benévolo con ellos, un Líbano que les mandó sus arquitectos y la madera de sus cedros para edificar el templo de Salomón, destruido por los asirios, sobre cuyo muro se lamenta todo el judaísmo y jura vengarse sin importar de quien. Porque el sionismo a la par del nazismo no conocen el perdón, mucho menos la misericordia. No saben que la generosidad, la humildad y el amor al prójimo son los dones más preciados del género humano. Finalmente y en hora buena, el judaísmo nos está revelando una de sus facetas desconocidas: una versión muy particular de una inhumana humanidad. Un pueblo que en una época de mi vida me pareció excepcional. Incluso llegué a admirarlos y quererlos como si fuesen mis propios hermanos. Pero, y lamento decirlo, la actitud tomada por el Estado Judío me ha defraudado. Si no pareciesen a las demás gentes y se asemejasen con su apariencia, pensaría que se han vuelto monstruos extraterrestres, desalmados e inhumanos, que evidencian una prepotencia que les rebalsa por los poros. Pero… pero, me viene a la memoria aquel dicho: “El chancho no tiene la culpa…la tiene quien le da de comer… ” Si las Naciones Unidas actuaran sin otorgarles ningún privilegio, estarían obrando con justicia y el mundo estaría más seguro, e Israel habría quedado en el molde con el rabo entre las piernas, pero… lamentablemente se le dio demasiada importancia, demasiada consideración, demasiada confianza que le permitió tomar atribuciones de Amo y Señor, se creyó superior a todas las demás naciones y comenzó a escupir al cielo. El mundo occidental ni siquiera se imaginaba la monstruosa aparición detrás de ese judío errante con su metamorfosis en un estado israelí. Es como aquellas aves que depositan sus huevos en nidos de otros pájaros y cuando el pichón del ave intrusa rompe el cascarón, empieza a empujar a sus hermanos hasta hacerlos caer del nido y apoderarse de la atención y del alimento de sus padres adoptivos. Esa es la historia de la creación del Estado Judío sobre el territorio palestino. Hoy las Naciones Unidas que conforman sus padres adoptivos no saben con qué conformarlo y de qué forma condenar sus fechorías. Creen con mimar un cuervo se salvarían de que no les arranque los ojos. Israel al autonombrarse una nación, tuvo su oportunidad de hacer buena letra, pero engañó al mundo entero con su tema de amante de la paz. Llegó a insinuar que su evolución como Estado sería un ejemplo de dignidad para la humanidad, que después de sufrir el holocausto serían quienes comprenderían mejor que nadie el dolor ajeno. Pero ya la humanidad se está dando cuenta de su propia ingenuidad y de su error de apreciación, de que el sionismo con su disfraz de judaísmo es un lobo sanguinario e impío que se ocultaba bajo la piel de un inofensivo cordero. No por nada durante su larga existencia ha recibido su merecido y no obstante, dudo de que haya aprendido la lección. Con desmerecer a los demás no se adquiere categoría. La nobleza no se fabrica con dinero, ni con refregar en las narices de los demás el haber recibido como contribución por “Buen comportamiento” las armas más sofisticadas del país más belicoso del mundo, asimismo por haber impedido el acceso al terreno observadores internacionales que pudieran acceder a la realidad en la zona del conflicto; haber prohibido la presencia de la Cruz Roja, los de Ayuda Humanitaria y de las delegaciones de los Derechos Humanos. La nobleza es una condición innata de los pueblos humildes y cordiales, aunque occidente lo ignore o su simple mención le cause urticaria al judaísmo. El pueblo árabe es, sin la menor duda, uno de los más nobles de la tierra. Y lo digo con convicción: ellos; nadie más que ellos fueron quienes acudieron a salvar a los armenios que se escapaban de ser masacrados por la soldadesca turca. Soy uno de tantos hijos de sobrevivientes y les estoy eternamente agradecido a mis hermanos árabes que en su oportunidad nos tendieron su mano generosa. Si esto no es nobleza, entonces La Nación judía entiende por nobleza: bombardear inocentes con su aviación, cazar niños palestinos con sus tanques norteamericanos, derribar refugios de las Naciones Unidas, atentar contra mezquitas y escuelas repletas de niños y mujeres.

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