miércoles, 18 de marzo de 2009

"CRÍA CUERVOS"...

Por segunda vez en tan corto tiempo me estoy tomando odio por pertenecer a la raza humana, pues no alcanzo a comprender que existan individuos y pueblos tan despreciativos de la vida humana; no de las suyas desde luego, sino, de las demás: los gentiles y los útiles; que fuesen tan criminales como buenos farsantes en su tradicional parodia de amantes de la paz. Al final de cuentas, se me hace que el Nazismo volvió a recobrar fuerza, descubrió sus colmillos, soltó su ponzoña, disfrazado de usurero sionista. Los mismos energúmenos de ayer han vuelto a ocupar el odio de quienes como yo siente la muerte de cualquier criatura humano en carne propia. Ahora que lo pienso: ni Jesús pudo modificar el espíritu agresivo y despiadado de ese pueblo en cuestión, supuestamente, protegido y guiado por su dios, selectivo y racista. Me indigna saber que ninguna nación, ni siquiera la ONU se opone al bombardeo indiscriminado de la aviación militar israelí sobre la población civil indefensa de la franja de Gaza procurando su exterminio. La complicidad del mundo cristiano para con el sionismo es tan evidente como interesada que ya cae de maduro. Los escribas de los tiempos vetustos acomodaron historietas y cuentos fantásticos recopilados del pasado con los que armaron un voluminoso libro que fue consagrado como sagrado; incluía engaños, traiciones, frivolidades, atentados y asesinatos figurativamente heroicos; hechos que son reproducidos por sus mismos seguidores hoy día. En un principio hasta yo les tenía simpatía y admiración, le tenía piedad y consideración al judío errante, pero no me imaginaba que lo suyo era una actuación bien ensayada, tan vil como engañosa, que su verdad era otra y que abusaban de mi buena fe. Finalmente han arrancado sus mascaras y yo he superado mi ingenuidad y despertado a la triste realidad. No me equivocaría si digo que son la fiel reencarnación del Nazismo, más aún; que el Nazismo fue un engendro del Sionismo. Hoy me da asco tener que compartir este mundo con criminales y desalmados. Me da bronca porque el mundo consienta sus matanzas y bombardeos como algo normal, rutinario, aleccionador y purificador. Tengo vergüenza por sentirme impotente ante semejantes genocidas. No nos confundamos, lo que acontece en Gaza no es una guerra, es un exterminio: ¡un exterminio! ¡Una alevosa matanza! Para colmo, los Estados Unidos aplauden la hazaña. Francia se alza de hombros y la comunidad internacional se trago la lengua… No alcanzó con robarles el país a los palestinos, todavía pretenden arrojar a sus legítimos dueños al mar. No sé por qué a todo esto le encuentro parentesco con el caso de mis abuelos, masacrados por los turcos. ¡Cuántas veces más hemos de estremecernos ante crímenes de lesa humanidad en manos de Israel o de asesinos norteamericanos de turno! ¡Cuántas más tendremos que incorporar al archivo nefasto de la humanidad, desgracias como las de Deir Yasin, Sabra y Chatila, Irak, Afganistán, Beirut y Gaza! ¡Desagradecidos! No tenemos más que remontar la historia y constatar… ¿Quiénes fueron los que cobijaron a los esclavos rescatados de Babilonia, les abrió sus brazos, les ofreció su pan y les permitió habitar Palestina? ¿No fueron acaso los cananeos? Los mismos descendientes de los cananeos: los árabes; los árabes fueron quienes socorrieron a los armenios en su desgracia, aun siendo de religión islámica.
Aquí cabe mencionar aquel dicho:
“¡Cría cuervos y te arrancaran los ojos!”

29/Diciembre/2008

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