miércoles, 5 de marzo de 2008

¡YO, ACUSO!

Pido disculpas al sentimiento argentino por lo que he de referirme sobre la indiada y del Día de la Raza. Como extranjero debería callarme y no manifestar opinión alguna, no obstante no me puedo impedir reflexionar sobre la fecha señalada. No me es claro, si se trata de una fiesta nacional del indígena, o de toda la ciudadanía de la República. Será, supongo, un festejo tradicional, porque el indígena no se extinguió por completo en manos de los gentiles genocidas. La Argentina, como en todo el resto de Sudamérica es un país de un crisol de razas, a excepción de la indiada, que se las tiene recluida en reservaciones, marginada como si fueran leprosas o incultas. Como si no fueran ellas las herederas de las tierras de sus ancestros, de sus aguas, su petróleo y sus minerales. El hombre civilizado les ha quitado civilizadamente todas sus posesiones y está tratando de quitarle el último aliento que les queda: su identidad de amerindios. Día de la Raza = 12 de Octubre, ¿de qué raza me hablan? ¿Acaso la nacionalidad argentina es una raza? La Madre Patria, ¿de qué Madre Patria…? ¿La de los nativos, la de los inmigrantes? ¿No será una alusión a la Madre Naturaleza y no se atreven a confesarlo abiertamente para no perder las inversiones españolas en el suelo argentino? Si tuviésemos memoria, recordaríamos que esa misma fortuna fue saqueada tanto de la Argentina como de toda Latinoamérica para sostener la Corona de España y ahora, España de tanto empobrecer a Sudamérica se da un aire de hidalguía al invertir en ella parte del oro robado, como ayuda humanitaria. Incluso, manda de vez en cuando de visita al gran jefe: El Rey: de su Madre Patria, a vigilar las relaciones, contener los ánimos para que no se pudran del todo cuando la población logra exasperarse. No debemos olvidar que el idioma castellano fue traído e impuesto por esos señores. Y ¿quién se lo pidió…? En África pasó lo mismo, pero allí fueron los ingleses, los franceses, los holandeses, los alemanes y los portugueses. ¡¿Quién se los pidió…?! ¿Acaso la gente de allí era muda y no sabía comunicarse entre sí? Entiendo que es mucho más razonable para cualquiera en este mundo, que, al salir a la aventura, descubre una isla desierta o un continente desértico y quiera imponer allí su idioma. Parecería hasta normal que los invasores quieran difundir su cultura, siempre y cuando la tuvieran, porque Turquía con su habitual prepotencia, hizo lo mismo con las minorías étnicas en el territorio controlado por ella, no obstante carecer de tacto, del sentido común y ser inculta; les obligó hablar turco. No me queda claro por qué, luego de que los intrusos hayan saqueado todas las riquezas y cometieran su propio genocidio consagratorio, quieran mantener textualmente los nombres de las regiones originarias de los nativos. ¿Será tal vez, para que los turistas sepan que aquí existió un mundo que fue aniquilado y sacado de circulación por el Macho Dominante? ¡Una consideración muy digna de elogios, principalmente para la indiada! ¿Verdad? Me imagino que con ello los indios americanos deben estar recompensados y felices. Ellos fueron aceptados para incorporarse a la fe cristiana, incluso se los va a visitar cada vez que hay elecciones. No se los toma más por animales que cantan, como cuando los Jesuitas condujeron en presencia del Papa unos indios guaraníes arrancados a su mundo selvático. Ahora, en la Argentina se los honran acoplándoles una raza, la de sus verdugos y les atribuyen una Madre Patria, la misma de sus genocidas. ¿Qué más pueden pedirle a la vida? Se darán cuenta que Hitler no fue el único que se ensañó con el tema de la raza inferior. Pero a esos caballeros se les perdonó los pecados mortales por ser cristianos y por obrar de buena fe, por haber invadido valientemente el continente con la Cruz, la pólvora y las enfermedades venéreas y porque con su cometido, de buenos cristianos, honraban al Papa. Ni siquiera con las enseñanzas de nobleza y de educación que les inculcaran los árabes en tantos años de ocupación les sirvió de algo. ¡Linda gente!
Por otro lado, no entiendo a qué viene esa absurda tradición de rezar sobre las armas que han de masacrar gentes, antes de que los soldados se lancen libremente a expresar su barbarie y qué papel involucra a los curas en los campos de batallas, ¿la de rezar sobre los caídos para que sus almas lleguen al cielo sin censura, sanos y salvos? ¿Y a los otros, dónde los recomendarían?
Turquía ofrecía a los kurdos una moneda de oro por matar un cristiano; si era armenio, mejor, y aquí, eran los cristianos los patriotas quienes premiaban a sus soldados con un pago a quien traía un par de orejas arrancadas a los indios. Ustedes me dirán: el tiempo lo borró. ¡Pasóooo…! El tiempo podría borrarlo mientras la gente se lo calla, lo ignora y los que como yo, poseen el atrevimiento de soplar las cenizas del pasado.
Mientras haya memorias encendidas, Turquía no podrá sacudirse las culpas y hacerlas desaparecer.
¡Yo acuso en mi nombre propio a viva voz y acudo al sentimiento humanitario de los pueblos, por el millón y medio de hermanos más uno, aniquilados sobre los terruños de mis antepasados! ¡Turquía es una nación genocida que debe ser juzgada y condenada!
¡Yo acuso, por todos los que murieron y mueren en Irak, Afganistán, Palestina y el Líbano, en manos de asesinos norteamericanos e israelíes! ¡Yo acuso, por todos los vietnamitas, coreanos y sudasiáticos que sucumbieron abatidos por la armada imperialista norteamericana!
¡Yo acuso; por los disturbios étnicos intencionales provocados por los poderosos de turno!
¡Yo acuso… por el exterminio de los nativos de América Latina por los españoles!
¡Yo acuso… por el trato inhumano y la esclavitud que debió soportar hasta no hace mucho la población negra desplazada como bestias de África!
¡Yo acuso…, a las naciones poderosas junto con sus lacayos de intentar desequilibrar la paz entre cristianos y musulmanes en el Líbano…!
¡Yo acuso…por el desastre ecológico provocado por la inconciencia de las grandes potencias industriales!
¡Yo acuso…!
¡Acuso…!¡Acuso…!

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