miércoles, 5 de marzo de 2008

ACERCA DEL ORIGEN ARMENIO...

Temo con lo que voy a decir les caiga mal a mis hermanos de la diáspora, incluso a aquellos que habitan la lejana Armenia.
La palabra origen no creo que cuadre con los descendientes armenios repartidos por el mundo bajo las circunstancias ya conocidas. Tildar al armenio de raza, me parece que tampoco. El calificativo más adecuado según creo, sería: oriundos de los territorios que pertenecieron a la epopeya armenia de la Armenia milenaria. Porque el armenio no es un producto que se comercializa en los supermercados, lo mismo que un electrodoméstico que diga Origen China. Los indígenas de Australia y la raza asiática son, a mi parecer, las más conservadoras, las más cercanas a ser consideradas origen. Los chinos junto a sus parientes inmediatos: japoneses y coreanos son de la misma fuente. No nos olvidemos de la raza negra africana. En el Medio Oriente y en Asia menor la cosa cambia. Allí acontecieron tantas invasiones, se entremezclaron tantas etnias que sería imposible que permanezca alguna intacta hoy día. Desde hace miles de años se suceden los menjunjes de pueblos y de comunidades en todas esas regiones. Alguien molesto, me encararía diciendo: Pero, ¡yo soy judío…! Yo no le negaría ese placer de creerse lo que quiera, pero le haría acordar que judío es una religión, que sería imposible que él provenga de la antigua provincia de Judea. Y si abriéramos los libros de historia nos enteraríamos que El Profeta Abraham salió con sus tribus de Ur, y Ur era Caldea. O sea, los que creen ser judíos no son otro que caldeos. Una persona de religión cristiana o islámica, nunca antepone la religión por sobre su lugar de procedencia. La gran mayoría de los armenios son cristianos, la gran mayoría del Estado Vaticano es católico, pero son italianos, la gran mayoría de Irán es musulmán. Los ciudadanos de Israel son israelitas de religión judía, su tendencia política es otro tema. La fisonomía es el espejo de esa mezcla de razas y etnias.
Vuelvo a decir que lo armenio no es más que un sentimiento arraigado muy hondo en que cada uno de los hijos de los sobrevivientes del genocidio que conserva como una reliquia del pasado, porque lo armenio es una irrealidad, más bien una ilusión de que nos parezcamos a nuestro antepasado armenio. El día que la “Causa Armenia” sea resuelta definitivamente con Turquía, en cada uno de nosotros habrá un armenio menos y en cada uno de los habitantes de Yerevan, habrá un armenio más. Y allí florecerá un nuevo pueblo que se llamará “Hayastán” en memoria de todos los caídos durante el genocidio, será una reivindicación de que seguirán vivos en la memoria de cada uno de nosotros, los desterrados en la diáspora.

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