sábado, 16 de febrero de 2008

ARMENIOS SOMOS TODOS

Está demás decir que el arte es también un buen negocio para aquellos hombres o mujeres despiertos que quieren además de amasar dinero, promocionar y destacar su origen. No por nada los estudios de HollyWood recaudan millones y millones de dólares con la realización de cada película.
Tenemos en nuestra comunidad mucha gente de enorme espíritu comercial que con sólo cambiar su enfoque hacia el arte consagratorio, sin abandonar su empresa o industria, podrían lograr grandes hazañas a favor de la armenidad. Está demás explicarles a esos hermanos que el dinero atrae dinero, puesto que lo saben; que con su simple participación honraría a sus raíces, darían una gran mano al apellido que tanto nos cuesta defender.
Nuestra historia tuvo muchos matices y aun las conserva y de similar importancia que la de la Antigua Roma, la de los espartanos, los Faraones egipcios y los helénicos y sin embargo apenas figuramos en las escala de los acontecimientos históricos como si no hubiésemos existido y que el tiempo haya borrado nuestras huellas en el desarrollo de la humanidad.
Sobre las pasiones de Cristo se han producido decenas de películas; interesadamente claro, puesto que Jesús sigue siendo para los mercaderes de aguas turbias un buen negocio. Se han hecho toda clase de películas bélicas sobre Vietnam, Indochina, Corea, Israel, Irak incluso sobre las dos guerras mundiales. Y de nosotros… nada. Lo que se sabe de nuestra historia es la que aparece en algún apéndice, en alguna que otra película y nada más. Y de eso somos culpables porque tuvimos poca visión de la realidad y de lo que necesitamos para revelar nuestra verdad al mundo y refregarla ante su indiferencia.
Los artistas armenios aguardan a que sus productos lleguen y se difundan como un mensaje de paz, pero lamentablemente nos faltan esos hombres emprendedores que quieran prestar su tiempo y su capacidad en bien de sus raíces. Emprendedores no significa benefactores, sino mercaderes que sepan abrir las puertas del mundo para nuestros artistas.
Alguien me dijo, y de eso hace mucho: “Si te llamaras Berberiansky te habríamos consagrado como un escritor “Best Seller” en el mundo entero”. Armenios lo somos todos, pero ¿qué hacemos para recordar a la humanidad de que todavía existimos como pueblo?

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